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Issa Kassissieh, el Santa Claus palestino que anhela la paz en Oriente Medio

Jerusalén —

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Jerusalén, 19 dic (EFE).- Cada diciembre, el palestino cristiano Issa Anis Kassissieh se viste de Santa Claus y abre las puertas de su vivienda en Jerusalén Este: la única casa oficial de Papá Noel en todo Oriente Medio donde busca transmitir un mensaje de paz y alegría a los niños, pese a catorce meses de guerra en Gaza.

“Hay que dejar a los niños sentir la temporada navideña”, afirma Kassissieh en una entrevista con EFE en su casa, localizada en el barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén, bajo ocupación israelí. “Deseamos que este año, con el nacimiento de Jesús en Navidad, se encienda la luz de la paz”.

Kassissieh sabe bien de lo que habla. Desde hace unos diez años se enfunda su traje de Papa Noel -tiene una decena en total, valorados en miles de euros- y escucha con atención los regalos que le piden los niños, a quienes recibe rodeado de un trineo de madera, domos de nieve, tiovivos en miniatura y kilos y kilos de caramelos.

Este 'Santa' inauguró este jueves la campaña navideña de Tierra Santa, otro año más empañada por la guerra en Gaza, repartiendo pequeños árboles de Navidad entre la comunidad cristiana de Jerusalén y difundiendo un mensaje de esperanza y paz.

Antes de 2020, Kassissieh asegura que llegaba a recibir a unas 25.000 personas cada diciembre en la casa de Santa. Una cifra que ha caído en picado en los últimos años: primero con la pandemia de la Covid-19, y después, con la guerra en la Franja de Gaza que comenzó en octubre de 2023.

“No es fácil”

Sin entrar en política, el Papá Noel palestino reconoce que “en Jerusalén no es siempre fácil” debido a la amalgama de judíos, musulmanes y cristianos que habitan Tierra Santa, pero su casa “está abierta a todos”.

“Esta es la ciudad de todos. Y yo siempre mando el mensaje de amor, paz y esperanza”, añade Kassissieh, pero reconoce que este año ha visto a más niños “bajo estrés” por la guerra y las dificultades económicas que afrontan sus familias en una Palestina sin turismo, incluso en ciudades tan navideñas como Belén.

Desde hace más de catorce meses, más de 17.000 niños han muerto en Gaza, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, en un enclave cercado al que no se le permite la entrada a la prensa internacional ni a ninguno de los palestinos que viven en Jerusalén Este o Cisjordania ocupada.

Kassissieh, quien empezó siendo Papá Noel por diversión usando un viejo disfraz de su padre, se ha graduado en varias escuelas de Santa Claus en Estados Unidos -“te enseñan a reírte usando el estómago, a hablarle a los niños”, detalla a EFE-, y acude frecuentemente a reuniones en las que participan cientos de viejitos barbudos en todo el mundo.

Sin embargo, confiesa que cuando los niños se sumergen en su pequeño hogar en Jerusalén Este, y le dicen contentos que ya no necesitan ir a ningún otro lugar para conocer a Santa, él se siente “feliz y orgulloso” de lo que hace.

“Es algo muy especial y único. Es raro tener a un Santa Claus, más si cabe, procedente de Jerusalén”, reflexiona. “Siempre intento mandar el mensaje de paz, de que haya amor entre las personas y transmitir el espíritu de la Navidad. Para mí, si crees en ello, todo sucederá con milagros”, sentencia.

Patricia Martínez Sastre