José Luis Peñas, el concejal del PP que delató a Correa pero ha acabado condenado
Denunció la trama Gürtel, ayudó a entender el enmarañado sistema de las empresas de Francisco Correa, pero ha acabado con una condena a cuatro años y nueve meses de cárcel. José Luis Peñas, exconcejal del PP en Majadahonda, engrosa la lista de condenados de una sentencia que mantiene un equilibrio entre valorar su “colaboración en el esclarecimiento de los hechos” con resaltar que no le creen cuando dijo que él nunca hizo nada delictivo. Él tiene una sensación agridulce, porque valora que el fallo corrobore lo que él destapó: “Todo lo que dije en la denuncia se ha plasmado en la sentencia”.
Los jueces de Gürtel le han condenado por asociación ilícita, cohecho, falsedad documental, malversación y prevaricación. Peñas, que acumuló decenas de horas de grabaciones a los cabecillas de la trama, ha corrido la misma suerte que ellos, porque los jueces creen que cobró sobornos y ayudó a Correa, su amigo personal, a tener bajo control las adjudicaciones de Majadahonda, el municipio madrileño donde empezó como funcionario y acabó como concejal.
Peñas y Correa se conocieron a principios de los 2000. El alcalde de Majadahonda les presentó, y le recomendó a Peñas que le invitase a su boda. Así lo hizo, y el empresario, que entonces vivía la época dorada de sus negocios, le obsequió con un viaje a Isla Mauricio como regalo de bodas. La amistad que se fraguó entonces la definió el propio Correa durante el juicio, cuando contó que su hija le llamaba “tío Pepe”.
“El día que yo os deje de pagar me denunciarás”
En uno de los paseos que compartían, contó Correa, le hizo un vaticinio que él ha dado por cumplido: “El día que yo os deje de pagar los 3.500 euros y no pague el dinero de tu hija me harás daño, me denunciarás por cosas que sabes de mí”. El empresario cuenta que Peñas se echó a llorar delante de su hija y le contestó: “Cómo puedes pensar que yo vaya a hacer esto, somos hermanos”.
Peñas empezó a grabar sus conversaciones con Correa en diciembre de 2005. Meses más tarde acudió con 20 horas de grabaciones a la Fiscalía Anticorrupción, en lo que supone el origen del caso Gürtel como recoge la propia sentencia, para desgracia de Esperanza Aguirre. Esa prueba es la más importante del caso, contra la que han cargado todos los acusados, pero que ha sido refrendada por el Supremo. El tribunal de Gürtel también insiste en que es una prueba válida porque Peñas comenzó a grabar por iniciativa propia, sin acordarlo previamente con la Policía o con la Fiscalía.
La fractura que produjeron las grabaciones de Peñas a Correa y su colaboración con los investigadores se evidenciaron durante el juicio. Peñas declaró sentado un par de metros delante de Correa, quien no paraba de hacer gestos con cada confesión se su antiguo amigo. El exconcejal hizo un retrato demoledor del empresario, como alguien que pensaba que los ayuntamientos eran suyos y a quien solo le importaba ganar dinero: “No tenía conciencia de lo que realmente hacía, siempre pensaba que hacer negocios era hacer dinero de la forma que fuera, para él todo era un business”.
Correa insiste en que quería extorsionarle
La tensión que había acumulado Correa durante esa declaración estalló en uno de los recesos. Llamó a Peñas “golfo”, “sinvergüenza” y le dijo que se había estado llevando “la pastuqui”. Y es que el empresario siempre ha defendido que Peñas le grabó para extorsionarle, para pedirle que le pagase más, y para ello se basa en una conversación que mantuvo Peñas con otro imputado de la trama, en la que le hablaba de cómo pensaba actuar contra Correa.
“No te voy a pedir como el maricón, ahora tú sabes lo que nosotros sabemos, lo que no sabes es lo que te hemos grabado; ahora empieza a pensar, y ahora hazme una oferta. Pues así se lo voy a decir, tío. Y si él no quiere se lo digo a Pablo, me da lo mismo. Mira, Pablo, lo siento mucho, tengo que hablar contigo, tío. Ahora, que yo me llevo por delante a todo el mundo, lo tengo clarinete”, comentaba el exconcejal, que siempre ha negado que estuviese planeando extorsionar a líder de la Gürtel.
Correa intentó durante mucho tiempo que Peñas cambiase de versión antes de que comenzase el juicio. Le pidió “solucionar todo esto” sin éxito. Frustrado, en el juicio describió lo que para él había sido la traición de un hermano “No encuentro las palabras”, dijo Correa al comenzar a hablar de su antiguo amigo. “Hay que tener muchísima maldad para que alguien que está viviendo en tu casa, mi hija paseando con él y llamándole 'tío Pepe', estar grabándome para luego denunciarme”, dijo.
Una campaña de acoso
Peñas lleva años denunciado que sufre un acoso constante para que de marcha atrás y deje de confesar. Además de las presiones del propio Correa, explicó que varios abogados de los imputados le habían ofrecido dinero por su silencio y que el propio PP intentó que dejase de confesar. Con la publicación de los papeles de Bárcenas cesó parte del acoso, pero no acabaron las ofertas económicas. Tras el fallo, Peñas ha recordado los episodios de acoso que ha vivido. “A mí me han escupido en la calle con mi hijo de dos años en brazos”, contaba en una entrevista.
Del acoso no se ha librado el abogado de Peñas, Ángel Galindo, que firmó la denuncia inicial que dio origen al caso. “El caso Gürtel son los últimos ocho años de mi vida, en los que he sufrido un acoso constante”, explica a eldiario.es. Galindo es además concejal de un pequeño partido en el Ayuntamiento de Boadilla, uno de los epicentros de Gürtel.
Explica que desde el Ayuntamiento, que sigue gobernado por el PP, ha habido ataques constantes contra él por ser el abogado del delator del caso. “Ha habido querellas constantes, he estado imputado cuatro años, me denunciaban y luego pedían mi dimisión en el pleno por esa denuncia”, cuenta. Afirma que ha sufrido una auténtica campaña de difamación que incluyó un intento de que le expulsaran del Colegio de Abogados.
Relata que el último episodio de este acoso lo ha vivido este mismo viernes. En el pleno, el alcalde Arturo González Terol ha cargado contra él y los grupos de la oposición han abandonado sus asientos en solidaridad.
“Nos somos Gürtel”
Peñas explica a eldiario.es que no esperaba ser condenado. “Teníamos una sensación muy buena, hicimos un trabajo muy bueno, me refiero a mí y a mi abogado, fuimos al fondo de las cosas, respondimos a todo el mundo, pensábamos que habíamos llegado a convencer al tribunal de que no somos Gürtel, no hemos sido nunca Gürtel”.
Se muestra satisfecho porque la condena final haya sido de cuatro años y nueve meses, porque recuerda que la Fiscalía empezó pidiendo para él nueve años de cárcel. Pero insiste es que irá al Supremo porque confía en su absolución total: “Si yo hubiese hecho algo, habría ido a la Fiscalía a negociar directamente, no hubiese empezado a grabar”.
Añade que no tiene sentido que la sentencia le acuse de recibir sobornos en metálico, pero a la par diga que los viajes sospechosos de estar financiados por Correa se los pagaba él mismo. “Correa tenía una agencia de viajes, no tiene sentido que los viajes me los pagase yo pero luego él me diese dinero en metálico”, insiste.
A pesar de la condena, confiesa que tiene un sabor agridulce. “Ya han dicho los jueces que yo he grabado como tenía que hacerlo, que no he manipulado las cintas, no he vulnerado ningún derecho fundamental de nadie. Todo lo que dije en la denuncia se ha plasmado en la sentencia”.
El tribunal no le cree
Buena parte de los 1.687 folios de la sentencia están dedicados a hablar de Peñas, de su papel en la trama y de las grabaciones. En una parte destaca que “ha colaborado de forma esencial en la investigación”, pero tras repasar su implicación en los hechos concluyen que su credibilidad falla: “Con las respuestas que ha dado, ha tratado de eludir su implicación en los hechos de que ha venido siendo acusado”.
Esos hechos son, según el tribunal, que Guillermo Ortega, alcalde de Majadahonda, “prestó su colaboración fundamental” al grupo de empresas de Correa hasta “formar parte de él”. En ese proceso se simbiosis entre la trama corrupta y la administración pública fue fundamental la ayuda de Peñas. Él y el resto de implicados del Ayuntamiento, dicen los jueces, “se prevalieron de las competencias que por razón de sus cargos ostentaban dentro del Ayuntamiento, para imponer esta dinámica de actuación tanto en el ámbito de la contratación, mediante la manipulación en las adjudicaciones, como en el de la ordenación de pagos, mediante la autorización de pagos indebidos”.
Es más, la sentencia añade que Peñas y otros concejales “se fueron apoderando de manera indebida, con regularidad y periodicidad, de distintas cantidades de distintas 'cajas fijas', que ni justificaron en su momento ni han justificado después”. El concejal siempre ha negado todos los hechos, y su abogado estudia ya la sentencia para presentar el recurso de casación ante el Tribunal Supremo.