Redacción América, 29 oct (EFE).- Catorce diputadas, senadoras, concejalas, candidatas e integrantes de organizaciones sociales y ambientalistas de Brasil relatan en el libro “Siempre fue sobre nosotras” las diversas situaciones de violencia política que han vivido en el marco de las campañas electorales o de la función pública local o nacional.
El libro, recientemente publicado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), reúne los testimonios de la primera concejala negra en Río de Janeiro, Benedita da Silva; la primera mujer presidenta de Brasil, Dilma Rousseff; la primera legisladora transexual electa en Belo Horizonte, Duda Salabert; la primera presidenta de la Unión Brasileña de Mujeres, Jô Moraes; la ambientalista Marina Silva, la primera indígena en postularse a la candidatura presidencial, Sônia Guajajara, entre otras, quienes alzan la voz para denunciar las agresiones machistas que han sufrido durante su paso por la política.
La idea de la publicación nació de la excandidata a la Vicepresidencia de Brasil Manuela D'Ávila, quien se cuestionó hasta dónde podría llegar la violencia política de género en su país tras un debate para las elecciones de 2020 en el que los ataques personales por parte de otros políticos lograron que sienta “vergüenza, miedo e ira” y la llevaron “al límite”.
“Apenas reconocí en mí a la mujer fuerte que había disputado siete elecciones, obtenido votaciones extraordinarias y enfrentado el machismo desde el comienzo, especialmente en los últimos años tras el ascenso de la extrema derecha en el país”, recuerda D'Ávila en “Siempre fue sobre nosotras”.“El dolor que sentía debía convertirse en un debate para que más mujeres no vivieran, en el futuro, lo que yo estaba viviendo”, pensó en ese momento y decidió convocar a otras líderes para que contaran sus experiencias.
LA VIOLENCIA MACHISTA, UN RECURSO DE LA PEOR POLÍTICA
La ONG Justiça Global denuncia que las situaciones de violencia política en Brasil están lejos de ser aisladas y pone en el centro de una investigación publicada en 2020 que esta violencia es parte fundamental de las acciones que los hombres utilizan para lograr que el poder político no sea ejercido por mujeres, personas de identidad LGBTQIA+, indígenas, afrodescendientes, etc.
Según cifras recopiladas en ese informe, entre 2016 y 2020 del total de ofensas emitidas en el contexto político, el 76 % fueron dirigidas a mujeres. “Los actos ofensivos y discriminatorios mapeados se basan principalmente en temas relacionados con la misoginia, el racismo, la intolerancia religiosa/racismo y la fobia LGBTQIA+”, señala el documento.
La violencia política de género en Brasil, caracterizada por agresiones psicológicas y verbales, ha ido escalando con el paso de los años. El asesinato de la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco, en 2018, supuso un antes y un después en la visibilidad y la lucha de las políticas contra estos ataques.“El asesinato de Marielle y Anderson (su conductor) expuso al mundo las grietas estructurales de la frágil democracia de Brasil.
Esta violencia brutal evidenció la importancia de identificar la violencia política de género como un problema con raíces estructurales en la sociedad brasileña“, afirma en el prólogo del libro su hermana Anielle Franco.
INCREMENTO DE LA VIOLENCIA POLÍTICA CONTRA LAS MUJERES
Una violencia de género que se ha exacerbado con el auge de las redes sociales y las “fake news”, especialmente durante el período presidencial de Jair Bolsonaro, quien este 30 de octubre disputa la Presidencia frente al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, denuncian las políticas. Sin embargo, los ataques digitales comenzaron años atrás.
La ambientalista Marina Silva asegura que durante las elecciones de 2014 el aumento de las noticias falsas sobre ella fue “exponencial”, mientras que la diputada Jandira Feghali relata que fue víctima de la desinformación cuando en la campaña electoral por el Senado en 2006 se difundieron una serie de noticias falsas y carteles en los que la llamaban “asesina de niños inocentes” por su apoyo a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Áurea Carolina, también diputada, relata que nunca había reflexionado en profundidad sobre la violencia que había sufrido hasta que llegó a la política. Ahí se dio cuenta de que el acoso, especialmente el sexual, estaba normalizado y se utilizaba para silenciar a las políticas.
Los ataques misóginos también llegaron por parte de la prensa, asegura la expresidenta Dilma Rousseff. “Hubo una fuerte producción de notas, reportajes, titulares, fotos y portadas descaradamente misóginas con el fin de imponer las cadenas del patriarcado a la primera mujer presidenta de Brasil”, denuncia.Rousseff, quien fue destituida del cargo en un juicio político en 2016, afirma que la misoginia en la sociedad, en las instituciones y en los medios “se volvió una poderosa arma de control y disuasión de la actividad política de las mujeres”.
La diputada Maria do Rosário cree que, en Brasil, la violencia está “en el corazón de la política” y a. Sin embargo, dice, hay que enfrentarla y entender que por más difícil que sea hay que “ejercer la resistencia y la transformación política y cultural con apoyo mutuo como mujeres”.
Por Cristina Bazán