José Luis Peñas (Madrid, 1964) espera desde hace un año y medio que el Gobierno de Pedro Sánchez le conceda el indulto que avalaron la Fiscalía y el Tribunal Supremo tras ser condenado a seis años y medio de cárcel y a más de siete años de inhabilitación para empleo público en el juicio de la trama Gürtel. Peñas, delator del entramado de Francisco Correa con el PP por el cual los populares llegaron a ser condenados a título lucrativo, es funcionario del Ayuntamiento de Madrid y trabaja como ordenanza en una oficina de atención a la ciudadanía. En esa oficina, donde concede la entrevista, se presentaron durante el procedimiento varias veces y sin previo aviso algunos hombres que no conocía para intentar comprar su silencio con millones de euros.
¿No tiene noticias del indulto?
La última que tuve fue hace más de un año, cuando se publicaron los informes de la Fiscalía y del Supremo. Los dos avalan el indulto de una forma vehemente. Estoy a la espera, sobre todo en el tema de la inhabilitación, que me privaría de mi puesto de trabajo.
¿Le sorprende que otros casos, en teoría mucho más complejos desde el punto de vista jurídico como los condenados del procés, se hayan resuelto ya hace tiempo y el suyo no?
Me parece largo el tiempo de espera tras dos informes claros en los cuales se manifestaba que, gracias a mi actitud y mi denuncia, el caso Gürtel se había podido sustanciar y procesar. Estamos hablando de cientos de condenados, de miles de millones ahorrados a las arcas públicas, de cientos de millones reingresados desde cuentas en Suiza y otros paraísos fiscales. No quiero medallas, quiero algo que está en la ley. Cumplo a rajatabla todos los requisitos para que me den el indulto. Hace año y medio que están los informes. Sigo esperando.
¿Y cómo se vive con la espada de Damocles de una condena a cárcel e inhabilitación?
Me dedico a trabajar, a mis hijos, a cuidar a mis padres y a estar con mi mujer, que ha sido mi apoyo básico desde que decidimos denunciar. Mi vida es igual.
Imagino que lo que no tiene son los mismos amigos.
Muchos se perdieron por el camino. Los que se mantienen los puedo contar con los dedos de una mano. Pero también te encuentras a otros.
Usted pertenecía a un mundo con el que rompió tan abruptamente que casi todos los que le rodeaban acabaron en la cárcel por su denuncia. ¿Cómo se recuperan los lazos sociales?
Hay gente que me respeta y me tiene aprecio incluso en el PP, aunque por razones obvias no quieren tener una amistad manifiesta conmigo. Pero me llaman y me mandan mensajes de vez en cuando.
¿Quiénes?
Mejor no decirlo. Pero yo sentí que, cuando se publicaron los papeles de Bárcenas, todo el mundo vio que lo que yo había denunciado era verdad.
¿Sintió alivio con los papeles de Bárcenas?
Es que antes me miraban mal incluso en el trabajo y cuando todo explotó con Bárcenas noté que empezaban a comportarse diferente conmigo. Majadahonda es un sitio muy difícil de vivir después de denunciar al PP. Fue muy duro.
Se acabó mudando.
Pero a mi no me echó nadie, aunque lo intentaron. Me llegaron a escupir en la cara en un centro comercial con mi hijo de dos años en brazos.
¿Se sigue sintiendo señalado aún hoy?
Al principio, cuando la gente te conoce, siempre te dice: “Tú eres el de Gürtel”. Pero yo tengo relación con todo el mundo y todo el mundo conoce mi historia.
Cuando Bárcenas tiró de la manta montaron la Kitchen para taparlo todo. Llegaron incluso a montar lo del cura aquel, con el secuestro de su familia. ¿A usted no intentaron montarle su propia Kitchen?
Salimos en algunas grabaciones de Villarejo, con algún miembro del PP en la Comunidad de Madrid mandando a investigarme. El tema de Kitchen es muy grave, me parece el doble de grave que Gürtel porque es utilizar el aparato del estado para tapar Gürtel. La Policía, el dinero público…
¿Y usted nunca ha visto cosas raras que haya vivido en primera persona? Seguimientos, amenazas…
Me han llegado muchas amenazas y varios sustos. A mi mujer la echaron una noche de la carretera y se estampó contra un árbol. Iba con mi hija. Afortunadamente no pasó nada. Esa noche me llamaron a las 4 de la mañana y me dijeron que la próxima vez podría ser peor. A mi mujer la han seguido permanentemente.
¿Y a usted?
Han venido aquí al trabajo a ofrecerme dinero para cambiar mi declaración ante el juez. Me da apuro contarlo porque parece una película de James Bond, pero es todo real. Todos los que estábamos ahí hemos pasado en cierta forma por la apisonadora del PP. Es el partido más corrupto de la historia de la democracia y no se para ante nada cuando le toca defenderse.
¿Aquí a este sitio en el que estamos se ha presentado gente con maletines de dinero?
Sí.
¿Para que callara?
Para que cambiara mi declaración y la versión en el juicio.
¿Gente enviada por el PP?
Se presentaban como abogados y me pedían que dijera otras cosas, que cambiara mi versión.
¿Cuánto llegaron a ofrecerle?
Cifras de seis ceros.
Millones de euros.
Millones de euros.
Por cambiar su versión para salvar al PP.
Hay que tener en cuenta que en Gürtel han estado inmersas 8 o 9 de las grandes empresas constructoras de este país. Económica y políticamente fue un terremoto, fue demoledor. Han venido en varias ocasiones, al menos 4 o 5 veces me han tentado.
Dudaría, ¿no?
No. La duda fue cuando di el paso de denunciar, por si mi mujer me apoyaba o no. Me apoyó y no dudé.
Pero usted podría tener la vida resuelta.
Y la de mis hijos, y la de mis nietos… Pero prefiero dormir por las noches.
¿Ahora duerme?
Desde que puse la denuncia, perfectamente. Ten en cuenta que yo estuve grabando a gente con mucho poder que tenía contactos en países como Colombia, Panamá, Venezuela… Conocían a mucha gente y de todo tipo, y eso sí me intranquilizaba, por mi familia sobre todo.
¿En algún momento pensó que irían a por usted hasta las últimas consecuencias?
Sí, sí, claro. Algunas noches cuando salía de grabar aquellas cosas me derrumbaba. Recuerdo que paraba el coche en la A6 y me ponía a llorar del miedo. Sabía que lo que estaba grabando podía tener unas consecuencias fatales para esa gente. No es agradable.
¿Su familia sabía que estaba grabando?
Mi mujer lo sabía desde el primer momento.
¿Estuvieron cerca de pillarle alguna vez?
Yo creo que no.
Usted presentó 18 horas de grabaciones pero estuvo dos años grabando. ¿Y lo demás?
Eran cosas sin interés o demasiado íntimas y que no tenían por qué salir a la luz. Presenté las fundamentales que han servido para abrir doce o trece piezas de la Gürtel. Que Correa se llevara mejor o peor con su suegro o su mujer no importaba nada.
¿Qué sabe de Correa?
Nada. Creo que ya ha tenido algún fin de semana de permiso, de lo cual me alegro.
¿La última vez que lo vio fue en el juicio?
Sí, las veces que fui a declarar.
¿Teme el día en que Correa salga de la cárcel?
No, ¿por qué?
¿No le han llegado a amenazar a futuro? No sé si teme algo parecido a un ajuste de cuentas.
No, no. No tengo miedo a ninguno de ellos. Salvo que la cárcel les haya trastornado aún más de lo que estaban, no les tengo miedo. Además, saben dónde estoy. No me escondo de nada ni de nadie.
Decía que esto le recuerda a pelis de James Bond. Salvo por el pequeño detalle de que usted está vivo, que escuchando lo que cuenta parece lo más sorprendente de la historia.
A veces lo pienso. Yo creo que es que la gente no alcanzó a saber lo que yo había hecho hasta muy tarde. Cuando se dieron cuenta de la dimensión de lo que yo había hecho ya estábamos en un lugar del procedimiento en el que atacarme o hacerme algo físico ya era contraproducente. Por eso intentaron el tema del soborno.
¿Teme que se llegue a producir un cambio de Gobierno sin que se haya resuelto su indulto y que en el PP, digamos, no lo vean con mucha simpatía?
No está en mi mano. Primero tienen que llegar las elecciones sin que me hayan dado el indulto, tiene que producirse un cambio de Gobierno y luego ese Gobierno tiene que ser lo suficientemente bajo como para no darme el indulto y quererme sacar del trabajo.
¿En el PP queda gente de la que usted conoció de cerca y que estuviera en todo aquello?
Pues claro. ¿Quién ha salido del PP por Gürtel? Cuatro alcaldes señalados, un par de presidentes autonómicos y poco más, el resto de la gente del PP sigue ahí. Mira la foto de Rajoy de aquel día que dijo lo de “nadie podrá probar”. Pues ahí siguen prácticamente todos.
¿Ha llegado a pensar en cómo hubiese sido todo si no denuncia?
Yo podría haber ido a Sol o a Génova a decir lo que pasaba y que no quería saber nada de eso. Y me hubieran dado un carguito viviendo la vida padre. Pero, aunque yo estuve al lado de Gürtel, nunca fui Gürtel.
¿No se metió en política para hacerse rico?
Entré en política con 35 años, cuando conocí a Guillermo Ortega haciendo un máster. Y me propuso ir de concejal a Parla y entrar en Génova. Yo no quería entrar en política.
Pero para acabar de concejal de Urbanismo en Majadahonda imagino que lo que le movía no era precisamente la igualdad de oportunidades y la justicia social.
Era funcionario en el Ayuntamiento de Madrid y la familia de mi mujer tenía una posición económica privilegiada. Conocí a Guillermo, necesitaba gente nueva y lo que me contó me gustó: estar un día en un sitio, otro en otro, organizar actos para el presidente, para no sé quién… Yo no necesitaba la Gürtel para hacerme rico si hubiera querido porque manejaba 20 millones de euros al año y todos sabemos las fórmulas que hay. Eran los años de la bonanza, que sobraba el dinero por todas partes, cambiamos de coche cada año, vivíamos un sueño.
La versión de Correa, y que en parte acaban asumiendo los jueces, es que usted decide denunciar cuando ve que no se beneficia de lo que está pasando delante de sus ojos. Algo así como: “Si no me hacéis partícipes de esto, lo reviento todo”.
También dijeron que yo había pedido diez millones de pesetas por las grabaciones. Por esas grabaciones me podrían haber ofrecido diez millones de euros. Nunca me rechazaron nada porque yo no pedí nada.
En la condena, sin embargo, los jueces dicen que aceptó sobornos. ¿Qué se considera más, un excorrupto o un héroe?
Ninguna de las dos cosas. Acepto la condena, pero la comparto muy poco en lo que a mi respecta. Corrupto yo no soy. ¿Que lo piense la gente? Lo puede pensar con razón. Pero ni me considero un corrupto ni un héroe, soy una persona que en un momento dado tomó una decisión. Y ojalá hubiese más como yo.
¿Por qué cree que se fijan en usted para hacerle partícipe de todo aquello?
¿Tú a un corrupto lo llevas a tu casa y lo dejas que cuide a tu hija un fin de semana o te llevas a una buena persona? A mí me llamaba Correa para que yo cuidara a su hija en Ibiza y él se iba a sus historias. ¿Qué veía Correa en mí? Yo creo que lo contrario a lo que veía en él. Si yo hubiera querido dinero, lo hubiera conseguido. Antes, durante y después. No lo quise porque no me merecía la pena.
Pero él le consideraba uno de los suyos.
Sí, pero no de sus business. Él me consideraba como de la familia.
¿No sentía un cierto atractivo hacia ese mundo? Tener cerca a ese tipo de gente, los sitios que frecuentan, los regalos que hacen... ¿Es una vorágine de la que es difícil salir?
Eso va en la persona. Un día, por ejemplo, insistieron en llevarme a un bar de putas.
Ya.
Yo no quería, pero al final fuimos. Y hay una frase de Álvaro Pérez en las grabaciones que dice: “O cambias la cara o no ligamos”.
Ahí no se “liga”.
Lo que quiero decir es que no me encontraba a gusto. Cuando íbamos a Ibiza, Paco [Correa] siempre estaba deseoso de coger el barco y yo le decía que vale, pero que prefería la playa. Yo estaba alejado de muchas cosas que para ellos eran importantes, y al revés. Ellos no han leído un libro en la vida.
¿La corrupción no tiene un punto sexy?
Puede que haya personas a las que eso les deslumbre. Afortunadamente, desde muy joven he estado en contacto con un alto nivel de vida. He trabajado en la moda y he estado en las grandes ferias de Europa, he estado con Armani en su casa cenando, o con toda la jet de Barcelona.
Que usted ya venía salido de fiesta de casa, quiere decir.
Sí. A mi, chingar en un hotel cutre con dos señoras es que no me seduce nada. Los coches, los barcos, los grandes relojes… Nunca me he sentido atraído por eso.
¿Cómo definiría ese mundo de poder, ambición, dinero, prostitución?
Tienes que ser un crápula porque justo en ese mundo impera lo masculino, lo machista. Muy pocas corruptas se van de putos. Lo que se ven son los volquetes de putas, los hoteles con putas… Tienes que ser un poco zafio. Y luego los tíos son muy machistas. Es un mundo en el que la mujer es para lo que es. Yo me follo todo lo que quiero fuera de mi casa y no se lo cuentes a mi mujer que te mato porque yo la quiero mucho. Es todo muy paleto, muy chusco. Yo he visto a Paco Correa liado con una mujer inmigrante y llamando a la Comunidad de Madrid para conseguirle papeles. En fin, de película de serie B.
Ahora han salido detalles de otros casos de corrupción, como el del caso Mediador y el Tito Berni y, más allá del fondo, en la forma hay patrones de ese mundillo que se repiten, como una obsesión por el tema de la prostitución o las drogas.
Te llega a hacer gracia porque hay cosas idénticas. Hasta guardan el dinero de las mordidas en cajas de zapatos.
¿Qué le parece que el PP ponga el grito en el cielo con los casos ajenos e incluso los intente asemejar con Gürtel?
Algunas declaraciones de sus líderes dan un poco de sonrojo. Claro que hay que denunciar lo del Tito Berni, pero por lo que es, no por lo que fue lo otro. Equiparar lo del Tito Berni con la Gürtel es como poner una hormiga en mitad de Estados Unidos y comparar sus extensiones.
Contaba antes el tiempo que vivió con miedo. ¿Eso se pasa o sigue mirando por la calle a ver si le siguen?
No, ahora no. Tuve una temporada en la que me obsesioné cuando mis hijos eran muy pequeños. Cambiaba de ruta todos los días. No cogía el coche y me iba en autobús. Ya no.
¿Cree que todo lo que hizo valió la pena?
Sin duda, duermo todas las noches de puta madre desde el día que denuncié. No me considero ni mejor ni peor que nadie, pero sí estoy orgulloso de lo que he hecho.