El giro a la derecha que emprendió Pablo Casado nada más ganar las primarias del Partido Popular, su reciente acercamiento a Vox con el objetivo de lograr el apoyo de la formación de extrema derecha para llegar al Gobierno de Andalucía y el control que la dirección nacional de los populares ejerce sobre todas las estructuras territoriales del partido, eligiendo a dedo a los candidatos para las próximas elecciones municipales y autonómicas, han generado en los últimos días varios incendios internos en las filas del PP.
Los populares gallegos y su influyente presidente, Alberto Núñez Feijóo, eran este martes los últimos en tratar de dejar claras sus discrepancias con la dirección de Casado por la reciente predisposición del líder del PP a equiparar la violencia machista con la violencia del ámbito familiar, siguiendo la línea marcada por la extrema derecha.
El viraje del presidente de los populares, que la semana pasada se abrió incluso a poner en marcha ayudas para hombres maltratados, se produjo con el objetivo de contentar a Vox, que ha incluido entre sus condiciones para apoyar la investidura de Juanma Moreno en Andalucía –que presentó este martes en la reunión que mantuvo con el PP en Madrid– que PP y Ciudadanos acepten la derogación de las leyes contra la violencia de género o que hacen frente a la discriminación que sufre el colectivo LGTBI.
“Solamente se dejarán de aplicar medidas contra la violencia machista cuando no exista la violencia machista”, aseguraba este martes Feijóo, en un claro distanciamiento del discurso mantenido por la dirección nacional del PP en los últimos días. “No cabe la violencia machista en Galicia y yo me avergüenzo como hombre de que tenga a otros hombres del mismo género que yo en una situación de irracionalidad y en una situación lamentable que es acosar o incluso llegar a la violencia con cualquier persona por el hecho de que sea mujer”, apuntaba.
Un debate “superado”
Más explícita era un día antes la viceportavoz del Grupo Popular en el Parlamento de Galicia, Paula Prado, que según informa El Mundo instó a “no mezclar” entre “violencia de género, violencia doméstica y violencia intrafamiliar”, como había empezado a hacer la dirección nacional de su partido. “El debate sobre lo que es violencia de género y violencia doméstica ya está superado. Y quien no lo superó debería remitirse a 14 o 15 años atrás”, sentenció, antes de recordar que “las víctimas de la violencia de género son fundamentalmente mujeres”.
Las voces internas en contra del giro emprendido por la dirección de Casado para contentar a Vox siguen creciendo a medida de que se va desarrollando la negociación con la formación de extrema derecha en Andalucía.
La pasada semana era el portavoz del PP en el Parlamento vasco, Borja Sémper, el que verbalizaba su rechazo frontal a que los populares busquen acuerdos con Vox. “El PP tiene que buscar pactos y entendimientos con otras formaciones con las que comparte determinados principios de estabilidad, de pacto constitucional y de concordia nacional, y Vox es una realidad política que ha venido a romper esos grandes consensos constitucionales”, apuntaba.
El también candidato a la Alcaldía de San Sebastián obtenía el respaldo de la dirección del PP vasco y su rotundo 'no' del dirigente popular vasco a la negociación con Vox era compartido por otros dirigentes populares consultados por eldiario.es, que sin querer que su nombre trascienda públicamente aseguraban no compartir la estrategia de la dirección de Casado respecto a la formación de extrema derecha y el acercamiento de la dirección popular hacia posicionamientos “más radicales” prácticamente desde que asumieron el poder en julio.
'Mazazos' en Cantabria y Asturias
Además de las discrepancias estratégicas, la decisión de Casado de nombrar a dedo a algunos de los principales candidatos para las próximas elecciones autonómicas y municipales de mayo ha abierto esta semana nuevos frentes a la dirección nacional del PP. El lunes, Génova comunicaba a los populares cántabros y asturianos los nombres de las cabezas de lista elegidas por el equipo de Casado para esas comunidades y que en ambos casos han torpedeado los intereses de las respectivas direcciones regionales.
En Cantabria la elegida es Ruth Beitia. Génova informaba al PP cántabro la decisión el lunes en una tensa reunión que se prolongó durante cuatro horas. La presidenta de los populares de la comunidad, María José Sáenz de Buruaga, veía frustradas sus expectativas de optar a gobernar la región y el dedazo de Casado suponía un mazazo para la dirección del PP cántabro, profundamente dividido desde el último congreso regional.
En el cónclave, Buruaga ganó la presidencia por solo cuatro votos de diferencia al que había sido su mentor, el expresidente cántabro Ignacio Diego, entre acusaciones de “pucherazo”. En aquella disputa por el liderazgo, Beitia se posicionó del lado de Diego. La división se trasladó a las primarias nacionales. Mientras Buruaga apoyó la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría, el sector crítico del que forma parte Beitia -que no llegó a pronunciarse públicamente- optó por Casado. Ahora, la deportista a la que el líder del PP ya incluyó en su dirección, ve premiada su lealtad con la confirmación de su candidatura.
Este martes, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, obviaba el ruido interno y se limitaba a señalar como un “acierto” presentar a Beitia como candidata en Cantabria por ser la atleta española “más laureada de la historia”. “Esa persona que ha representado a España en los podios más importantes como fue Río de Janeiro en 2016, va a levantar ahora la bandera de España, y la del PP en su región, en Cantabria”, añadía.
El número dos de los populares aclaraba que Buruaga sigue al frente del PP de Cantabria y será la “interlocutora” con la dirección nacional. “Necesitamos que a partir de este momento, el partido junto a los candidatos se pongan a trabajar para nombrar también a esos más de cien municipios que en Cantabria todavía están pendientes de confirmar la candidatura”.
“Nuestro adversario es Pedro Sánchez”
La situación en el PP de Asturias es aún más tensa que en Cantabria después de que, por sorpresa, Génova anunciara el lunes a la presidenta de los populares asturianos, Mercedes Fernández, que no sería la candidata de las próximas autónomicas en la comunidad. La reunión que tuvo lugar en la sede nacional del partido concluyó sin acuerdo entre ambas direcciones, por lo que el nombramiento fue finalmente impuesto por el equipo de Casado. La elegida es Teresa Mallada, otra fiel al nuevo líder del PP que, según Génova, es la que tiene más opciones de ganar al PSOE en la comunidad.
“Tiene muy buena trayectoria profesional en el sector privado que, en definitiva, la avalan para recoger el descontento de una tierra como Asturias que lleva ya demasiado tiempo sometida a los rigores del socialismo”, apuntaba este martes García Egea, que como en el caso de Cantabria aclaraba que Mercedes Fernández seguirá siendo la presidenta del PP de Asturias y trabajarán de forma conjunta para elaborar las listas municipales.
A Génova no le preocupan los cismas que puedan crear sus decisiones en las dos comunidades. “Hay que seguir trabajando porque nuestro adversario es Pedro Sánchez y Podemos, así como las políticas fracasadas de Revilla y Javier Fernández”, zanjaba el secretario general del PP este martes, en rueda de prensa.
La dirección nacional de los populares ya avisó en octubre de que intervendría en el nombramiento de los candidatos de todas aquellas comunidades autónomas en las que el PP no gobierna. Esa estrategia justificó la elaboración de las listas para las elecciones andaluzas por parte de Génova y explica también, a juicio de la dirección nacional de los populares, que en las negociaciones para formar la nueva Junta andaluza la batuta la esté llevando el equipo de Casado y que el presidenciable Juan Manuel Moreno Bonilla y sus afines, estén manteniendo un papel secundario.