Los policías municipales de Madrid que loaron a Hitler en un grupo de WhatsApp serán investigados por delitos de odio y amenazas. Así lo ha decidido el juez de instrucción que lleva el caso del chat policial en el que se amenazó de muerte a otro agente, miembro de un sindicato, y a políticos y periodistas. Los investigados son los mismos que insultaron gravemente a la alcaldesa de la ciudad, Manuela Carmena.
El titular del juzgado de instrucción nº 42, por otro lado, no ha concedido una orden de protección al denunciante de los mensajes. El juez entiende que no se dan las condiciones para acordar esta medida cautelar, han informado fuentes judiciales.
Solicitud de las acusaciones
El Ayuntamiento de Madrid, personado en la causa, solicitó en la vista preliminar del lunes que se imputasen estos delitos de odio a los tres agentes, al que se sumaría otro de amenazas contra el agente que les denunció.
Las otras acusaciones, ejercidas por CCOO y el letrado que representa a los periodistas Ana Pastor y Antonio García Ferreras, pidieron que se sumase otro delito de injurias. De los presentadores de laSexta se llegó a desear en varios mensajes que un atentado acabase con sus vidas.
En esta vista, los funcionarios policiales, C.C.P., I.A.A. y R.S.F., todos imputados por un delito de amenazas al agente delegado de Comisiones Obreras, restaron gravedad al contenido de las conversaciones en la red social.
La Fiscalía pide investigar a más agentes
Desde la Fiscalía han solicitado ampliar la causa del chat de los policías municipales para que se investigue a otros agentes que estaban en el grupo de WhatsApp donde se vertieron estos mensajes. Este chat conjunto tenía más de 200 integrantes, pero tras revelar eldiario.es el contenido de algunos comentarios se redujo hasta los 24, y finalmente fue cerrado.
Durante su declaración ante el juez, uno de los policías investigados, C.C.P., llegó a reconocer la autoría de varias de esas frases pero las atribuyó al contexto de un grupo “privado” en el que, según él, se repetían las “bromas” y vaciles, entre otras charlas supuestamente desenfadadas sobre viajes o comidas.
Tras intentar argumentar que las amenazas de muerte a políticos y las descalificaciones a los inmigrantes no iban en serio, ha dicho, ya al borde del llanto, que está pasando días muy duros después de que se publicase el contenido de sus declaraciones y de que el Ayuntamiento le haya retirado la placa y el arma reglamentaria.