La presentación de las “Memorias” de Mercedes Formica coincidirá esta semana con el homenaje que se le rendirá en el 60 aniversario de la publicación de su artículo “El domicilio conyugal”, con el que promovió una reforma del Código Civil en favor de la mujer en pleno franquismo, en los años 50.
La presentación de la reedición de las “Memorias” (Renacimiento), que agrupan en un único volumen dos que publicó en vida con los títulos de “Visto y vivido” y “Escucho el silencio”, se celebrará el martes en Málaga, mientras que el homenaje por su labor en favor de la mujer se hará en Sevilla, el jueves.
En el homenaje intervendrá la empresaria sevillana Mercedes Valdivia, quien ha dicho a Efe que resulta paradójico que “Victoria Kent, con todos los respetos, dé nombre a calles y plazas y sea objeto de culto feminista cuando se opuso al voto femenino, y que Mercedes Formica esté olvidada cuando hizo tanto por la mujer y siempre pidió el voto femenino”.
Jurista, historiadora, escritora, Mercedes Formica (1916-2002) fue amiga de José Antonio Primo de Rivera y nunca abjuró del ideal falangista, lo que unido a su oposición al franquismo ha hecho que haya sido doblemente olvidada, según ha dicho a Efe el prologuista de estas “Memorias”, el abogado malagueño Mariano Vergara.
El también jurista José Manuel Sánchez del Águila, que intervendrá en el homenaje de Sevilla, ha dicho a Efe que Formica fue “una activista jurídica” que promovió “la primera gran transformación jurídica del Código Civil”, lo que hizo al conocer de cerca el caso de un hombre que asestó doce puñaladas a su mujer.
Esa primera reforma, en 1958, propició la posterior de 1970, que preveía igualdad de la mujer y el hombre ante la adopción, según Sánchez del Águila, quien ha recordado que España se puso por delante de Francia, que no renovó sus leyes en favor de la mujer hasta 1967 y que hasta 1975 no despenalizó el adulterio.
Formica “luchó desesperadamente por defender los derechos de la mujer” y contra una legislación que “dejaba a la mujer sin hijos, sin domicilio y sin pensión si decidía separarse de su marido”, y “fue silenciada por ser falangista”, según Valdivia.
En su afán reformista, ha recordado Mariano Vergara, se entrevistó con Franco y ambos tenían algo en común, que eran hijos de matrimonios desgraciados, de padres y madres que habían terminado separándose tras años de infeliz convivencia, lo cual pudo hacer que se entendieran, si bien los términos de aquella entrevista no trascendieron.
“España ha sido profundamente injusta con Mercedes Formica; las mujeres ni la conocen; fue una importantísima jurista y una brillante escritora y en Cádiz, donde nació, tiene una callecita de cuarta categoría, y en Málaga, donde vivió, un camino en Churriana”, según Vergara, que la considera una “mujer revolucionaria”.
Por no ser varón no pudo acceder a la carrera diplomática ni a la Abogacía del Estado, pero tuvo determinación para promover reformas en tiempos en que “si una mujer se separaba, o volvía a casa de sus padres o ingresaba en un convento”, según Vergara.
La reforma promovida por Formica, en palabras de Vergara, “hizo cambiar la condición de la mujer de no ser poco más que una cabra a ser considerada un ser humano”, si bien, ha aclarado, ella no quedó satisfecha con la reforma, que aglutinó en torno a su figura a muchos intelectuales y juristas de la época.
“Siempre fue una mujer profundamente libre; cuando muere José Antonio mostró su convencimiento de que Franco no accedió al canje que le ofreció la República; estudió Derecho contra la voluntad de su familia; nunca habló de caridad, sino de justicia”, según Vergara.
El prologuista ha asegurado que a la unión decretada por Franco de tradicionalistas y falangistas, Formica la denominaba “el albondigón”, y que llegó a proponer “disolver la Falange antes que integrarse en el albondigón”.
Por Alfredo Valenzuela