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Íñigo Errejón y Clara Serra: historia de un desencuentro que duró dos años

La última reunión entre Íñigo Errejón y Clara Serra fue el pasado lunes 7 de octubre. Se celebró por la tarde, en un despacho de la Asamblea de Madrid y con la dirección del grupo parlamentario como testigo. La cita se produjo unas horas antes de que la diputada autonómica de Más Madrid anunciara públicamente su dimisión en una dura carta contra el líder de su formación. Ese mismo día, a las 15:30 horas, Serra había comunicado a varios compañeros de escaño su decisión y los motivos: abandonar el partido y el escaño por su discrepancia con la decisión de Más País de presentar una lista por Barcelona alternativa a los 'comuns' de Ada Colau.

Cuando Errejón se enteró del obús que se le venía encima en pleno despliegue de su campaña, intentó frenarlo. Pero la reunión con Serra no lo evitó. La mala relación entre ambos venía de lejos. De hecho, esa reunión de última hora fue casi la primera ocasión en meses en la que el líder de la formación hablaba con quien había sido su número dos en la candidatura autonómica. Errejón nunca había querido que Serra fuera su segunda. Acabó en ese puesto porque así lo decidieron los militantes en las primarias de Podemos, que ascendieron a Serra a ese lugar en la lista frente a Tania Sánchez, la número dos que hubiera elegido Errejón.

En esa última reunión, el lunes, Errejón no logró frenar la dimisión de Serra ni tampoco sus críticas. Serra había decidido abandonar el partido semanas antes, aunque quería esperar a que pasasen las elecciones generales. Se iría después del 10 de noviembre. Pero la candidatura que Más País decidió presentar para enfrentarse a los de Colau y algunas críticas personales hacia ella, de las que se había enterado el fin de semana, precipitaron su decisión, aseguran desde el entorno de Serra a eldiario.es.

La salida de Serra ha supuesto la primera gran crisis de Más País solo una semana después de que el partido se presentase en sociedad. La dimisión de la hasta ahora diputada se suma a la renuncia del concejal en el Ayuntamiento de Madrid Pablo Soto por un caso de acoso sexual. Ambos episodios afectan a uno de los pilares ideológicos de la formación, el feminismo, cuando queda apenas un mes para la cita electoral.

Serra daba este lunes un portazo a Más País con un duro comunicado en el que reprocha la falta de contrapesos al liderazgo de Errejón. El diagnóstico de Serra es compartido por otros dirigentes de la formación, que reconocen que el partido, que ha decidido dar el paso a la esfera nacional por la precipitación de unas elecciones generales que casi nadie esperaba, crece sin apenas estructura y con un órgano de decisión hiperreducido que forma Errejón junto con tres personas de su máxima confianza: Pablo Perpinyà (que heredó el puesto de portavoz en la Asamblea), Tania Sánchez y Pedro Palacios. Las decisiones, según esas fuentes, se toman sin ningún tipo de consenso y llega a los demás a cuentagotas. En muchas ocasiones, los miembros del partido se enteran por la prensa.

“Tengo desacuerdos importantes en la manera en la que este proyecto está funcionando como organización. Si algo hemos aprendido de nuestros errores es que en nombre de las prisas hemos dejado siempre en un segundo plano la construcción lenta y cuidadosa de la organización. Si algo hemos aprendido estos años es que la verticalidad y la falta de estructuras que acompañan a los hiperliderazgos dejan a las organizaciones sin los suficientes contrapesos”, reprochó Clara Serra en su comunicado de despedida.

Mucho antes de la decisión, Serra había sido apartada de la dirección del grupo parlamentario autonómico. Sucedió el mismo día en que se constituyó la Asamblea regional. Entonces, Errejón formó una dirección con una portavoz adjunta que no era Serra pese a que era la número dos en las listas.

El líder hizo un movimiento para apaciguar la posible reacción de Serra tras este desplante y envió a una persona –él había limitado toda la comunicación con ella– a ofrecer a la diputada que se mantuviese en la dirección “como feminista”. Serra lo rechazó. “No iba a aceptar lo que siempre había criticado, ser una feminista florero: si quería darle un lugar en la dirección, que le diera un puesto”, lamenta una diputada afín a Serra.

El episodio evidenció por primera vez el distanciamiento entre ambos dirigentes. El último desencuentro, mucho más reciente, se produjo hace apenas unos días. La salida de la portavocía del cofundador de Podemos al proclamarse candidato para las generales propició el nombramiento de Pablo Perpinyà para ese cargo. Dentro del grupo hubo personas que se enfrentaron a Errejón para defender la candidatura de Serra, aseguran varios diputados autonómicos a eldiario.es. Pero el líder de Más País se mantuvo firme. “No se insistió porque ella no dijo abiertamente que lo quisiera”, asegura un diputado afín a Serra.

Pero la ruptura entre ambos empezó a fraguarse mucho antes. No había pasado mucho tiempo desde que el cofundador de Podemos saliera derrotado de Vistalegre II (febrero de 2017), la segunda asamblea ciudadana estatal en la que Errejón quiso darle la batalla interna a Pablo Iglesias. Clara Serra se decantó por el errejonismo en aquel enfrentamiento.

Pero al poco tiempo Serra comenzó a cuestionar algunas decisiones internas de Errejón, aseguran algunas fuentes. El líder de Más País había empezado a preparar el desembarco en Madrid, la salida que le había ofrecido Pablo Iglesias tras su derrota en Vistalegre II.

Pese a que Serra comenzaba a tener cada día un papel más protagonista desde la Asamblea de Madrid y se había convertido en una referente del feminismo en Podemos, Errejón eligió a Tania Sánchez para ser su número dos. Clara Serra ocupaba la posición cuatro detrás de Ramón Espinar. Poco después, la lista confeccionada por Errejón se sometió a unas primarias que relegaron a Sánchez en favor de Serra, que pasó de la cuarta posición a la número dos. Esto “sentó fatal” al candidato de Más País, que vio en el resultado de la votación una afrenta y un intento de cuestionar su liderazgo. “Se acusó a Serra de haber movilizado a las bases en su contra”, señala un dirigente.

El siguiente choque, “que se convierte en un gran punto de inflexión en su relación”, aseguran desde el entorno de Serra, llegó solo cinco días después de las primarias, en mayo de 2018. Pablo Iglesias e Irene Montero anunciaron una consulta a las bases para aplacar las críticas sobre la compra de su chalé en un momento en el que Errejón trataba de encauzar su relación con Iglesias. El líder de Más País había quedado en una posición muy delicada dentro de Podemos después de que Carolina Bescansa (ahora candidata de Más País por A Coruña) difundiese por error un documento que recogía un plan para derrocar a Iglesias con ayuda de Errejón.

El líder de Más País se desvinculó entonces de aquel movimiento y dio la orden a su equipo para que se posicionasen en las redes sociales respaldando la consulta y solicitando la participación de la militancia. Serra se negó porque estaba en contra de la consulta y de hacer responsables a las bases de una decisión personal que habían adoptado Iglesias y Montero. No hubo tuit de Serra animando a participar en la consulta de Podemos y “Errejón estuvo tres meses sin dirigirle la palabra”, asegura una persona que vivió de cerca aquellos episodios.

La comunicación entre ambos se restableció meses después. Lorena Ruiz Huerta (Anticapitalistas) dimitía en octubre de 2018 como diputada de la Asamblea de Madrid y Serra fue nombrada portavoz del grupo parlamentario. Iglesias había empezando a limitar los recursos de Errejón en el Congreso, donde disponía de casi dos decenas de asesores, y el candidato de Más País solicitó entonces a Serra poder disponer de los liberados que le correspondían como nueva portavoz, tres personas. “Quería darle trabajo a su gente, que empezaba a quedarse en el paro”, asegura una fuente del partido.

Clara Serra accedió a cederle dos de los tres puestos, pero argumentó que necesitaba ayuda para su nueva labor y que una de las vacantes la ocuparía su jefa de gabinete. Errejón le retiró de nuevo la palabra. La distancia entre ambos llegó al punto de que Serra se enteró de la alianza con Manuela Carmena, que supondría la ruptura definitiva entre Errejón e Iglesias, solo media hora antes de que se anunciase a la prensa. “Errejón le dijo ese día que disponía de media hora para defender el acuerdo en una televisión”, apunta una fuente de la dirección del partido.

Serra también se enteró por la prensa de que su antigua formación se presentaba a las generales por Más País. La ya exdiputada madrileña se había ausentado de las dos asambleas en las que se tomó la decisión. “Hace falta hacer lo contrario de lo que hicimos cuando nos equivocamos, hace falta dejar de convertir las primarias en un trámite de cara a la galería, hace falta dejar de utilizar a la militancia solo para los refrendos de decisiones ya tomadas”, criticó Serra en su comunicado de salida este lunes.

La despedida de Serra no cayó por sorpresa a sus excompañeros de formación. “Clara ha dimitido en el peor momento”, lamentan, sin embargo, algunos dirigentes de la formación.

“Se veía venir porque Íñigo no se portó bien”. “Clara Serra sostuvo el partido en Madrid en plena ruptura con Podemos, fue portavoz en la Asamblea y se había ganado un prestigio”, recuerda un diputado de Más Madrid. “Debería haberle dado una responsabilidad orgánica y no apartarla como lo hizo”, se queja otra.

Lo que ha ocurrido con Serra es “una espiral muy habitual” que se ha implantado en el partido, explican algunos dirigentes de Más País. “Pasa por que te van aislando, te dan menos responsabilidad, menos juego… No es la única en esta situación”, añaden.

La dimisión de la ya exdiputada supone un duro golpe para la formación del cofundador de Podemos a cuatro semanas de las elecciones y cuando empezaba a remontar en los sondeos. Errejón ha centrado su discurso en el feminismo (del que Serra se ha convertido en un referente en ese espacio), el ecologismo y en la capacidad de llegar a pactos, pero no ha logrado mantener la unidad en su recién estrenado proyecto.