A la reforma fiscal para fomentar el mecenazgo, uno de los proyectos “estrella” del Gobierno para esta legislatura, le ha faltado una normativa que la identificara como ley, el “celofán” que la envolviera, según el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle.
La ausencia de esa “etiqueta” es una de las cosas que a Lassalle (Santander, 1966) le ha quedado en el tintero de los proyectos que abrió a su llegada a la Secretaría de Estado de Cultura y que la crisis financiera que se cruzó “en el camino de todos los españoles” bloqueó en gran parte.
“La reforma fiscal que fomenta el mecenazgo es la más importante desde la Transición”, insiste en una entrevista con Efe Lassalle, en la que reconoce que, a pesar de que se aprobó lo más importante, los incentivos fiscales a la inversión en cultura, han faltado dos cuestiones para terminarla, como son definir quién es mecenas y crear un Consejo del Mecenazgo.
Aunque cree que se ha conseguido un 80 por ciento lo que se perseguía con el fomento del mecenazgo, ha faltado “la etiqueta que defina esta ley”, una normativa que atribuyera a la cultura “el reconocimiento social e institucional que se merece”.
Y también le gustaría a este doctor en Derecho, profesor universitario de Filosofía, diputado y miembro del Comité Ejecutivo del PP, que esa ley llevara su “nombre y apellidos” porque cree que el mecenazgo es “el instrumento complementario e imprescindible para que la cultura sea viable”.
Por eso le preocupa que a la opinión pública se haya trasladado el mensaje de que “no hay ley del Mecenazgo” y muchas empresas e instituciones desconozcan aún los importantes incentivos fiscales que se han puesto en marcha.
A pesar de que queda poco para el final de la legislatura, Lassalle dice que empleará la mayor parte de su energía “a seguir combatiendo la piratería”.
Así, ha explicado, quiere agilizar y reforzar, tanto en efectivos humanos como materiales, la Sección Segunda de la Comisión de Propiedad Intelectual, órgano que puede interrumpir el servicio de páginas de internet que atenten contra los derechos de propiedad intelectual.
Y, al igual que el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, al que considera “un buen amigo”, declaró recientemente “la guerra” a la piratería en internet, Lassalle ha insistido: “Contra la piratería, guerra sin cuartel. Lucha a muerte”.
Frente a las críticas sobre la lentitud de la Comisión de Propiedad Intelectual, el secretario de Estado ha indicado que hay que dejar que la ley vaya produciendo sus efectos y ha garantizado que dentro de un año la situación “habrá dado un cambio radical”.
Lassalle ha recordado que fue su Gobierno el único que cogió “el toro por los cuernos” para tratar de encauzar “el tsunami” de la piratería y que, frente a la situación anterior en la que España estaba en una posición “muy relevante” dentro de las descargas ilegales, ahora casi no hay páginas web de este tipo que sean españolas.
El secretario de Estado ha destacado también la necesaria labor educativa que se precisa en este sentido y ha anunciado un proyecto para fomentar la protección de la creación y la propiedad intelectual dentro de las actividades extralectivas en las escuelas.
Se trata, ha explicado, de un proyecto puesto en marcha en colegios de Galicia por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) que se va a intentar trasladar al conjunto del Estado.
Del IVA del 21 por ciento aplicado a determinados sectores de la cultura, Lassalle señala que el Gobierno ya lo ha explicado en numerosas ocasiones y sostiene que cuando se adoptó la medida de subir este impuesto “no se pensó en términos de eficacia, sino en la urgencia de la recaudación dentro de una visión global”.
Lassalle, que ocupa su puesto desde el primer Consejo de Ministros que presidió Rajoy, el 23 de diciembre de 2011, quiere posar para las fotos con EFE con dos cuadros que le acompañan siempre: el dibujo que hizo de Jovellanos Goya y un afiche de “Lord Jim”, de Conrad.
“Jovellanos -revela- porque refleja muy bien la impostura que para el intelectual significa estar metido en política. Siempre hay algo de melancolía porque nunca puede hacer todas las cosas que quiere, y 'Lord Jim' porque soy un lector compulsivo de Conrad, porque se desarrolla en torno a la culpa y es una de las mejores obras para entendernos”.