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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Rosa Luxemburgo, Antonio Machado y el triángulo rojo en la solapa: el hilo de la memoria de los ministros de Unidas Podemos

España llevaba ocho décadas sin ministros a la izquierda de la socialdemocracia. Desde la reinstauración democrática, los gobiernos han sido monocolores: UCD, PSOE y PP.

Hasta este lunes.

Este lunes han llegado a los ministerios quienes llevaban ochenta años fuera. Y lo han hecho cargados de esa memoria de quienes estuvieron hace ocho décadas, de quienes abrieron el camino y lo marcaron.

“Es una ironía que este acto sea en la antigua sede del sindicato vertical”, ha dicho el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, mostrando la paradoja de que el viejo edificio de sindicato único del franquismo sea ahora ocupado como miembros del Gobierno por el líder de Podemos y el líder de IU. Y recuperó una frase de Antonio Machado: “Para dialogar, preguntad primero, después, escuchad”, en un momento histórico en el que el conflicto territorial catalán se trata de encauzar por primera vez en una década por la vía del diálogo.

Los discursos de toma de posesión de Pablo Iglesias, Irene Montero, Alberto Garzón y Yolanda Díaz, los cuatro, exmilitantes de la juve –la UJCE–; han reconocido sus raíces, se han presentado como depositarios de luchas previas y han pedido a los movimientos sociales y la sociedad civil, de donde vienen también, que sean vigilantes para “no perder la brújula”, en palabras de Irene Montero, ministra de Igualdad.

Los mismos cuatro que, hace dos años y medio, eran fotografiados ante los ponentes de la Constitución de 1978 con Xavier Domènech, entonces diputado y ahora fuera de la política institucional tras concurrir a las últimas elecciones catalanas.

Sobre la mesa estaba entonces, en septiembre de 2017, el 1-O. De fondo, el café para todos, el Estado autonómico y un solo demos. En primer plano, el Estado plurinacional, el derecho a decidir y Catalunya como sujeto político. En la pared, la enunciación de derechos sociales y una monarquía constitucional. En las sillas, la constitucionalización de esos derechos y una profundización democrática republicana.

La foto, de Dani Gago, era la imagen de un orden que no terminaba de morir frente a un orden que no termina de imponerse. Cinco padres de la Constitución ante los cinco portavoces de Unidos Podemos y las confluencias. Cinco hombres frente a dos mujeres y tres varones. Cinco trajes y corbatas frente a camisas remangadas y pantalones vaqueros. Arquitectos del régimen del 78 frente a quienes proponen un nuevo horizonte constituyente.

“Será un ministerio feminista cargado de memoria, de las que fueron y por las que hoy somos”, ha dicho este lunes, por su parte, Irene Montero, quien ha arrancado su discurso con Rosa Luxemburgo, cuyo 101 aniversario de su fallecimiento se celebra este miércoles: “El primer gesto revolucionario es decir las cosas por su nombre”.

¿Y cuál es ese decir las cosas por su nombre? Hablar de violencia machista, por ejemplo, en lugar de violencia de género, y hacer una declaración de intenciones: “Será un ministerio feminista y un Gobierno feminista”. Y cargado de memoria, reconociendo a todas las luchadoras del siglo pasado.

Desde la primera ministra, Federica Montseny, hasta la ministra Bibiana Aído, pasando por Clara Campoamor “y su ayuda a la república que trajo la democracia”, Concepción Arenal y Simone de Beauvoir. De esta última dijo la nueva ministra: “Nos enseñó que no nacemos mujeres, sino que llegamos a serlo, y haremos un ministerio feminista para dejar de ser las otras. El feminismo es la primera línea de la lucha por la vida”.

Y otro símbolo de la lucha es el pin del triángulo rojo que llevaban Pablo Iglesias y Alberto Garzón en la solapa izquierda: representa el sello con el que los nazis marcaban a sus presos en los campos de concentración. Cada tipo de preso –judíos, gitanos, homosexuales– tenía un pictograma. Y el de los luchadores antifascistas era el triángulo rojo.

El líder de IU y ahora ministro de Consumo ha querido agradecer “a quienes han hecho todo esto posible, las conquistas democráticas, los sacrificios encarnados por personas conocidas y anónimas, todas necesarias para conquistar la democracia”.

El vicepresidente de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, también quiso lanzar un mensaje a los movimientos sociales y la sociedad civil: “Gracias por defender la justicia social en la última década, no dejéis de presionarnos, eso significa que podemos hacer las cosas mejor. Trabajaré para que sea la década del constitucionalismo democrático: blindar y ampliar los derechos sociales, y que España se convierta en referencia del desarrollo sostenible de ONU, y defender siempre la paz”.

“Porque fueron somos, porque somos serán”. Es el lema que ha recordado Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, tejiendo un hilo de luchas entre su padre, Suso Díaz, dirigente histórico de CCOO y comunista gallego, con su hija, Carmela, que estaba entre el público, sentada junto a su padre, en la toma de posesión.

Carmela nació en 2012, antes de la campaña de las elecciones autonómicas gallegas que supuso la irrupción de la Alternativa Galega de Esquerda (la suma de Anova, EU y Equo), campaña en la que Pablo Iglesias acudió como asesor de Yolanda Díaz. Entonces se conocieron y trabaron una estrecha amistad; hoy él es vicepresidente del Gobierno y ella, ministra de Trabajo.

“Mi padre”, ha dicho Díaz, “él y su generación, la de Toxo [ex líder de CCOO], son un símbolo de lucha, es un orgullo tener a un padre y una generación que es un ejemplo del valor del trabajo, la lucha por las libertades... Siempre se sabe de qué lado están, y quiero estar siempre a su lado, con la mayoría trabajadora”.

El quinto ministro nombrado por el espacio político de Unidas Podemos, Manuel Castells, de Universidades, un profesor independiente próximo a Ada Colau, hizo un discurso más corto, con menos carga política, pero con una anécdota que quedará para el recuerdo: “Yo tampoco estoy de acuerdo con esta separación”, ha abordado en su primera intervención las críticas que ha recibido el Gobierno por separar los ministerios de Ciencia y Universidades. Sin embargo, rápidamente ha asegurado que habrá mucho diálogo y cooperación con su colega Pedro Duque, que se queda con la cartera de Ciencia, para que haya “dos ministerios, un proyecto”.

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