Las imposiciones de Casado para la coalición PP+Cs sitúan a Alfonso Alonso al borde de la ruptura a un mes del 5A

Las diferencias que han mantenido en los últimos meses la dirección del Partido Popular de Pablo Casado y el líder del PP en Euskadi, Alfonso Alonso, han derivado este viernes en una guerra total. El acuerdo de coalición suscrito entre Génova 13 y Ciudadanos, que Alonso se negó a suscribir por no compartir ni el contenido del pacto ni la forma en la que se negoció, sitúa a los populares vascos al borde de la ruptura con el equipo de Casado cuando apenas quedan cinco semanas para las elecciones del 5 de abril.

El presidente de los populares vascos sigue siendo, por el momento, el candidato de la alianza para lehendakari, aunque las direcciones nacionales de PP y Ciudadanos ni siquiera le mencionan en el comunicado conjunto enviado a primera hora de la tarde del viernes a la prensa para confirmar el acuerdo.

A última hora del viernes, el PP vasco publicaba un tuit apoyando el acuerdo pero reclamando “ajustes”, aunque fuentes del partido descartaron en todo momento una dimisión de Alonso. “Siempre hemos defendido una coalición con Cs para reforzar una alternativa constitucional en el País Vasco. Queda tiempo para ajustarlo a la realidad del proyecto de centro derecha que lidera el PP vasco en nuestra tierrra”, señalaban. “Seguimos considerando que es inasumible la presencia desmesurada de Ciudadanos”, señalaban a eldiario.es fuentes oficiales del partido en Euskadi.

“Vamos a hablarlo y pedir que se ajuste”, añadían esas fuentes, que zanjaban: “Que salga la coalición es positivo, sobre todo por la aceptación de la foralidad y del Concierto Económico. Lo que nosotros tenemos que pelear es la ejecucion y que se ajuste a la realidad”.

El acuerdo, según figura en el documento suscrito por los dos partidos, establece simplemente que el cabeza de lista electoral de la coalición que se llamará PP+Cs “será designado por el Partido Popular”. El PP ya había elegido a Alonso a través de su Comité Electoral el pasado 10 de febrero, mucho antes de que estallara esta crisis. Los acontecimientos de las últimas horas dejan esa elección en el aire, a la espera de lo que ocurra con la negociación de las listas, que se puede prolongar hasta marzo.

El cisma entre el PP nacional y el vasco lo precipitaron el jueves las declaraciones realizadas por el secretario general del grupo parlamentario de Ciudadanos, José María Espejo Saavedra, –principal negociador de la coalición por parte del partido de Inés Arrimadas– que, en una declaración en el Congreso, presumía del acuerdo alcanzado con el PP para concurrir juntos a las elecciones en Euskadi asegurando haber logrado para miembros de su partido “los puestos números dos” en las listas de Álava y Bizkaia y otros “proporcionales” a su peso territorial en la de Gipuzkoa.

Un acuerdo “inasumible”

Horas después, el PP vasco publicaba un tuit rechazando ese reparto que había sido acordado con el equipo negociador de los populares encabezado por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, pero del que Génova 13 no informó a Alonso, pese a ser este el candidato a lehendakari pactado por ambos partidos. “La propuesta anunciada por Ciudadanos sobre las candidaturas para una posible coalición electoral en el País Vasco es inasumible, no guarda relación con la realidad de cada partido aquí y no forma parte de ningún acuerdo con el PP”, señalaban los populares vascos en un mensaje Twitter.

Esa misma noche del jueves y, según han reconocido tanto el equipo de Casado como el de Alonso, la vicesecretaria de Organización del PP, Ana Beltrán, telefoneó hasta en tres ocasiones al líder de los populares vascos para convocarle a una reunión para el viernes en Génova 13, en la que según la dirección nacional de los populares se iba a “analizar” el texto pactado con Ciudadanos.

Alonso, muy molesto por que se hubiera pactado desde Madrid una configuración de las listas sin tener en cuenta al partido en Euskadi, no respondió a esas tres primeras llamadas. Fuentes del PP vasco explican que no pudo hacerlo porque se encontraba en un acto de homenaje al exdirigente socialista Fernando Buesa con motivo del 20 aniversario de su asesinato por parte de ETA.

Después, explica el entorno del líder de los populares de Euskadi, este recibió un mensaje de WhatsApp de Beltrán citándole a la reunión con Ciudadanos que finalmente se produjo a las 11.00 del viernes y a la que Alonso decidió no acudir.

Desde el PP vasco justifican que ese plantón se produjo porque la convocatoria se le hizo con muy poca antelación, pero, sobre todo, porque Alonso desconocía y no compartía los detalles del acuerdo, que permitirá a Ciudadanos tener “dos puestos de salida”, como señalaron los dos partidos en su comunicado. El PP cedía así a Ciudadanos el segundo puesto en las listas de la coalición por las provincias de Bizkaia y Álava, una concesión que no se consultó a Alfonso Alonso, quien se opone frontalmente.

Diferencias con García Egea

Los argumentos que aporta el PP vasco para rechazar el acuerdo se basan en que, a su juicio, el pacto no respeta el peso real que tiene cada uno de los socios en la política vasca. Los populares vascos tienen actualmente nueve escaños en el Parlamento regional, aunque los últimos sondeos marcan una tendencia a la baja. Ciudadanos, en cambio, no tiene ningún tipo de representación en la cámara autonómica ni a nivel municipal. La entrada de cargos del partido de Arrimadas e incluso otros independientes de la órbita de UPyD podría dejar fuera de la Cámara a pesos pesados de la organización en Euskadi, que se muestran indignados con esta posibilidad.

Por eso dirigentes del PP vasco no comprenden que Génova quiera reducir al mínimo el peso propio en la posible coalición –aunque el candidato a lehendakari siga siendo Alonso– para primar a unos socios sin peso específico. Pero, sobre todo, el descontento en las filas de los populares vascos se debe al ninguneo y a no haber no haber tenido ninguna participación en el acuerdo.

Según confirmaron distintos dirigentes, desde el PP vasco discrepan del peso excesivo en las listas que el equipo negociador de Teodoro García Egea ha ofrecido a una formación sin ningún cargo electo en Euskadi y con apenas un centenar de militantes, una decisión adoptada en Madrid y sin consultar con la organización vasca.

El de este viernes es el enésimo choque entre el equipo de Casado y el PP vasco y, sin duda, el más grave. Hasta ahora, Alonso había mantenido varios enfrentamientos con Génova 13 principalmente por la deriva derechista emprendida por el líder del PP tras su triunfo en las primarias de 2018 y por la imposición de candidatos cercanos al propio Casado en las distintas citas electorales.

Alonso vs. Álvarez de Toledo

La falta de sintonía entre Génova 13 y el PP vasco ya se evidenció en las últimas semanas, cuando distintos sectores de la dirección popular manifestaron su deseo de encontrar un candidato alternativo a Alonso para la Lehendakaritza.

Especialmente contrario a su designación como candidato se manifestó en privado el sector aznarista del partido, el más conservador, del que forma parte la portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. Su entorno reconocía en las últimas semanas que el dirigente vasco, con quien mantuvo enfrentamientos sonados en el pasado, no era de su agrado y que ella abogaba por buscar otro aspirante que le sustituyera y sirviera como “revulsivo” a un PP vasco hundido.

Se llegó a hablar entonces –y siempre por parte de dirigentes populares– de posibles cabezas de lista tan dispares como la joven diputada por Bizkaia, Beatriz Fanjul, muy cercana a Casado, o incluso la fundadora de UPyD Rosa Díez, que en la campaña de las generales del 10N llegó a pedir el voto para el líder del PP. Pero finalmente, el anuncio oficial que hizo el lehendakari, Iñigo Urkullu, el pasado 10 de febrero convocando las elecciones para menos de dos meses después, el 5 de abril, y la falta de otra cabeza visible en el PP vasco, forzaron a Casado a elegir in extremis a Alonso.

Junto con el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, el líder del PP vasco es uno de los pocos barones que en las primarias de 2018 apostó decididamente por la rival del hoy presidente popular en el proceso interno, la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría.

Un azote contra Vox

Pero a diferencia de Moreno Bonilla, que para llegar al frente de la Junta andaluza aceptó la nueva estrategia de Casado de girar hacia la derecha abriéndose a pactar con Vox –cuyos votos fueron necesarios tanto para la investidura como para la aprobación de los Presupuestos en Andalucía– y asumiendo parte del discurso de la extrema derecha, Alonso se manifestó en todo momento en contra de mimetizarse con el partido de Santiago Abascal y exigió al líder del PP una y otra vez que volviera a la moderación.

El PP vasco llegó a celebrar una convención en septiembre para tratar de marcar “perfil propio” frente a la deriva de la dirección nacional de los populares, en medio de las críticas de Álvarez de Toledo a sus propios compañeros en Euskadi por su supuesta tibieza frente al nacionalismo, que fueron contestadas de inmediato por el entonces portavoz del PP en el Parlamento Vasco, Borja Sémper, que tras meses de discrepancias dejó la política en enero. “Mientras algunas caminaban cómodamente sobre mullidas moquetas otros nos jugábamos la vida”, dijo Sémper con el respaldo de Alonso.

Ahora es el propio líder del PP vasco el que se ha visto cuestionado por la dirección nacional de su propio partido al no contar con él para elaborar una coalición de la que se supone que será la principal cabeza visible, lo que ha hecho estallar por los aires el trato “fluido y cordial” que según ambas partes habían mantenido hasta ahora, pese a las discrepancias de fondo.

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