La primera tarea de los 350 diputados que salgan elegidos el 20D será investir al presidente del Gobierno. No será fácil. Las encuestas pronostican un Congreso fraccionado y las declaraciones de los candidatos hacen prever que no será sencillo llegar a acuerdos.
El primer paso se dará el próximo miércoles trece de enero, cuando los parlamentarios elegidos se reúnan por primera vez en la cámara baja. La investidura puede ser cuestión de días, y que el presidente tome posesión antes de final de mes, o dilatarse durante dos meses. Si ese plazo no se llega a un acuerdo, el rey firmará un decreto convocando nuevas elecciones.
El día trece los diputados jurarán su cargo y elegirán al presidente del Congreso en la denominada sesión constitutiva. Quien ocupe ese puesto tendrá en su mano manejar los plazos para la votación de la investidura, que no están fijados ni en la Constitución ni en el Reglamento de la cámara.
El presidente, como el del resto de miembros de la Mesa del Congreso, se elige mediante votación secreta. Los diputados escribirán un nombre en una papeleta e irán subiendo uno a uno a la tribuna para introducirla en una urna.
Aunque la votación es secreta, los puestos se negocian previamente entre los partidos. Este puede ser el primer punto en la negociación de la investidura. Ya ha ocurrido en parlamentos autonómicos, donde el apoyo a un partido se ha supeditado a obtener un cargo en la mesa de la cámara.
A partir de ahí se abre un plazo de cinco días para que los partidos presenten su solicitud para constituirse en grupo parlamentario. El presidente del Congreso, mientras tanto, entregará a la Casa del Rey una lista con los portavoces de los grupos que han obtenido representación en el Congreso.
Serán esos portavoces los que acudirán a reunirse con el rey. Tras la ronda de consultas, el rey comunicará al presidente del Congreso su propuesta de candidato a jefe del Ejecutivo. Se fijará entonces una fecha para que ese candidato busque la confianza de la cámara, para lo que tendrá dos oportunidades.
En la primera, el candidato, tras pronunciar un discurso y recibir las réplicas de los portavoces de los grupos ya constituidos, necesitará mayoría absoluta del Congreso. El último barómetro del CIS deja al primer partido en escaños, el PP, a casi 50 de esa mayoría absoluta, fijada en 175 diputados.
Para superar la primera votación, el PP necesitaría el voto a favor del PSOE o de Ciudadanos, y ninguno de los dos escenarios parece probable. Si el candidato propuesto por el rey no obtiene la mayoría absoluta, se fijará otra votación 48 horas después.
En esta segunda votación sólo se necesita mayoría simple, más votos a favor que en contra. Si finalmente es Rajoy quien gana las elecciones, tampoco tendrá fácil salir elegido presidente.
Con la predicción de escaños del CIS, el actual presidente del Gobierno necesitaría la abstención de PSOE o Ciudadanos. De nuevo, parece difícil este escenario cuando los líderes de ambos partidos se han mostrado en contra de facilitar la investidura de Rajoy.
Rajoy no tendrá más oportunidades. Si no gana ninguna de las dos votaciones, el rey propondrá a otro candidato para que busque la confianza del Congreso por el mismo procedimiento.
La fecha en la que el primer candidato se somete a la primera votación marca el inicio del plazo en el que se puede elegir presidente. El reglamento del Congreso establece que son dos meses a contar desde ese día.
Si las negociaciones y votaciones se dilatan más de 60 días, el presidente del Congreso presentará al rey un real decreto para que lo firme por el que se disuelven las cortes de nuevo y se fija una fecha para nuevas elecciones. Es una situación que no se ha dado en democracia.