La sentencia, facilitada por el propio Germán Cantabrana en rueda de prensa, pide readmitir en iguales condiciones y abonarle los salarios desde el 2 de julio de 2018 (fecha de despido) hasta que la readmisión tenga lugar, a razón de 103'44 euros al día. Esto supone 3.090 euros al mes, alrededor de 21.000 euros.
La sentencia cree que se evidencia “no sólo un conflicto ideológico entre la dirección del partido” y Cantabrana, “como diputado del Grupo parlamentario, sino un ataque constante por parte de la dirección regional del partido a la autonomía política” del mismo “como miembro del Grupo Parlamentario”.
Considera que “el despido disciplinario del actor carece de justificación suficiente al no haberse acreditado por parte de la empresa las causas y conductas que se imputan al trabajador en la carta de despido”.
Según Cantabrana, la empresa es Podemos estatal y, ante esta situación, ha apuntado que, dada la gravedad de los hechos, debería dimitir tanto la dirección regional del partido, empezando por su secretario general, Kiko Garrido, como el secretario general, Pablo Echenique.
La sentencia, contra la que cabe interponer Recurso de Suplicación ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja, cree que el despido “sólo puede interpretarse como el desenlace” de los hechos “acaecidos desde el mes de enero de 2.017”.
En estos hechos, el fallo ve “continuos conflictos internos y luchas de poder por controlar el grupo parlamentario, vinculados a la libertad ideológica” de Cantabrana “y su autonomía política”.
Cantabrana ha considerado que “la sentencia desmonta las supuestas irregularidades para tratar de impedir” que se presentara a las Primarias del partido. Algo que también esta judicializado, y cuya vista oral se celebrará el próximo día 21.
El portavoz de Podemos ha considerado que el fallo debería “allanar” la cuestión y Podemos debería permitir que se presentara porque se “demuestra” tanto que no podía aportar al partido porque estaba despedido como que los informes negativas de Salud Laboral no tenían sustento.
La sentencia, ha dicho, ha sido “a costa de un calvario de tres años”. “Estoy muy jodido”, ha reconocido a pesar de tener la sentencia a su favor, “porque me impliqué en un proyecto en el que creía y he acabado sufriendo”.