ENTREVISTA Candidato de Sumar a las elecciones generales

Íñigo Errejón: “Los ultras ya han colonizado mentalmente al PP, no hay un mal menor”

Alberto Ortiz

17 de julio de 2023 22:39 h

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Íñigo Errejón (Madrid,1983) vuelve a unas elecciones generales en la primera línea política de la izquierda. Después de su incursión en la política nacional con la creación de Más País en 2019, el fundador de Podemos, partido que abandonó hace cuatro años para liderar su propia plataforma política, figura ahora como número cuatro en las listas por Madrid de Sumar, la coalición que lidera la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

En una entrevista en la redacción de elDiario.es, Errejón se deshace en elogios hacia la ministra de Trabajo, con quien reconoce una sintonía política, ideológica y personal que se ha intensificado en los últimos meses y que ha facilitado la incorporación de Más País y Más Madrid a la amplia unión de izquierdas con la que aspiran revalidar el gobierno de coalición. Para ello, defiende, hay que hablar de los problemas que afectan a la vida de la gente; porque eso moviliza mucho más que el miedo. 

Pero dirige varios mensajes a la derecha y a la extrema derecha. “Los ultras ya han colonizado mentalmente al PP”, sostiene para lanzar un mensaje a quienes se plantean votar a Alberto Núñez Feijóo para concentrar el voto y facilitar un gobierno del Partido Popular en solitario. “La cuestión es si la gente que más lo necesita, que más golpeada está por la vida, que más difícil lo tiene, que más desanimada está, se levanta y va. Si lo hace, ganamos las elecciones”, vaticina.

Hay una sensación de que la batalla está perdida. Feijóo trata de trasladar que está todo decidido. ¿Cree que hay posibilidades de dar la vuelta a las encuestas? ¿Van a poder ganar las elecciones?

Ciertamente las hay. Por tres factores. El primero, el señor Feijóo, en un proceso de 'abascalización', empieza a decir que el voto por correo puede no ser legítimo. Eso no lo hace alguien que está confiado en los resultados. En segundo lugar, las encuestas muestran claramente que todo el voto de las derechas está ya movilizado y lo que queda por contar es el voto progresista, el voto demócrata. Lo que queda por demostrar es cuánta gente no solo no quiere retroceder 50 años atrás como quieren Abascal y Feijóo, sino que quiere seguir avanzando, que quiere un gobierno mejor, un gobierno que transforme la vida y que haga la vida más fácil para aquellos que lo tienen más difícil. Y en tercer lugar, las encuestas están mostrando que las derechas muy probablemente no sumen y queda una semana de campaña. La última semana es siempre la semana absolutamente decisiva. Las elecciones se ganan o se pierden en la última semana. 

A la coalición de Feijóo y Abascal no le conocemos un solo proyecto de lo que quiere hacer con nuestro país. Cuando decimos que es una coalición del odio no lo decimos porque no nos guste esa opción. Es muy difícil gobernar un país del que solo estás diciendo lo que detestas, en el que te sobra más de la mitad de la población. La coalición de PP y Vox, que ya gobierna en ayuntamientos y en comunidades autónomas, ha disuelto consejerías de Igualdad. Acabo de venir de Mallorca y allí han disuelto consejerías de Medio Ambiente y Consejerías de Igualdad. Está empezando a ponerle dificultades a las asociaciones LGTBI o prohibir que se pongan banderas del arcoíris. En Burriana, en una localidad en Castellón, en el País Valenciano, ha empezado a prohibir publicaciones infantiles por el mero hecho de estar en catalán.

El dibujo que está haciendo aparentemente tendría que movilizar a la izquierda y no lo está haciendo. ¿A qué lo atribuye?

Yolanda Díaz dijo hace un año que al gobierno le estaba faltando alma. El presidente del Gobierno, hasta hace muy poco, dijo que no había nada de lo que quejarse porque la economía española iba como una moto. Eso es un profundo error. La economía española no va como una moto si la economía de los hogares no va como una moto. La economía española no puede ir como una moto si se lleva un susto cada vez que va al supermercado o le está costando afrontar la hipoteca o pagar el alquiler. 

El miedo por sí solo no moviliza

No es acertada la estrategia del Partido Socialista que desde el principio se propuso salir a conservar, a decir que hay que defender lo que hay porque los que vienen son peores. El miedo por sí solo no moviliza. No basta con decir a la gente que podrían estar peor porque nadie vota mirando hacia atrás. Desde que Sumar entra en campaña electoral, se habla de otras cosas. Si nosotros no estuviéramos en esta campaña electoral, se habría hablado del Falcon, se habría hablado de ETA, que ya no existe, se habría hablado de que la Agenda 2030 es una conspiración judeomasónica terrible. Y desde que nosotros estamos, se habla de cosas que tienen que ver con la vida. Se habla del deseo de tener más tiempo libre para estar con los tuyos y salir una hora antes del trabajo. Se habla de la posibilidad de desarrollar tus capacidades, de emprender o de estudiar y formarte con una herencia universal. Se habla de subir el salario y contener los precios, se habla de intervenir los alquileres, se habla de que la salud mental, el dentista o la óptica estén en la sanidad pública. Estoy convencido de que eso moviliza mucho más que el miedo.

Pero ha habido un cambio de discurso. Hace unos días, Yolanda Díaz en una entrevista llamó racista a Abascal, dijo que no quería una España en blanco y negro, la España del fascismo. Dijo que no quería más Garcías Lorca. No sé si perciben que es verdad que la gente necesita que le hablen de propuestas, pero que también hay que hacer una campaña a la ofensiva contra lo que viene; que el miedo sigue movilizando de alguna manera. 

Hay una cosa que le pasa a Yolanda, que es una cosa muy humana y lo he visto en directo. Hay cosas con las que se indigna y se le nota mucho. Hay cosas por las que no pasa, que le sublevan y se le nota mucho. Y a mí me gusta que se le note. Nosotros venimos a hacer una campaña que tiene que ver con la vida cotidiana de la gente y no se le va a ganar al miedo con más miedo, con ninguna campaña de “cuidado, que viene el lobo”, porque el lobo en gran medida ya está aquí. 

Pero sí que es verdad que al mismo tiempo que hay que movilizar la esperanza en que la vida puede ser mejor, yo creo que hay mucha gente que está asustada y que valora la firmeza. Nuestro proyecto de país es mejor que el suyo. La España con la que nosotros soñamos es mejor que la suya. Es una España más avanzada, más libre, más plural. Es una España más democrática, más justa, más igualitaria y más verde. Y eso hay que salir a confrontarlo sin pedir perdón. Con todo el respeto para los oponentes, pero con toda la firmeza. 

¿Cree que el PSOE no está siendo firme?

Es que el Partido Socialista tiene un problema y creo que este análisis que hago lo pueden compartir muchos votantes que han votado al Partido Socialista en otras ocasiones. El PSOE, a la hora de la verdad, suele dudar, suele titubear. Y nosotros, no. Yolanda, no. Cuando hubo que subir el salario mínimo, Nadia Calviño se oponía. Y Yolanda se empeñó y se subió varias veces. Cuando hubo que regular los derechos de las trabajadoras domésticas, Yolanda se empeñó. Y se hizo. Y el Partido Socialista dudaba. Cuando hubo que regularizar a los riders y acabar con los falsos autónomos, Yolanda perseveró y se hizo. Y el Partido Socialista titubeó. Y ahora, cuando decimos que hay que intervenir los alquileres, es posible que haya gente que diga que eso solo se puede hacer si Sumar está fuerte. Así que la firmeza no es algo solo que te ganes con las declaraciones en una entrevista. La firmeza tiene que ver con la creencia firme en tus ideas y con la capacidad para llevarlas a cabo. Es algo que te lo vas ganando. Y yo creo que Yolanda se lo ha ganado. 

El PSOE, a la hora de la verdad, suele titubear

Hay un dato que sale de las encuestas. Sumar solo logra captar dos tercios del voto de Unidas Podemos en 2019. ¿Qué ocurre para que haya un tercio de votantes de Unidas Podemos que no sabemos bien a dónde van, pero que o bien se han ido al Partido Socialista o bien se han ido a la abstención?

Faltan diez días de campaña y hay dos evidencias. La primera es que no va a haber gobierno progresista sin Sumar. Y segundo, que ese gobierno progresista se atreva a elegir cuando hace falta entre los privilegiados y las familias trabajadoras pasa por la fuerza que tenga Sumar. Es una verdad que cae por su propio peso y que conforme se acerque el día de la votación va a caer más por su propio peso. El Partido Socialista si está solo se despista. Es necesario marcarle el horizonte para que se atreva a cosas que si no, no se atrevería. Hay otros que libramos las batallas primero para que cuando esas batallas ya están aplanadas, el Partido Socialista después se atreva a transitar por ellas. Pero hay quien tiene que abrir camino. Es fundamental que haya fuerzas que estén mirando al horizonte, no que estén mirando solo al informativo de mañana, sino que estén pensando en lo que va a ser nuestro país de aquí a diez años. Eso es una fuerza que es cultural e intelectualmente dirigente y es una fuerza que tiene la capacidad de expandir lo que puede ser el futuro, ofrecer un horizonte de posibilidad y arrastrar al resto. Eso es lo que hacemos nosotros.

Entiendo la crítica hacia el PSOE, pero quienes no consiguen recuperar ese tercio de votos son ustedes. No sé si cree que por cómo se ha gestado esta coalición de izquierda, esta unidad de la izquierda, por la forma, ha habido cierta desmovilización del electorado progresista que ha dicho “bueno, me voy al PSOE, me voy a la abstención, pero esto, esto no lo quiero”.

Nosotros cerramos un acuerdo muy amplio para la candidatura de Sumar que respondía a una demanda yo creo que muy amplia de la sociedad, que quería que se diera una respuesta amplia y generosa en un momento decisivo. Tuvimos que llegar a un acuerdo en un adelanto electoral que a nadie se le escapa que nos cogió a contrapié. A nosotros y a España entera, ¿no? Y lo hicimos rápido fundamentalmente para no dedicar tiempo a hablar de los problemas de los políticos, sino para dedicar tiempo a hablar de los problemas de la gente. 

Tengo la impresión de que el divorcio fundamental entre representantes y representados se produce cuando los representantes hablan de sí mismos. En el debate entre el señor Feijóo y el señor Sánchez hablaron fundamentalmente de Feijóo y de Sánchez. No había cesta de la compra, salarios, horas extras no pagadas, diazepam para poder dormir por la noche, en el que no había el miedo de que si mis mayores se ponen enfermos podrán ir a una residencia de calidad. Creo que eso es lo que más aleja a la gente de la política y creo que nosotros estamos haciendo exactamente lo contrario: cerrar un acuerdo y dedicarnos a hablar no de las discusiones de los políticos, sino de las cuestiones de la vida cotidiana.

Es cierto que a la gente no le deben de interesar las disquisiciones internas de los líderes de izquierda, pero es algo que ha ocurrido en los últimos meses. Seguramente si no hubiese habido adelanto electoral, habría sido un periodo más largo, pero en estos meses ha habido una una tensión latente en el espacio de la izquierda de la que no sé si hacen algo de autocrítica.

Ha habido una tensión latente en la política española. Esto siempre se dice poniendo el foco en las fuerzas políticas progresistas. Anda que como pongamos el foco en las fuerzas políticas conservadoras... Hay una especie de voluntad de la izquierda de fustigarse y decir madre mía, es que cómo nos peleamos. ¿Alguien ha visto las peleas internas en Vox? ¿Alguien ha visto lo que ha pasado en el Partido Popular, que se cargaron a un líder por denunciar la corrupción de otra lideresa? Que se ponen espías entre ellos, que se amenazan con destaparse casos de corrupción. Yo no soy partidario de esa tradición de la izquierda que cuando tiene al adversario enfrente decide empezar a fustigarse por estas cosas. Estamos en campaña electoral y no perdería un segundo porque hay gente delante que está censurando obras de Virginia Woolf; la policía sube a un concierto para llevarse detenida a una cantante por enseñar un pecho; hay gente que está censurando revistas en catalán para niños. Hay gente ahí delante que está diciendo que la bandera del orgullo es un trapo para pedófilos o que la está prohibiendo. Bueno, yo con esa gente ahí delante no miraría por el retrovisor, les miraría a ellos.

Entiendo esto que dice de que la gente no quiere que hablemos de esto, pero después de lo que ha pasado, quizás hay cosas que hay que explicar. Cuando Alberto Garzón dijo que daba un paso al lado habló de renovación de caras. Mucha gente interpretó que era un mensaje para otros compañeros, que hablaba de Irene Montero, que hablaba de Ada Colau o de Jaume Asens, que de hecho no van en las listas. No sé si usted se llegó a sentir interpelado por ese mensaje, si pensó que se lo lanzaba también a usted.

Comí con Alberto poco antes de las autonómicas y municipales, cuando no sabíamos que iba a haber adelanto electoral. Y en esa comida Alberto ya me dijo que estaba pensando tomar esa decisión por razones políticas y personales. Como luego nos sumergimos en la vorágine de las elecciones autonómicas y municipales, reconozco que se me quedó como en algún sitio y cuando luego lo contó en un espacio privado y luego lo hizo público, ahí me acordé y dije, ostras, es verdad que me lo ha dicho. Ha hecho un trabajo en el Gobierno en un momento muy difícil y tenía razones políticas y personales, como lo explicó en una entrevista muy interesante de leer, con todo lujo de detalles y con la pausa y la serenidad que él siempre tiene. 

Es muy importante que hayamos sido capaces de levantar una alternativa en un momento difícil y es muy importante que esa alternativa cuente con todos los activos de los que pueda disponer, y felizmente esa alternativa cuenta por lo que respecta a nosotros con la fuerza política que ha marcado la agenda en cosas importantísimas al gobierno progresista y con la fuerza política que es la alternativa del Partido Popular en Madrid, que lidera la oposición en la Comunidad de Madrid, que lidera la oposición en el Ayuntamiento de Madrid y que marca el paso de la única alternativa posible que pueda haber al PP en un territorio difícil para el combate por las ideas progresistas y las ideas democráticas.

Hay algo de esas negociaciones que no nos queda claro y es si ustedes, alguien en Sumar o el propio Sumar planteó un veto a Irene Montero para que no estuviese en las listas de las elecciones generales. Podemos denunció ese veto y no se ha explicado si en algún momento se explicitó dentro de las negociaciones esa cuestión.

Más Madrid y Más País negociamos exclusivamente por lo que tenía que ver con nuestras ideas, con nuestros candidatos, con nuestra implicación en la campaña, que está siendo muy notable y generosa. Llegamos a un acuerdo que era satisfactorio, que estaba preparado o pavimentado antes por una coincidencia política, ideológica y también personal, por qué no decirlo, que venía fraguándose desde meses antes. Y una vez que todas las fuerzas políticas firmaron un acuerdo, es decir, que dieron su consentimiento… A partir de ahí, nosotros no tenemos más que añadir.

¿Pero entiende que haya votantes de Podemos que puedan estar desmovilizados porque no está su principal activo político en las listas?

Bueno, está su secretaria general, ¿no?

Sí, pero bueno, su secretaria general en el Consejo Ciudadano en el que anunció la decisión [de que Podemos entraba en el acuerdo de coalición], calificó a Irene Montero como su principal activo político.

Bueno, hay una representación muy amplia. Los candidatos que vienen de Podemos son el mayor número en realidad en la lista electoral en posibles posiciones de salida y creo que tienen un acuerdo que su dirección ha firmado. Entendió que eso era un acuerdo y que a partir de ahí lo que tocaba era ponernos a remar para levantar una alternativa que le hiciera a la gente que lo tiene más difícil, la vida, más fácil. En realidad, en aquello que estamos de acuerdo los que hemos construido esta candidatura es que nos debemos a la gente que está ahí fuera, a la gente que necesita de la política porque no tiene herencias millonarias, no tiene apellidos complejos o compuestos y no tiene grandes conexiones familiares. Es la gente que necesita de la acción colectiva, de los votos, de las manos, de las cabezas y de las ideas compartidas. 

Estas elecciones se pueden ganar, se pueden perder, pero entiendo que esta coalición tiene una vocación de futuro. ¿Cómo se imagina o cómo cree o cómo piensa que debe articularse? Ahora mismo es una coalición de partidos, pero podría convertirse en algo más como como se han convertido en algo más coaliciones a lo largo de la historia política y de la izquierda en este país o permanecer como algo menos articulado como Unidas Podemos estos estos ocho años.

El votante tiene que saber una cosa, que es que Yolanda se va a quedar, donde le toque. Nosotros nos presentamos a gobernar. Los españoles serán los que decidan cuál es la posición que nos toca. Y sea la posición que sea, la posición que sea, Yolanda se va a quedar. Eso es muy importante en un momento de incertidumbre, en unas elecciones en las que mucha gente no sabe lo que será de nosotros en el futuro. Hay que saber que hay un voto seguro que te garantiza que aquellos por quienes votas van a estar. Una vez que se produzcan las elecciones hay que ordenar el grupo parlamentario. Y en segundo lugar, habrá que darle una dimensión organizativa, porque es verdad que a la campaña electoral se está acercando mucha gente que no viene de los partidos, que viene a construir y a fortalecer la candidatura y que se siente interpelado por lo que está diciendo Sumar. Y esa gente querrá tener espacios en los que poder organizarse, en los que poder colaborar, en los que poder pensar en colectivo. 

El votante tiene que saber que Yolanda Díaz se va a quedar

Habrá que tener una discusión más reposada, que aprenda de cosas que en el pasado no han funcionado bien y también de cosas que en el pasado sí que han funcionado y que coexista con algo que me parece muy saludable, que es que a Sumar están contribuyendo fuerzas con un potente arraigo territorial, que marcan el paso y el rumbo de la alternativa verde, de justicia social y de radicalidad democrática. Y eso es un patrimonio que hay que conservar.

En las elecciones municipales y autonómicas, dentro de que los resultados no fueron buenos, fueron desiguales. Hay fuerzas políticas que aguantaron bien e incluso que avanzaron. Nosotros por ejemplo en Madrid, pero más fuerzas en otros lugares. Ha habido fuerzas que han echado raíces en el territorio, que han sido capaces de entender el sentido común, la idiosincrasia, las expectativas y las dificultades de la gente con la que se cruzaban en el día a día y que, por tanto, hoy son claramente la alternativa. Hay que conciliar eso con que esta campaña estatal está acercando a mucha gente a Sumar y que es una gente que naturalmente querrá tener el día después algún espacio en el que organizarse y ahí habrá que conciliar las dos cuestiones. Eso habrá que hacerlo con calma y con tiempo.

Pero es interesante para la gente que va a votar saber qué proyección va a tener la opción a la que van a votar. Estoy pensando en usted, por ejemplo, que tiene una formación de carácter nacional. ¿Piensa unirse a Sumar de forma orgánica en el caso de que se consolidase como partido o conservar la identidad de Más País dentro de Sumar como paraguas de partidos?

La primera parte de la respuesta es muy honesta. Cuando alguien está muy implicado en una campaña, somos prácticamente como perros de carreras que solo miramos hacia adelante. Yo ahora tengo poco horizonte más allá del 23. Después tendremos que tener una reflexión sobre cómo se articula la diversidad de gentes que nos hemos encontrado en este proyecto. Yo siempre he sido partidario en todas las etapas y en todas mis militancias de que primero vayan las ideas políticas y luego la concreción administrativa de aquellas ideas. Nunca me ha gustado ese pensamiento burocrático que primero piensa el cómo antes de haber pensado el para qué o el qué quiere hacer. Lo importante es qué fuerza política o qué artefacto puede conducir ese proyecto. Sumar representa una alternativa que puede conducir esa triada que para mí es fundamental para la próxima década de mi país: la transición ecológica, la justicia social, la profundización democrática para que haya más soberanía popular y más libertad para todos. Primero hay que ponerse de acuerdo en las ideas, qué es lo que estamos haciendo. Y cuando uno se pone de acuerdo en las ideas, después ponerse de acuerdo en las cuestiones técnicas, administrativas o burocráticas es muy fácil. ¿Tendrá que venir lo segundo? Tendrá que venir, pero la base principal está puesta, que es que estamos de acuerdo en qué hay que hacer con España.

Hablando precisamente de ideas, de qué hay que hacer con España. Ha estado fuera en esta legislatura no del bloque de investidura, pero sí del Gobierno. Desde esa posición, ¿qué se ha hecho mal? ¿Qué cosas se podrían haber hecho mejor?

Hay una respuesta facilona que es decir que se ha hecho bien pero no se ha comunicado bien, que es un poco tomar a la gente por idiota. Este gobierno se conformó a finales del año 2019 en un clima contradictorio. El centro izquierda llegaba al poder en un momento en el que su influencia y su peso en la calle y en la discusión política llevaba retrocediendo casi tres años. ¿Por qué? Porque no hay que olvidar que el gobierno que se formó en 2019 era posible desde el 16. El tránsito, que fue desde el 16 hasta el 19, fue un tránsito de desgaste y erosión de las opciones progresistas y de las ideas de avanzada. Para cuando este gobierno se conformó, ya estaba sufriendo el embate de tres olas reaccionarias o una en tres niveles. Una ola reaccionaria que contestaba al octubre catalán; una ola reaccionaria que contestaba al 15M y a los deseos de transformación democrática y antioligárquica del 15M y del primer Podemos; y una ola reaccionaria que contestaba a los avances del feminismo. Una coalición de izquierdas llegó legítimamente a la Moncloa, se instaló en Moncloa, pero en un contexto en el que el ánimo de los reaccionarios estaba muy a la ofensiva. Así que tuvimos la paradoja de un gobierno que se instaló en Moncloa a la defensiva. 

El Gobierno que se formó en 2019 era posible desde 2016, el centro izquierda llega al poder cuando su influencia llevaba retrocediendo casi tres años por el embate reaccionario

Es verdad que este gobierno ha hecho frente a cosas dificilísimas, pero este gobierno llegó con ánimo defensivo y los ánimos defensivos no transforman el país ni le dan demasiados argumentos a los tuyos. Más bien se ha movido permanentemente en una lógica de la excepción. Le ponemos un impuesto transitorio a la banca porque en este momento vivimos una cosa muy difícil. Somos capaces de orientar una parte de la producción y de intervenir el mercado solo porque estamos en pandemia. Te voy a decir más: incluso recibimos el apoyo de fuerzas soberanistas solo porque es estrictamente necesario. Parecía casi como si el gobierno estuviera permanentemente pidiendo perdón por ser, pidiendo perdón por avanzar, guiado por condiciones rarísimas, pero que en cuanto pudiera iba a volver a la normalidad.

¿El Gobierno o una parte del gobierno?

La parte fundamental del gobierno, la parte que más escuchaba y que conducía. Y a nosotros también, desde fuera, desde el Congreso, a veces nos ha faltado escuchar argumentos y un cierto brío intelectual y político a la hora de defender que las medidas no eran excepcionales, que es que lo que estaba cambiando era el mundo a nuestro alrededor y que esas medidas se tenían que hacer cotidianas. Un gobierno progresista no puede llegar a unas elecciones en las que el clima moral fundamental entre la gente trabajadora es el cansancio, el desánimo, el hastío, el cinismo o la desconfianza. Cuando eso pasa tienes un problema grave que no se revierte solo en campaña electoral. Es fundamental que las fuerzas políticas progresistas denuncien lo que no funciona. Pero sobre todo, es más importante todavía que ofrezcan ejemplos de cómo las cosas podrían funcionar de forma diferente.

No quiero ser injusto. Ha habido cosas en el Gobierno. Yolanda Díaz ha demostrado que las cosas se pueden hacer. Había muchos expertos de estos que salen encorbatados hablando muy serios y con términos en inglés diciendo que si se subía el salario mínimo interprofesional, la economía española se hundía y aumentaba el paro. Se ha subido el salario mínimo interprofesional y hay más españoles trabajando con menos temporalidad. Eso es un ejemplo. No es un número, es un ejemplo. Habría hecho falta mucho más de eso. Es inexplicable que este gobierno, por los titubeos del Partido Socialista, llegue a la cita electoral sin haber solucionado el drama y el abuso permanente que son los alquileres y la subida de las hipotecas. Es inexplicable en términos económicos, de justicia social, e incluso electoralmente. Es que la gente a la que le estás pidiendo el voto todos los meses se le va el salario en un impuesto masivo que los trabajadores pagan a los propietarios, que es el alquiler. Y se lo pagan por el hecho de que han nacido en familias que les hacen heredar 20, 30 o 40 pisos o se lo pagan a un fondo buitre o se lo pagan a un banco. Eso desmoraliza al votante porque el votante tiene que votar por los suyos cuando los suyos pelean por él. Y hace falta tener representantes que pelean por ti. Yolanda es uno de ellos. 

Hablaba de titubeos del Partido Socialista y hablaba de gente que va a estar y entiendo que remarca que va a estar porque igual hay otra gente que no va a estar. No sé si les da miedo que esos titubeos del Partido Socialista que se han visto durante esta legislatura y que se vieron por ejemplo en 2016 con la investidura de de Rajoy y la abstención del Partido Socialista se vuelvan a repetir en un posible escenario, según las encuestas, de bloqueo, en el que el Partido Popular pudiese pedir el voto o pudiese hacer presiones al Partido Socialista para que se abstengan.

Es una pregunta muy importante hoy que es posible que se convierta en más importante a medida que avanzan los días. A la derecha no le dan los números. El señor Feijóo va el primero en las encuestas, pero tiene difícil el Gobierno y queda una semana. ¿Eso qué significa? Que en esta semana está todo por decidirse. Todo por decidirse en un contexto en el que no queda un solo votante conservador por manifestarse en las encuestas, ellos ya están contados. Esto va de cuántos somos nosotros y cuántos somos nosotros ya lo sabemos. Mayoría. La cuestión es si la gente que más lo necesita, que más golpeada está por la vida, que más difícil lo tiene, que más desanimada está, se levanta y va. Si lo hace, ganamos las elecciones.

¿Qué está preparando el Partido Popular por si resulta que se diera el escenario en el que no le bastaran los números y no pudiera gobernar con la ultraderecha? Porque, ojo, su primera opción es hacer al señor Abascal vicepresidente, y esto lo tiene que tener todo el mundo claro. Si no le dan, lo que está preparando es la operación tradicional de presión al Partido Socialista para que se abstenga. Hay gente que podría considerar que esto es el mal menor. Bueno, te abstienes y así los ultras están fuera del Gobierno. Los ultras ya han colonizado mentalmente al Partido Popular. Los ultras, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, cada vez tienen menos peso electoral porque ya están en la cabeza de Ayuso. Cuando Feijóo cuestiona la limpieza del proceso electoral tramitado por Correos, una institución que él mismo ha gobernado (que hace falta tener poca vergüenza para cuestionar una institución que que has dejado hecha unos zorros y que ahora dices que no es fiable), en realidad lo que está haciendo es comprar teorías que antes le veíamos a Abascal y a [Donald] Trump y que luego acaban en el asalto al Capitolio. Así que no hay mal menor.

Cuando empiece la presión al PSOE, estoy convencido que no faltarán las voces en ese partido que empiecen a titubear, que empiecen a decir que bueno, que la responsabilidad, que el sentido de Estado. Es muy importante que el votante de izquierdas sepa qué voto suyo es seguro. El nuestro no es una lotería. Nosotros vamos a gobernar, pero si los españoles no nos dieran su confianza, Sumar va a estar en frente de cualquier gobierno del PP y de cualquier gobierno del PP con los socios de la extrema derecha. Dentro, escondidos; dentro, metidos por la noche en los ministerios; dentro, solo en sus cabezas. Nosotros vamos a estar enfrente. 

Entrevista completa a Íñigo Errejón

Vídeo: Clara Rodríguez y Nando Ochando