“Cuando todo el mundo ve que esta Comunidad (Castilla y León) tiene una capacidad limitada, yo creo que la limitación la ponemos nosotros. Realmente se pueden desarrollar grandes proyectos aquí igual que en otros lugares. Hay que mirar hacia delante para avanzar. Yo soy un empresario atípico, gasto menos de lo que gastaba hace 10 años. Todo lo que los negocios generan se vuelve a reinvertir”. José Luis Ulibarri Cormenzana, presunto cabecilla de la Operación Enredadera, la organización que amañaba contratos gracias a sobornos, cohechos y amistades con políticos, hablaba así para el diario ABC en el año 2000. Hacía balance de una carrera meteórica que empezó con la construcción -es aparejador- y se disparó con su entrada en el sector de las telecomunicaciones y los medios.
Precisamente es esa faceta de propietario de periódicos de papel y digitales, televisiones y radios la razón del poder que ha acumulado Ulibarri. En sus muchos informes, la UDEF destaca cómo presionaba a los políticos para que le adjudicasen concursos ilegalmente, facilitándole los pliegos antes de su publicación o torciendo las voluntades de quienes formaban parte de las mesas de contratación. Quien no cedía, pagaba. Página a página, un día detrás de otro. Un conocido político del Partido Popular, que pidió no revelar su identidad, relató a eldiario.es cómo sufrió la ira de Ulibarri y de dos de los directores de sus periódicos. Publicaron noticias sesgadas, editoriales...cualquier cosa para castigar al díscolo, para minarlo políticamente. El PP nunca intervino, nadie quiso aplacar a Ulibarri.
La primera televisión y el Don Corleone
Pero ¿cómo un aparejador creó un imperio y acumuló tanto poder? Cuentan que tuvo un maestro en el primero que le dio trabajo, José Luis Martínez Núñez 'Don Pepe', el dueño de Teconsa, que llegó a estar investigado por ordenar el asesinato del consejero de la Xunta Xosé Cuiña. Ponferrada era o es un territorio aparte donde regían unas reglas propias, las que marcaba Martínez Nuñez y aceptaban los políticos de la zona. En febrero de 1980, tras abandonar Teconsa, Ulibarri creó Begar junto a un socio. Según sus propias palabras, la constructora tuvo un crecimiento muy rápido hasta 1986. Las cifras daban vértigo. En su primer año facturó 100 millones y duplicaban año a año, hasta llegar en 1990 a una facturación de 6.000 millones. Es el año clave. Crea una imprenta, entra en el sector inmobiliario y nace su primera televisión, Canal 0 en León.
Era el tiempo de las televisiones locales, apenas había marco legal (no llegó hasta la Ley 41/1995 promulgada por el PSOE con los votos en contra del PP y que limitaba a dos licencias la televisión local de cada zona) y entrar en el sector fue para Ulibarri tan sencillo como tirar cable por toda la ciudad. León tenía entonces una recepción de la señal de televisión muy defectuosa, con zonas oscuras en algunos puntos de la ciudad y él acabó con el problema, bastó con una licencia de obra del entonces alcalde del PP Juan Morano.
Para afrontar la parte técnica contó con técnicos gallegos -la televisión gallega empezó a emitir en 1984-. Canal 0 (Teleón SA) arrancó en un pequeño piso del número 4 de la calle Covadonga. A apenas unos números estaba el bar Don Corleone, lugar donde se testó la recepción de la televisión y que se convirtió en una segunda redacción para la decena de empleados de Canal 0. Tan importante fue la relación con el establecimiento, que el matrimonio que lo regentaba tuvo su homenaje en una revista que editaba Ulibarri y que aún está enmarcada en el Don Corleone.
La primera televisión de Ulibarri tenía un capital de 40 millones de pesetas y empezó sus primeras emisiones llegando a 500 viviendas. Con ese trabajo de tirar cable, en 1991 cableó manzana a manzana hasta llegar a 14.000 viviendas. Cuando acababa 1995 llegaba la televisión por cable, y la fórmula era la utilizada por Ulibarri: licencia para cablear o, lo que es lo mismo, licencia para utilización de dominio público. La daban los ayuntamientos y así fue llegando a Palencia, Miranda de Ebro, Ponferrada, Benavente, Zamora...
La de Valladolid, plaza fuerte para Ulibarri por ser la sede del Ejecutivo, no llegó hasta el 95. Se convirtió en la cabecera del grupo Televisión Castilla y León. Cuando se aprobó la Ley de Telecomunicaciones por Cable, la Junta de Castilla y León consideró demarcación única a toda la comunidad. Un Real Decreto estableció requisitos: unos rangos de capital social de las empresas adjudicatarias en función del tamaño de la población a la que prestaría servicio. El operador de Castilla y León tenía que contar con al menos 1.000 millones de pesetas. Eso dejó fuera a pequeños operadores. Ulibarri reunió entonces a operadores repartidos por la Comunidad para unirse en la mercantil Regional de Telecomunicaciones de Castilla y León. Compitió con Endesa, Fenosa, cajas de ahorros, Gesprogable... y ganó. Así surgió Retecal, a la que se unió su constructora Begar como accionista, Caja España e Hidrocantábrico. Las televisiones se desgajaron posteriormente de esta sociedad para agruparlas en otra. La aventura de Retecal no acabó bien. Se enfrentó a sus socios y la mercantil fue absorbida por ONO. Pero él siguió creciendo.
Años después, en 1999, el pequeño canal que había nacido en un piso de León se trasladó a una sede más aparente, en el barrio de Eras de Renueva. La inauguró otro alcalde del PP, Mario Amilivia, conocido por pasar como gastos del Ayuntamiento hasta la compra de gomina. El resto de televisiones locales de Ulibarri fueron apareciendo poco a poco: Zamora, Valladolid, Segovia...En el año 2000 el conglomerado ya usaba el nombre de Televisión Castilla y León. En esa etapa, grupos de comunicación nacionales quisieron entrar en el accionariado de locales de todo el país. Pero Ulibarri, lo tenía claro: su participación no podía superar el 10%, quería mantener el control y sobre todo el poder. No hubo acuerdo, Prisa entró en multitud de cadenas locales de otras comunidades, pero con un reparto de entre el 30 y el 50% de las acciones, en otras se hizo con el 100%.
El objetivo de Ulibarri, en parte, coincidía con el del entonces presidente de Castilla y León, Juan José Lucas, que siempre dio vueltas a la idea de tener una televisión autonómica que no acabó de llegar, no al menos de la forma tradicional. Hasta 2008 y la llegada de la TDT, el proyecto de una televisión autonómica no se retomó. La Junta tenía que adjudicar dos canales TDT y tenía un grave problema. Mientras Ulibarri había desarrollado su proyecto televisivo, Promecal, del burgalés Antonio Méndez Pozo, condenado en el 'caso de la Construcción', había hecho lo mismo. Ambos tenían televisiones, pero también radios y periódicos. Adjudicar sólo a uno de los dos era un tiro en el pie para el Gobierno regional. Hacerlo a un empresario de fuera, era entrar en guerra abierta, no con Ulibarri o con Méndez Pozo, sino con los dos a la vez. Se gestó así una alianza, promovida por la Junta para que ambos se asociasen. Su único competidor fue Blas Herrero con Kiss TV. Ganaron. Esa concesión, de diez años hasta que un cambio legal la convierte en una licencia de 15 años, es un híbrido entre televisión pública y privada. Desde su creación ha recibido más de 170 millones de la Junta a cambio de ofrecer programación basada en la identidad regional, dar información de eventos como Las Edades del Hombre o las instituciones de la Comunidad. Básicamente es lo que se hacía antes de manera privada y con inyecciones de publicidad. Ahora llueven los millones en forma de ayuda directa y sin fiscalizar. Su primera experiencia con la TDT había llegado en 2006 fuera de Castilla y León: El Consell valenciano, con Camps al frente, le dió a su empresa Mediamed Comunicación Digital 13 licencias. Además, el Ayuntamiento de Valladolid, entonces en manos de Javier León de la Riva, íntimo de Ulibarri, le encargó un estudio para poner en marcha una TDT local que no llegó a materializarse.
Ulibarri y la prensa
La televisión era un 'arma' interesante en Castilla y León. El 70% de su población se concentra en Burgos, León y Valladolid. El resto se disemina en un territorio caracterizado por la dispersión y el envejecimiento. No bastaba con una tele que llegaba poco a poco en los 90. Se hizo accionista de El Mundo de Castilla y León, Heraldo de Soria, Diario de León, el Corrreo de Burgos... Ahora es el propietario de tres de ellos. Por Diario de León, la joya de la corona porque es líder en ventas en esa provincia, pagó 36 milones, cuando el resto de interesados ofrecía 20. Era la venganza contra quien fue su jefe, Martínez Núñez, propietario de La Crónica de León, y que llegó a estar imputado por incendiar la sede de Retecal en Valladolid.
En 2013 se hizo con Diario de Valladolid-El Mundo, después de que Unidad Editorial lo dejase morir con ERE. La venta se cerró en 700.000 euros, lo mismo que valía el edificio donde se asentó la redacción durante más de dos décadas. Recientemente se hizo con el único periódico de Soria. Los confidenciales digitales también gustan a Ulibarri. Tiene el 84,67% de El Semanal Digital, ahora esdiario a través de la empresa Ayalba Inversiones SL, administrada por su hija.
Las radios de Ulibarri, Micrófono de Oro
Ulibarri entró en el negocio de la radio en el concurso regional de licencias en 1999. Se presentó con las televisiones que tenía entonces y consiguió un puñado de licencias. Apenas hay datos de los requisitos de hace 20 años para conseguir las adjudicaciones, pero el caso es que supo aprovecharlas. Por ejemplo, en 2000 llegó a un acuerdo con Onda Cero para la explotación. Poco después el pacto se hizo con Punto Radio. Tal era su compromiso, que en 2008 Luis del Olmo le daba el Micrófono de Oro.
El cierre de Punto Radio acabó momentáneamente con su aventura en 2013, y siguió explotando sus licencias bajo la marca Castilla y León Radio durante unos meses. La entrada de Federico Jiménez con Esradio, y el acuerdo que firmaron, le mantiene en ese negocio. Castilla y León Radio agrupaba entonces 11 emisoras asociadas a la desaparecida Punto Radio. Esradio ya contaba con 5 emisoras en Castilla y León. Se desvincularon del acuerdo por considerar “inaceptables” las condiciones que imponía Edigrup (sociedad en la que están los medios de Ulibarri).
Un empresario 'adorado' por los políticos
Prueba del poder acumulado y de las amistades y asociaciones tejidas por Ulibarri es la boda en 2005 de su hija Adriana en el santuario de la Virgen de la Encina (Ponferrada). No faltaron políticos de relumbrón de esta y otras comunidades: Alfredo Prada, entonces vicepresidente de la Comunidad de Madrid y consejero de Justicia e Interior, entre 2003 y 2008, Enrique López (magistrado del Tribunal Constitucional que dimitió por una alcoholemia positiva en 2014, cuñado de la mano derecha de Ulibarri, Miguel Hernán Manovel, presidente de RTVCyL y detenido también en la Operación Enredadera), el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, su antecesor en el cargo, el exministro y exvicepresidente del Senado, Juan José Lucas, el locutor Luis del Olmo, el entonces el consejero de Fomento, Antonio Silván (que aparece en los pinchazos telefónicos de Enredadera)... pocos se atrevieron a faltar a la boda de la hija de 'el jefe'.