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Marjaliza admite que destruyó pruebas sobre Púnica tras el chivatazo de un guardia civil a Granados
David Marjaliza, cerebro de la trama Púnica, admitió ante el juez Eloy Velasco que Francisco Granados le dijo que se deshiciera de toda la documentación que le pudiera implicar cuando, en una conversación “con muchas copas” que mantuvo con un guardia civil en una discoteca, se enteró de que le estaban investigando.
“A mi Paco me dice: 'Oye, si hay cualquier cosa rómpela'”, explica Marjaliza al juez de la Audiencia Nacional durante su confesión, incluida en el sumario revelado hoy. Esta recomendación se produjo, según Marjaliza, después de que Granados se encontrara con el agente en una discoteca de Valdemoro.
“Me dice Paco: 'He coincidido en una discoteca de Valdemoro a las 4 de la mañana, con muchas copas, con un guardia civil y me ha dicho que están investigando a un empresario de Valdemoro que tiene su oficina en Pinto'. Y blanco y con asas”, dice en alusión a que el empresario sólo podía ser él.
Así, cuando Granados le dijo que tenía a la “UCO por detrás”, es decir, a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, él se asustó y destruyó lo que tenía que le podía implicar. “En ese momento yo quemo todo”, porque, explica, cogió “miedo”, y también llevaba un tiempo en que no se sentía “a gusto” consigo mismo.
Los favores por el dinero negro
En otro momento de su declaración de 13 horas, habla del favor que le hizo a Granados cuando este ascendió a consejero de la Comunidad de Madrid para transferir 1,6 millones de euros que tenía en una cuenta de Suiza.
El propio Granados también explicó esta operación al juez durante su declaración como imputado y dijo que el dinero que tenía en Suiza provenía de una herencia, aunque Marjaliza afirma que le había contado que el dinero era de “operaciones de la banca cuando viajaba mucho a Tokio o Argentina”.
Según la versión de su socio, le debió pedir ese favor porque “tendría miedo de tener una cuenta en Suiza” siendo consejero, y le dijo: “Quédate tú con el dinero y me lo das”.
Para hacer la operación, un amigo de Granados abrió una cuenta a Marjaliza a la que se transfirió el dinero desde la cuenta del exconsejero del banco BNP, un dinero que luego fue devolviendo a Granados “poco a poco”.
Tiempo antes de ese favor, Marjaliza abrió una cuenta en Suiza con ayuda de Granados, quien ya tenía otra abierta en el país helvético y le recomendó un gestor.
Lo hizo para ingresar allí los “millones” que consiguió en dinero negro de la venta de pisos. “En esa época loca había mucha gente que nos compraba con dinero negro, muchísima, incluidos inspectores de Hacienda”, dice Marjaliza.
“Yo hago mucho dinero en efectivo en esa época, muchos millones de euros y le digo a Paco que si conocía a alguien para sacarlo fuera. No quería tener tanto dinero porque me daba miedo por mi y por mi familia”.
Entonces, Granados le puso en contacto con una persona que, a su vez, le presentó a una gestora de cuentas de Suiza, quien le abrió la cuenta en 2003.
En ella, Marjaliza iba ingresando cientos de miles de euros que le daba en metálico tanto a esa persona como a otro hombre en cafeterías de hoteles de Madrid.