La Junta de Castilla y León también tuvo una oficina comercial en Chile. Al igual que ocurrió con las sedes de Miami y Panamá, se constituyó a través de acuerdos con empresarios privados y se mantuvo en secreto. Nunca se facilitaron datos oficiales de los gastos o los resultados obtenidos.
La primera incursión de la oficina de internacionalización de la Junta en el país andino, Excal, se produjo en 2006, gracias a un convenio con la Cámara de Comercio de Chile para que un trabajador de Excal pudiese instalarse en la institución cameral “a fin de realizar trabajos y estudios enfocados a la expansión exterior de las empresas de Castilla y León, buscar oportunidades de negocio, investigar posibilidades de cooperación entre empresas de Castilla y León y empresas chilenas, detectar posibles inversores en la Comunidad y, en definitiva, apoyar sobre el terreno cualquier tipo de acción promocional desarrollada por Excal SA”.
Para ello, Excal pagaba a la Cámara de Chile 1.500 euros al trimestre. Este convenio fue firmado el 13 de diciembre de 2005 por el entonces consejero delegado de Excal, Alberto Esgueva, hoy imputado en la trama eólica, de la que es el principal beneficiario.
Esgueva dejó Excal en febrero de 2006 para dedicarse, según sus propias palabras, “a la empresa familiar”. Lo cierto es que recaló en la Cámara de Comercio de Valladolid, en calidad de presidente de la Comisión de Comercio Exterior. Casualidad o no, fue poco después de su entrada en la Cámara cuando Excal llega a acuerdos con empresarios privados para gestionen oficinas comerciales fuera de España.
Así se hizo en octubre de 2006 en Miami, donde la Cámara de Comercio, mediante una subvención de Excal, contrata los servicios de José Luis Esteve, amigo de José María Aznar afincado en Miami, que a la vez ya había firmado un contrato con Excal idéntico en sus objetivos, aunque de mucha mayor cuantía.
En Chile ocurrió algo muy parecido. Mientras Esgueva estuvo en Excal, el contrato fue con la Cámara de Comercio de Chile, y cuando éste llega a la Cámara de Comercio de Valladolid, se produce el cambio. En abril de 2007 Excal firmó un contrato con los consejeros delegados de Dinter SL, filial chilena de la empresa vallisoletana Exportaciones de Castilla y León. Uno de esos dos consejeros delegados era José Rolando Álvarez, presidente, en ese momento, de la Cámara de Comercio de Valladolid, y también del Grupo Norte, cargo que mantiene en la actualidad. El otro consejero delegado era Diego Rodríguez Bollón, del Grupo Inzamac.
De 1.500 euros trimestrales a 250.000 anuales
Excal pasó de pagar 1.500 euros trimestrales a 250.000 anuales. El contrato se motivaba así: “Excal SA ha detectado importantes dificultades en la comercialización de los productos de Castilla y León en el mercado chileno debidas fundamentalmente a la falta de dimensión de las empresas de la región para abordar el mercado chileno, donde además existen condicionantes propios de logística y distribución que encarecen o hacen inviable la venta de los productos regionales en dicho país, haciéndose necesario disponer de importadores y distribuidores”.
Añadía que se habían detectado las mismas dificultades en el mercado argentino y que Dinter SL contaba con “las herramientas necesarias como plataforma logística” para resolver esas dificultades “dada su condición de importador, distribuidor y almacenista en Chile” y destacaba su conocimiento “exhaustivo” del mercado, así como las prospecciones de negocio que estaba realizando en Argentina.
La realidad es que Dinter SL se había creado en 2006, por lo que difícilmente podía tener un conocimiento tan “exhaustivo” como el que le atribuía Excal. La empresa matriz estaba instalada en el edificio de la Consejería de Economía conocido como Perla Negra, en el llamado ‘nido de empresas’. En una entrevista en un diario local en 2010, su responsable de compras afirmaba que exportaban productos de Castilla y León “en colaboración con Excal”, pero nunca se mencionó lo que costaba esa “colaboración”. De 2007 a 2010, Excal pagó 725.000 euros a Dinter.
Proyectos descartados
¿Funcionó el acuerdo para exportar productos de Castilla y León? Según un informe aportado por la propia Dinter en 2010, no muy bien. Se descartaban proyectos como el relativo a la cecina de vaca, ya que Chile prohibía importar productos españoles de origen vacuno. Las galletas palentinas de Gullón también se rechazaron, tenían un precio “no competitivo” y en Chile había mucha oferta de ese producto.
Lo mismo pasaba con los vinos, un mercado muy desarrollado en el país, con el pimentón, que se produce en gran cantidad, con las frutas en almíbar, que tenían un precio altísimo para el país, o con las salsas. Dinter hacía prospecciones en Cuba, en Argentina, en Perú, en Uruguay y hasta en Panamá, donde Excal ya tenía a la consultora de Arranz Acinas. Si todo eso costaba 250.000 euros anuales, está por ver.
Este diario intentó, sin éxito, contactar con José Rolando Álvarez. La sociedad española matriz de Dinter, Central de Compras, se extinguió en diciembre del año pasado.