Las autoridades brasileñas investigan el asesinato de uno de los líderes indígenas de la etnia waiapi en un supuesto ataque cometido por un grupo de mineros ilegales armados, que además habrían ocupado sus tierras en el estado amazónico de Amapá, confirmaron este domingo fuentes oficiales.
La Fundación Nacional del Indio (Funai) de Brasil confirmó la muerte e informó en una nota que agentes de la Policía Federal y de las fuerzas especiales se desplazaron hasta el lugar, de difícil acceso, para investigar lo sucedido, garantizar la integridad de los indígenas y evitar un agravamiento del conflicto.
De acuerdo con la Fiscalía, el homicidio del cacique ocurrió el pasado lunes en “circunstancias aún no esclarecidas”. Su cuerpo fue encontrado al día siguiente en un río de la zona.
“Personas que no pertenecen a ninguna etnia habrían sido vistas en el área por indígenas”, señaló este domingo el Ministerio Público en un comunicado, en alusión a la posible presencia de buscadores de metales preciosos ilegales “y de otros grupos” en la región, una hipótesis que también es investigada.
Las autoridades han montado un “gabinete de crisis” con la presencia de representantes de cinco órganos públicos, entre ellos el Ejército y la Policía Federal.
“Por ahora no hay registros de conflictos, a pesar de haberse confirmado un óbito, del que no hay detalles de las circunstancias”, señaló la Funai, dependiente del Ministerio de la Familia, la Mujer y los Derechos Humanos, que está a cargo de la pastora evangélica Damares Alves.
Según divulgó el senador brasileño Randolfe Rodrigues, un grupo de unos 50 mineros artesanales que actúan de manera ilícita han ocupado tierras protegidas del pueblo waiapi, lo que ha obligado a algunos de sus miembros a huir a otros lugares de la región.
No obstante, de acuerdo con un informe de la Funai, divulgado por medios locales, sería un grupo de entre 10 a 15 personas, que estaría acampado en Yvytoto, a cerca de 40 minutos a pie de la aldea de Mariry, donde están concentrados los indios que han denunciado el ataque.
Cerca de 1.300 indígenas waiapis viven en toda la región, rica en hierro, cobre y oro.
De hecho, esta es la única tierra indígena de Brasil con autorización para la explotación de oro por parte de los propios indios, actividad que realizan de manera sostenible, pero que al mismo tiempo atrae a mineros ilegales a la zona.
El suceso se produce en medio de los llamados del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, para “explotar”, junto con otros países, los recursos minerales del que es el bosque tropical más grande del planeta.
“Brasil es nuestro, la Amazonía es nuestra”, dijo ayer sábado el mandatario en una ceremonia militar, en la que reivindicó la soberanía de su país sobre esa región.
Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército y líder de la emergente extrema derecha en Brasil, también critica con frecuencia lo que él denomina como “ecologismo chiíta”, practicado, a su juicio, por las ONG, así como la “industria de demarcación de tierras indígenas” impulsada por administraciones anteriores a la suya.
Asimismo, ha puesto en duda las datos de deforestación en la Amazonía brasileña, que creció un 88,4 % en junio respecto al mismo mes del año pasado, según las estadísticas preliminares del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), un organismo público.