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Meritxell Batet: tercer curso político tratando de recuperar el consenso en el Congreso más crispado

Iñigo Aduriz

16 de septiembre de 2021 22:09 h

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“La democracia no solo es contraste y confrontación, sino principalmente construcción de amplios consensos. Por eso, es fundamental que preservemos la deliberación racional y respetuosa como cauce del acuerdo”. Con estas palabras se estrenó Meritxell Batet como presidenta del Congreso de los Diputados el 21 de mayo de 2019, un mes después de que el PSOE ganara las elecciones de abril y, por tanto, lograra la mayoría suficiente para colocar a una de las suyas, la socialista catalana, al frente de la Cámara Baja.

Tres años y cuatro meses después de aquel discurso, Batet aprovechó este lunes el inicio del nuevo curso político –el tercero desde que es presidenta– para insistir en esa reivindicación del consenso que hasta el momento no se ha logrado recuperar en un Parlamento fragmentado, fuertemente polarizado y que se ha caracterizado por la permanente utilización de los insultos por parte de la oposición contra el Gobierno y un clima de crispación que ha dificultado cualquier tipo de acuerdo.

Entre uno y otro discurso se celebraron unas nuevas elecciones generales, en noviembre de 2019, precisamente por la imposibilidad de un pacto de gobierno con suficientes apoyos para Pedro Sánchez y, tras lograr su investidura por su acuerdo con Unidas Podemos en enero de 2020, el tono bronco de las derechas fue subiendo de decibelios, coincidiendo, paradójicamente, con el estallido de una crisis sanitaria sin precedentes.

Principalmente PP y Vox –que en uno de los momentos más significativos del clima de crispación llegó a presentar una moción de censura contra Sánchez que fracasó en el Congreso el pasado octubre–, pero también Ciudadanos, han utilizado desde entonces el Parlamento para deslegitimar al Ejecutivo con durísimas acusaciones de “socialcomunista”, “dictatorial” e incluso “filoterrorista” por los únicos pactos conseguidos en tres años, que se han producido entre la izquierda y las fuerzas nacionalistas e independentistas. Estos acuerdos permitieron la investidura de Sánchez, la convalidación de prácticamente todos los decretos leyes y la aprobación de los Presupuestos de este año, el pasado diciembre.

El de RTVE, único pacto entre PSOE y PP

Pero en el escenario de enfrentamiento constante entre la principal fuerza de la oposición –el PP de Pablo Casado– y el Gobierno, el bloqueo permanente de los populares ha provocado que el Congreso de la XIII Legislatura siga sin conseguir dos años después de su constitución el acuerdo necesario entre ambas partes para renovar órganos constitucionales que requieren de mayorías parlamentarias reforzadas, como el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el Defensor del Pueblo o el Tribunal Constitucional, cuyo mandato caducó en 2018. El único pacto alcanzado entre PSOE y PP se produjo en febrero para renovar el Consejo de Administración de RTVE.

El resto de instituciones siguen bloqueadas 1.000 días después de finalizar sus respectivos mandatos por un PP decidido a conservar las mayorías conservadoras de esos órganos cuya composición se decidió cuando los populares gobernaban con mayoría absoluta, y que se ha radicalizado por su particular pugna con la extrema derecha de Vox por el mismo electorado.

Batet volvió el lunes a hacer un llamamiento al entendimiento con motivo del primer pleno del nuevo curso político aunque el miércoles, en la sesión de control al Gobierno, se volvió a evidenciar el choque frontal entre los dos dirigentes obligados a entenderse para lograr esos consensos: el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado. En ese mismo pleno, Vox elevó su discurso xenófobo señalando a las personas migrantes como los “enemigos de España”.

Frente a ese clima de crispación, la presidenta del Congreso en su tercer arranque de curso político insistió en reclamar rebajar el tono en busca de acuerdos y pactos entre diferentes como parte de la labor del Parlamento. “Soy muy consciente de que llegar a acuerdos es difícil, a veces muy difícil, y de imposible imposición. No intentarlo o negarse a hacerlo es sin embargo un claro incumplimiento de nuestros deberes como diputados. Y creo que es una obligación de todos nosotros defender y preservar la institucionalidad de nuestro país, de España”, aseguró, en una clara alusión a la renovación de los órganos constitucionales, bloqueada por el PP desde 2018.

Petición de “respeto” desoída por la derecha

En pleno crecimiento del descrédito de los ciudadanos ante la política generado por meses de enfrentamientos, insultos y descalificaciones –en el último Barómetro del CIS hecho público este jueves los políticos son citados como el cuarto principal problema por los encuestados–, Batet añadió, dirigiéndose a todos los diputados: “Les recuerdo también lo que ya he les he trasladado en muchísimas ocasiones: que la libertad de expresión y la libertad de crítica no son contradictorias con el respeto a las personas, y que en el Parlamento ese respeto se dirige especialmente a los ciudadanos y ciudadanas a los que todos representamos. Hagamos entre todos en este periodo de sesiones y de nuestro trabajo algo de que los españoles puedan sentirse orgullosos”.

El pleno del miércoles, con duras acusaciones y descalificaciones por parte de la bancada de la derecha contra el Gobierno, no evidenció en cambio ningún atisbo de mejora del clima político en un Congreso que en los próximos meses afronta la negociación de los nuevos Presupuestos, los primeros que contemplarán los fondos europeos y que deberán consolidar la recuperación económica tras año y medio de pandemia.