La dirección federal de Izquierda Unida ratificará este domingo de forma definitiva el modelo de la XI Asamblea federal que tiene prevista celebrar el primer fin de semana de junio. La propuesta de Alberto Garzón, que plantea la elección directa de los órganos por parte de los militantes, no tiene asegurado un respaldo suficiente, lo que supondría mantener el sistema habitual de delegados. Sería la primera derrota interna de Garzón desde que saltara a la primera línea política tras las elecciones europeas de 2014.
El Consejo Político Federal de IU (CPF) es el máximo órgano entre asambleas de IU y debatirá este domingo los distintos planteamientos. Sobre la mesa hay tres opciones: la de Garzón; la que lidera la eurodiputada Paloma López y que cuenta con el apoyo de Cayo Lara y los firmantes de la Declaración de Zamora, que apuestan por mantener el proceso tradicional aunque se muestran abiertos a aceptar el sufragio de todos los afiliados; y la de Izquierda Abierta, que plantea que en las votaciones puedan participar los simpatizantes y que la elección del coordinador federal sea también directa e independiente a la de la dirección.
Las asambleas de IU, entre otras cuestiones, deben elegir al CPF, la dirección federal. Y es este órgano el que elige a los demás órganos, entre ellos a quién ocupa la Coordinación Federal.
Todos estos cambios exigen una modificación de los estatutos de IU. Para ello es necesario el voto favorable de los 3/5 del CPF.
Las conversaciones para sumar los números necesarios se mantuvieron durante el sábado y continuarán este domingo.
El CPF de IU tiene 254 miembros, pero rara vez acuden todos a las reuniones que se convocan. Normalmente, las decisiones se toman en función del número de asistentes pero una modificación de este calado no se puede hacer con 3/5 de los asistentes, sino del total de quienes lo componen: 152 votos favorables.
Para sacar adelante su propuesta Garzón necesitaría sumar por ejemplo a Izquierda Abierta (IzAb). El partido que lideran Gaspar Llamazares y Montse Muñoz ha presentado una candidatura a la Asamblea encabezada por Tasio Oliver y Teresa Aranguren, pero sus posiciones están ahora lejos de la del diputado malagueño. Entre otras cosas, IzAb pide listas abiertas y coportavocía federales y paritarias, además de un referéndum sobre confluencia.
Desde las posiciones defendidas por Cayo Lara se aceptaría el voto directo de la militancia para elegir al próximo CPF siempre que se garantice un voto presencial además del telemático. Algo que el sector de Garzón estaría dispuesto a aceptar.
Eso sí, las condiciones incluidas en la negociación hacen que el posible acuerdo esté todavía lejos. Entre otras cosas piden que “los documentos políticos y los estatutos puedan ser debatidos por los militantes en las asambleas de base” y que “todos los actos que se organicen tengan un carácter oficial” para asegurar “que ninguna candidatura sea privilegiada por encima de las otras”.
El calendario
Además de las diferencias sobre el modelo de la asamblea, IzAb rechaza que el cónclave de IU se celebre el 4 y 5 de junio si, como todo indica, se produce un adelanto electoral. En un encuentro con periodistas celebrado esta semana, Llamazares aseguró que su partido retirará su candidatura si la Asamblea no se retrasa al menos a septiembre para que el proceso no coincida con la precampaña electoral.
Para IzAb no tiene sentido “confrontar” con el que será el candidato de IU en caso de repetición de los comicios. Garzón, sin embargo, ha señalado en público que no tiene intención de propiciar dicho retraso y aboga por mantener el calendario previsto. Así lo indicó recientemente en una entrevista en eldiario.es.
En declaraciones a eldiario.es, Tasio Oliver asegura que la propuesta de IzAb es “política”. “La Asamblea al uso no nos viene bien como minoría sin resortes territoriales”, explica. Y reconoce que “el sufragio universal que plantea la mayoría [en referencia a la posición de Garzón] nos beneficia”. Aún así, mantienen su posición maximalista ya que creen que “no es momento de pensar en IzAb o el PCE, sino de asumir una verdadera ruptura democrática con respecto al modelo anterior, que haga antiguas y de repente a otras formaciones de izquierdas”. “Nos encantaría que los renovadores se desperezasen de sus aparatos”, zanja en referencia a Garzón y el PCE.
Salvo que ambas candidaturas no transacionen una propuesta y sinteticen una común, el CPF votará tres modelos. Ante la ausencia de uno que pueda lograr el número de votos necesario se mantendrá el sistema tradicional y tendrá que ser la próxima dirección la que plantee.
Desde la candidatura de Garzón lamentan que IzAb no apoye un modelo que “beneficia a las minorías” y que su rechazo a la propuesta del diputado termine con una asamblea tradicional. “La pena es que al final nos quedamos sin sufragio universal de los militantes”, señalan a eldiario.es. El modelo, insisten, “no está pensado para arrasar desde la mayoría sino para ganar desde la política”.
Casi nadie confía en un acuerdo. Ni desde las posiciones de Izquierda Abierta ni desde las próximas a Alberto Garzón. El domingo se producirá una votación en la que, previsiblemente, nadie logrará los apoyos necesarios para avanzar a un modelo más participado. El resultado será una asamblea clásica por delegados, la opción preferida por los más inmovilistas.