Pablo Echenique, eurodiputado de Podemos: “En la izquierda a veces la gente se vuelve anticientífica”

Materia

Nuño Domínguez —

Pablo Echenique-Robba es científico, europarlamentario electo por Podemos y “cascao”. Así es como le gusta llamar a los discapacitados; a él, el primero. Es doctor en física, científico titular del CSIC y experto en estudiar cómo se pliegan las proteínas, un proceso clave para muchas funciones básicas de la vida y también la posible causa de enfermedades como el alzhéimer. Confiesa sin dramatismo que no ha andado en su vida. La atrofia muscular espinal, una enfermedad hereditaria y degenerativa, solo le dejó gatear de bebé antes de tener que usar la silla de ruedas. Ahora va a abandonar su puesto de investigador temporalmente para marcharse al parlamento europeo con Podemos, el partido que ha dado la gran sorpresa en las europeas celebradas el pasado fin de semana y ha conseguido cinco eurodiputados. Sus dos prioridades, dice, serán la ciencia y la lucha por los derechos de los discapacitados (hay solo tres en todo el Parlamento de la UE). Pero en esta entrevista con Materia, Echenique-Robba también trata algunos de los temas que pueden levantar más polémica entre sus 1,2 millones de votantes, como la prohibición de los transgénicos en Europa, la experimentación animal o los recelos infundados hacia la ciencia que a veces se dan en la izquierda, según él mismo explica. Fijar la postura y los votos de su partido en muchos de esos asuntos, dice, requerirá hacer consultas abiertas.

¿Cuáles serán sus prioridades como europarlamentario?

Yo sé de discapacidad y de ciencia y en eso puedo tener más conocimiento que mis compañeros de Podemos y seguramente trabajaré más en eso que en otros temas, pero no pretendo ceñirme únicamente a ellos.

¿Qué iniciativas concretas pretende poner en marcha sobre los discapacitados?

Hay una ley europea del aire, que controla los aviones, aeropuertos... y ahí se puede incidir. Hoy en día volar, para una persona que va en silla de ruedas, es una auténtica tortura. La mayor parte de la gente que va en silla de ruedas la lleva personalizada para estar cómodo y no está cómodo en ningún otro sitio. Pero te obligan a bajarte, a sentarte en esa butaca. Y luego la silla, que vale unas perras, la meten en la bodega a riesgo de que se rompa, de que llegues a destino y no te funcione. Y no es que cueste dinero, es que son tus pies. Si no te funciona te conviertes automáticamente en un mueble muy pesado con un tipo encima. A día de hoy, volar es pura violencia para una persona en silla de ruedas. Aunque ellos aducen razones técnicas, obviamente si nuestra civilización ha viajado a la Luna, no parece demasiado difícil anclar una silla de ruedas a la cabina de un avión. Yo entiendo que no es un problema técnico sino económico y de presión de las compañías aéreas sobre unos gobiernos que nunca han sido muy valientes para defender a la gente más débil. En eso se puede incidir desde Europa, a ver si conseguimos que la gente viaje igual de cómoda en un avión que en el AVE, que es muy fácil y cómodo por la sencilla razón de que vas en tu silla.

¿Sabe cuántos diputados “cascaos” habrá en el Parlamento Europeo?

Me han dicho en Bruselas que hay uno en Polonia que llega en silla de ruedas y un sordo que viene de Bélgica. Lo cual es un porcentaje ridículo porque en el Parlamento Europeo hay 750 eurodiputados y más o menos una de cada diez personas tiene una discapacidad. Debería haber 75 diputados con discapacidad y hay tres. Ya estábamos acostumbrados a estar infrarrepresentados en todos lados, así que el Parlamento Europeo no va a ser diferente.

¿Cuáles serán sus objetivos concretos respecto a ciencia?

Habrá que ver qué hacemos para que España pueda converger con la media europea de gasto en I+D. El otro día leía que estamos en el 0,5% del PIB en gasto público de I+D y la media europea es el 2%. Y encima está bajando a pasos agigantados. Yo en mi trabajo me apaño casi con un papel y un lápiz, pero los investigadores que necesitan un laboratorio, reactivos, un superordenador o pagar tasas de publicación en revistas científicas, pues no están pudiendo hacer su trabajo.

¿Su partido está en contra de los transgénicos?

Sí, en el programa lo llevamos. Obviamente como científico no estoy en contra de los transgénicos per se. Es como la energía atómica, no es ni buena ni mala, sino que depende de para qué la uses. A día de hoy, los transgénicos están bajo el control de unas cuantas multinacionales que tienen un poder muy elevado. Imponen sus condiciones sobre pequeños campesinos. Gente que no tiene poder de negociación para decir qué cultiva, cómo, cuándo, a qué coste y de qué manera. No he tenido el tiempo suficiente de discutir el tema con mis compañeros de partido y estoy seguro de que habrá gente desinformada que piense que son malos per se. Ya me encargaré yo de convencerles de que no. Por una lado, habrá gente que rechace los transgénicos de una manera intuitiva, como algo malo que hace el sistema para alterar la naturaleza y jugar a ser dios, lo que a mí me parece absurdo. Pero por otro lado habrá gente más instruida que cuando piense en transgénicos no pensará que jugamos a ser dios, sino que pensará en Monsanto.

¿Cree que es habitual ese tipo de posturas “poco instruidas” entre sus votantes?

En la izquierda algunas veces la gente se ha vuelto anticientífica. Yo creo que la gente que no forma parte del sistema científico percibe a la ciencia como parte del sistema, como si fuera la banca. No ven cómo operamos los científicos en este país, con bastante libertad y no tutelados por poderes económicos. Como la gente de fuera no lo sabe, piensan que forma parte del enemigo, del sistema económico que está montado. Por eso rechazan la autoridad de la ciencia de la misma forma que rechazan la autoridad del Fondo Monetario Internacional.

¿Entonces usted votaría que se prohibiesen los transgénicos en Europa?

Hasta que dejen de ser un monopolio de unas cuantas multinacionales que se comportan muy mal, sí. Cuando deje de ser así, se revierte la prohibición y se usan para el beneficio de la gente.

¿Están en contra de la investigación con animales?

Yo personalmente no. Entiendo que mucha gente lo esté. Yo siento mucha empatía por los animales, pero siento más empatía por los humanos. Como todos los problemas morales, surgen cuando se contrapone el bien de un ser al bien de otro ser. Es irresoluble, no hay una respuesta buena. Pero yo me inclino más a utilizar ratoncitos para acercar una medicina cinco años para curar a humanos, dándome muchísima pena los ratoncitos. En la vida hay que tomar decisiones y no se puede ser radical absolutamente en todo.

¿El día que tenga que votar en el Parlamento, qué hará?

Votaré lo que diga la gente. En Podemos no somos representantes a la antigua usanza. No nos han dado una papeleta en blanco. Yo voy allí a hacer lo que la mayoría de la gente nos diga, si no me gusta, me tendré que aguantar.

¿Y es viable preguntar a la gente cada vez?

Eso es algo que vamos a tener que decidir. Las cosas importantes habrá que preguntarlas. En un tema como ese yo creo que sí habría que hacerlo. Todo esto lo tenemos que poner en marcha porque somos algo muy nuevo. Pero no me parece nada descabellado que montemos un buen sistema informático, seguro, ágil, que permita consultar a la población cosas sencillas. Yo vengo pensando en que deberíamos, en temas complejos, explicarlo de forma pedagógica, divulgativa e incluir material didáctico a la votación. Y el que quiera que se lo lea y que vote. No poner el BOE, porque no lo va a entender nadie, sino que, por ejemplo, alguno de los compas que escriben en Materia nos ayude a explicar bien el tema de los transgénicos o la experimentación en animales y plantearle a la gente la disyuntiva de forma honesta, documentada y sencilla.

El círculo de Podemos Ecología ha llegado a decir que “la experimentación con animales es crueldad generada para el beneficio de las empresas. ¿Les convencerá una documentación equilibrada y honesta?

Obviamente Podemos es un movimiento que aspira a ser mayoría electoral en este país. Eso te obliga a estar integrado por gente muy heterogénea. Obviamente no todos estamos de acuerdo en todo, pero sí en un programa de mínimos. Por ejemplo, la legalización de la marihuana. No está en el programa. Yo estoy a favor, pero seguro que en Podemos hay gente en contra. ¿Qué haremos? Lo que diga la mayoría. Y al que le joda que se legalice la marihuana, se tendrá que aguantar, es lo que pasa en democracia. Con el tema animalista, veremos. Si un día se vota y la mayoría está a favor de la investigación con animales, queriendo mucho a los compas animalistas y respetando sus opiniones, tendrán que aceptar lo que diga el resto de la gente. Y si se enfadan tendrán que desenfadarse.