López Madrid contra Elisa Pinto: la Policía al servicio de un poderoso empresario
El yerno de Villar Mir se sentará en el banquillo junto a Villarejo por amenazar y agredir a la dermatóloga pese a que tuvo a un grupo de mandos en activo maniobrando para decantar la investigación a su favor
En el contencioso judicial que mantienen desde hace ocho años el empresario Javier López Madrid y la dermatóloga Elisa Pinto hay alguien que va perdiendo a pesar de haber contado con la ayuda de destacados mandos policiales. La advertencia que recogió en un atestado la Guardia Civil en noviembre de hace ocho años –López Madrid mantiene “relaciones estrechas” con un grupo de comisarios– es hoy una certeza asumida por dos juezas de Madrid, sus compañeros de la instancia superior, la Audiencia Provincial, y por un instructor de la Audiencia Nacional.
Esos jueces han descrito en distintos autos el trato de favor que, como poco, recibió el yerno de Juan Miguel Villar Mir por parte de la Policía, si no los delitos que cometió junto a uno de esos comisarios, José Manuel Villarejo Pérez. La última vez ha sido esta misma semana, cuando la jueza Concepción Jerez ha archivado la causa que abrió en 2014 a raíz de una denuncia de López Madrid contra la doctora. En su escrito, la jueza pone “en duda” los informes policiales que culpaban a la mujer del acoso.
El primer movimiento registrado de estas maniobras se produce el 17 de marzo de 2014 al denunciar Javier López Madrid las amenazas telefónicas que aseguraba venía sufriendo desde octubre del año anterior. ¿En una comisaría? No exactamente. Fue en dependencias de la Jefatura Superior de Policía, concretamente ante el Grupo V de Homicidios de la Policía.
Nadie puede acceder directamente a los equipos de investigación de la Policía para denunciar un hecho. Pero López Madrid apareció allí, según cuenta el propio Conde, en compañía de Javier Sánchez-Junco, abogado, ex fiscal Anticorrupción y un nombre muy habitual en los medios en los últimos años por ser el abogado de Juan Carlos I.
José Luis Conde aseguró en 2019 a elDiario.es que fue la presencia de Sánchez-Junco lo que le hizo atender al empresario personalmente, aunque la jueza explica que López Madrid ya había hablado por teléfono con el mando policial antes de personarse en Jefatura junto a un tal “Gabriel”, al que el comisario Conde no menciona.
'Nino' Conde, como se le conoce en el Cuerpo, era el jefe de la Brigada de Policía Judicial de Madrid, un hecho que a la luz de los acontecimientos reviste de especial gravedad aquella entrevista, según la jueza que acaba de exculpar a Pinto. La magistrada Concepción Jerez recupera la declaración en sede judicial que prestó después el comisario Conde ante ella para reprochar que “está carente de credibilidad”.
“No explica [Conde] las razones lógicas por las cuáles se le tomó declaración en dependencias del Grupo V de Homicidios, ni tampoco aclara por qué existían sospechas sobre Elisa Pinto, sobre todo teniendo en cuenta que inicialmente el denunciante no manifestó que existieran las mismas”. Se refiere la jueza a que López Madrid enmarcó en aquel momento las amenazas en el contexto de su relevante situación de empresario.
El amigo de Felipe VI
Antes y después de aquella visita a Jefatura, López Madrid habló por teléfono con Conde y con otro relevante miembro de la Policía, el comisario Enrique García Castaño, contra quien se suspendió en mayo el primer juicio de la causa Tándem (Villarejo) por haber sufrido un grave accidente vascular. García Castaño aseguró a este periódico hace tres años que López Madrid llegó hasta él a través del jefe de seguridad de la empresa de Villar Mir, también policía, y que él le derivó a una unidad especializada por la vinculación personal que el denunciante tenía con el entonces heredero al trono de España.
Esa relación entre López Madrid y Felipe VI quedaría de manifiesto dos años después de la denuncia y gracias al mismo volcado del teléfono de López Madrid que ordenó la jueza Jerez. Pese al borrado anterior que había hecho el empresario, la Guardia Civil logró recuperar el intercambio de llamadas con los comisarios y unos mensajes en los que los reyes de España arropaban a López Madrid, según reveló elDiario.es. Los mensajes con los reyes de España se produjeron tras la publicación de los gastos del empresario con una tarjeta Black de Caja Madrid.
Después de que los policías de Conde se hicieran cargo del caso, López Madrid siguió llamando al comisario antiterrorista García Castaño. El 30 de enero de 2015 habló con él quince minutos, antes de que el responsable de la empresa del volcado de su teléfono le avisara de que ya tenía el terminal listo para ir al juzgado, según consta en la causa. Esa empresa colabora habitualmente con unidades especializadas de la Policía, según han confirmado a este medio responsables de las mismas.
Solo un policía en el banquillo: Villarejo
Ninguno de estos policías ha sido imputado de delito alguno. Quien sí va a ser juzgado junto a López Madrid es el comisario Villarejo. En la causa que se siguió en otro Juzgado, el de la magistrada Belén Sánchez, la Fiscalía solicita condenas de 13 años para cada uno de los acusados por un delito continuado de coacciones, otro de amenazas, un delito contra la Administración de Justicia y dos delitos de lesiones. El hecho de la contratación de un funcionario en activo está pendiente de apertura de juicio oral como pieza separada del caso Villarejo.
Javier López Madrid llegó hasta el comisario Villarejo a través del presidente de Société Générale en España y Portugal, Donato González, cuyas oficinas están en Torre Picasso, donde el policía encarcelado tenía la sede de sus empresas “de inteligencia”. López Madrid y Donato González compartían también amistad con Francisco Granados.
La citada instrucción determinó que el 14 de abril de 2014, mientras la doctora se bajaba de su coche y en presencia de su hijo de por entonces diez años, Villarejo le dijo: “López Madrid quiere que cierres la boca”. Al tiempo, el policía clavaba a la mujer un punzón en el costado.
La cúpula policial de entonces, al frente de la que estaba el jefe de la brigada política, Eugenio Pino, excusó en dos ocasiones de la rueda de reconocimiento a Villarejo alegando que estaba de viaje en el extranjero. Cuando estaba pendiente de acudir a la tercera, la Policía presentó unos nuevos informes que exculpaban a López Madrid y, en consecuencia, a Villarejo, del acoso, las amenazas y las agresiones a la mujer.
El caso dio así un giro inesperado. Era la época de Jorge Fernández Díaz en el Ministerio del Interior y Villarejo, como ha quedado acreditado después, atesoraba innumerables secretos de los excesos cometidos en el departamento. Como consecuencia de esos informes, la causa contra López Madrid y Villarejo fue archivada provisionalmente, pese a que la mujer ya denunciaba por entonces la existencia de “un montaje policial”.
Pero lo que sirvió a la jueza Belén Sánchez para cerrar la causa contra empresario y policía no convencía a los jueces de la Sección 15 de la Audiencia de Madrid. Ya en mayo de 2017, los magistrados pusieron en duda los informes policiales, ordenaron reabrir la causa y que la jueza Sánchez practicara de una vez la rueda de reconocimiento a Villarejo. Con la brigada política fuera de juego por las jubilaciones y el relevo en el Ministerio del Interior, aquella decisión resultaría catastrófica para Villarejo, que fue reconocido por la doctora y resultó imputado.
“Este partido lo vamos a ganar”
Poco antes de que se reabriera la causa ocurrió algo que a la postre iba a tener una importancia determinante en demostrar el montaje policial contra la doctora. El 21 de abril de 2017, López Madrid fue detenido por la Guardia Civil en el marco de la operación Lezo, una caso de corrupción que abarcaba la presunta financiación irregular del PP madrileño. Los agentes de la UCO le incautaron el teléfono. De nuevo, el celular del empresario iba a deparar una importante sorpresa de la que, otra vez, la Guardia Civil iba a informar al juez. El policía que había dirigido la investigación en contra de la doctora intercambiaba mensajes con López Madrid, pese a estar imputado por acoso, en los que el inspector actuaba con complicidad y servilismo.
“Buenos días javier. Solo quería transmitirte que el informe que queríamos es muy bueno para nuestra investigación. Paciencia en este último cuarto que este partido lo vamos a ganar”, decía uno de esos mensajes, tal y como publicó elDiario.es. El comisario en cuestión, entonces inspector jefe, es Alberto Carba, al frente hoy de la comisaría de Distrito Centro de Madrid.
De regreso al auto conocido esta semana, la jueza Jerez dice sobre la investigación de Alberto Carba: “Los contactos [de López Madrid con varios comisarios] ponen en duda los informes realizados por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta, de la Dirección General de la Policía”. La entonces unidad de Carba “no realizó ningún informe sobre dichos contactos, ni sobre las relaciones con el comisario Villarejo (…) resultando incompleta su investigación”, añade. Su investigación concluyó que la dermatóloga fingió el acoso, que fue ella quién asedió a López Madrid, y que para ello utilizó a su hijo de 10 años. Lo contrario de la verdad judicial, según la cual la mujer ha sido exonerada y López Madrid debe sentarse en el banquillo.
El 'Minority Report' de la Policía, también para López Madrid
A los informes de la UDEV de la Policía contra la doctora se incorporaron otros de la Policía Científica cuyas conclusiones también fueron entonces puestas en duda por la Audiencia de Madrid y ahora por la jueza Jerez. Se trata del análisis de una carta escrita a mano que había recibido Silvia Villar Mir, mujer de López Madrid. Sin que se sepa por qué, los policías decidieron que el hijo de Elisa Pinto, quien había presenciado el apuñalamiento y había reconocido a Villarejo, era sospechoso de haber escrito la carta al dictado de su madre.
A partir de la comparación de una fotocopia de la nota amenazante con unos exámenes del menor que los investigadores del caso solicitaron al colegio, los policías concluyeron que probablemente había sido el niño el que había escrito la amenaza. Ahora, la jueza Jerez recuerda que en la nota se utilizan palabras como “Croacia”, “Ibiza” o “camarote” que también aparecen en un mensaje enviado a López Madrid por un móvil que se desvincula de la doctora. “No resulta trascendente el resultado del informe de la sección de documentoscopia de la Policía Científica”, escribe la magistrada .
La Audiencia de Madrid extendió sus reproches a la Sección de de Análisis de la Conducta de la Policía, que elaboró un retrato psicológico de la mujer en nueve páginas sin haberla siquiera entrevistado. Se trata de un innovador grupo, creado a imagen del que existe en Scotland Yard o el FBI, para elaborar hipótesis a través de un análisis psicológico de la actuación criminal.
Sobre el caso de acoso, esta Sección policial concluyó: “El ataque es el fin último de los mensajes. Se puede corresponder con un sentimiento de despecho hacia Javier López Madrid, entendiendo esta emoción como la animadversión hacia alguien por ser el culpable de un desengaño. Para que esta reacción se produzca es necesario que la relación entre ambas personas haya sido muy cercana, probablemente íntima, por lo que se podría aventurar que el autor de los mensajes es una mujer”.
Y los jueces contestaron: “No consta que dicho informe preliminar sea un informe pericial, ni tampoco que sea un informe pericial psicológico o realizado por psicólogos”. Los magistrados de la Sección 17 ordenaron a la Policía que explicara a qué se dedican los policías que realizaron el informe; “si están dados de alta como peritos judiciales” y desde cuándo; cómo llegaron hasta ahí (concurso, libre designación o comisión de servicios); y, en el caso de que fuera por libre designación, que se identifique al funcionario que adoptó tal decisión. El mando responsable de ese informe resultó ser la esposa del comisario Alberto Carba.