- El portavoz socialista ha recuperado momentos en los que los socialistas recibieron “descalificaciones y amenazas” por “la izquierda auténtica” para justificar la abstención a Mariano Rajoy
“No fue fácil.... pero el tiempo nos dio la razón”. La jaculatoria, pronunciada media docena de veces por Antonio Hernando, el portavoz socialista en esta sesión de investidura de Mariano Rajoy, es un argumento más para intentar justificar hacer presidente al líder del PP.
Hernando ha echado mano de episodios polémicos en la historia reciente del PSOE, incomprendidos en su momento y que, a su juicio, y parafraseando a Fidel Castro, la historia ha terminado por absolver.
Así, Hernando ha sentenciado: “Nunca le fue fácil al partido socialista tomar decisiones de naturaleza compleja, siempre escuchamos las mismas descalificaciones y amenazas, y siempre provenientes de los mismos sectores. Pero el tiempo nos dio la razón. Porque liderar un país y un proyecto es mucho más que ponerse detrás de una pancarta. Por cierto, también liderar la oposición es mucho más que eso”.
¿Y a qué se ha referido el portavoz socialista? “No fue fácil, pero en 1979 renunciamos al marxismo, contra una parte de la izquierda que nos acusó de traicionar a los trabajadores y el tiempo nos dio la razón; la reconversión industrial que modernizó este país y lo encarriló en la senda del progreso y nos acusaron de traicionar la clase trabajadora; afrontamos la sostenibilidad del sistema de pensiones con huelga general [14-D de 1988] del sindicato hermano [UGT]. La izquierda pura nos acusó de gradualismo traidor, pero el tiempo nos dio la razón. No fue fácil mantener a España en la OTAN [1986], porque tuvimos que desdecirnos de nuestros compromisos y ni la derecha de entonces ni la llamada izquierda auténtica nos ayudó. ¿Alguien se imagina hoy a España fuera? El tiempo también nos dio la razón”.
Y ha proseguido: “No fue fácil los últimos dos pactos contra el terrorismo, y aceptásemos que fuese el gobierno quien dirige la política antiterrorista, de nuevo algunos hace 15 años y ahora año y medio, nos han acusado de entregarnos a la derecha, pero el tiempo nos ha dado la razón”.
“Traiciones” 'olvidadas' por Hernando
Hernando ha recordado un puñado de “traiciones”, así calificadas por él. Pero ha olvidado alguna más: el rápido abandono del republicanismo por parte del PSOE; sus responsabilidades directas o indirectas en la guerra sucia contra ETA –la cal viva– con fondos reservados incluidos durante su mandato y que llevaron a su exministro del Interior José Barrionuevo a la cárcel y la condena a Enrique Rodríguez Galindo; de las escuchas ilegales del entonces CESID –ahora CNI–; del caso Filesa –financiación irregular del PSOE–; de la ley de la patada en la puerta del dimitido José Luis Corcuera; del abrazo a la Europa de Maastricht tan cuestionada ahora; de la fuga y arresto de Luis Roldán, exdirector de la Guardia Civil que fue condenado por malversación de fondos. Y, también, el caso Juan Guerra: tras anunciar González que su destino iría ligado al de su mano derecha, Alfonso Guerra, lo cierto es que lo dejó caer como vicepresidente y vicesecretario general del PSOE en 1991.
El PSOE, que efectivamente sufrió una huelga general en 1988, inauguró las privatizaciones de empresas públicas y, de paso, las puertas giratorias. Y en 2010, con José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa, aprobó recortes sin precedentes y una reforma exprés en agosto de la Constitución de la mano del PP para cambiar el artículo 135 de la Constitución y priorizar así el pago de la deuda sobre los servicios públicos. Zapatero inauguró la receta de la austeridad y el rescate a la banca para afrontar una crisis económica que multiplicaba despidos, índices de desigualdad y desahucios.
“El tiempo nos dio la razón”, ha reiterado Antonio Hernando, portavoz hoy de un grupo de 84 diputados, cuando en 1982 eran 202, después del golpe interno que acabó hace tres semanas con su secretario general, Pedro Sánchez, para dar un giro de 180 grados a su posición política: “No fue fácil; liderar un país y un proyecto es mucho más que ponerse detrás de una pancarta”.