Miguel Blesa y Elpidio Silva vuelven a verse las caras este miércoles en un tribunal. En esta ocasión, el exbanquero es el acusador y el juez el acusado. La cita que reúne a ambos en el TSJM se presenta tensa y en situación de bloqueo, tras renunciar Silva a su defensa en una maniobra que el tribunal ha decidido impedir, exigiendo al abogado del juez que continúe al frente de la defensa. La última vez que Silva y Blesa se vieron las caras en un tribunal fue el 5 de junio y, tras aquel encuentro, el banquero acabaría ingresando en prisión.
La rocambolesca situación jurídica que se ha generado plantea dudas sobre si habrá o no interrogatorio al exbanquero por parte de la defensa de Silva. El abogado Candido Conde-Pumpido ha decidido atender las exigencias del tribunal y permanecer junto a su cliente en la sala, pero sin ejercer. Así las cosas, escasean las certezas sobre el desarrollo previsto del proceso. Conde-Pumpido ha pedido el amparo del Colegio de Abogados, que le habría recomendado acudir a las sesiones del juicio pero sin participar en el mismo. Según fuentes cercanas a este magistrado, el abogado de Silva se siente víctima de una coacción por parte del tribunal.
Mientras tanto, el juicio sigue y la cita de este miércoles tiene como protagonista a Miguel Blesa, testigo fundamental que declara a petición de la defensa de Silva. Antes de que el expresidente de Caja Madrid se siente ante el tribunal para testificar, deberían hacer lo propio los guardias civiles que dirigieron la investigación contra el exbanquero y a los que Silva encargó ir a buscar los correos de Blesa que este tribunal no ha admitido como prueba.
Silva presentará una recusación contra el tribunal que le juzga. Así lo anunció en la sesión de este martes, pero el trámite debe ser ratificado formalmente. Entre sus argumentos, Silva expondrá que uno de los miembros del tribunal, María Tardón, participó en una asamblea de Caja Madrid bajo el mandato de Blesa, según informa Infolibre. Tardón era entonces concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid y en calidad de tal participó en la Asamblea, que contaba con 320 miembros.
La función principal de la Asamblea es la elección del Consejo de Administración y la aprobación de las cuentas. Tardón estuvo en la entidad entre 2003 y 2005, hasta su regreso a la carrera judicial.
El problema para Silva es que, al no reconocer a su abogado, carece de representante legal que pueda comunicar al tribunal la pretendida recusación. El trámite exige por ley la participación de procurador, abogado y recusante. En caso de que finalmente el tribunal se dé por enterado de la recusación, se debería suspender la vista para abrir un nuevo expediente y que otros jueces decidan sobre la materia. Eso dice, al menos, la ley.
Se da la circunstancia de que el propio Silva se vio en una situación similar ante Miguel Blesa. Entonces, el exbanquero era el acusado y dio el paso de recusar a quien le juzgaba. Silva tomó, en aquel momento, la decisión de seguir adelante con el juicio, al margen de la petición de Blesa. El juez que ahora juzga a Elpidio José Silva tiene dos opciones: suspender la vista o, de no hacerlo, hacer lo mismo que Silva y reconocer que éste no cometió delito alguno cuando decidió seguir adelante el proceso contra el exbanquero pese a estar recusado.
Tras la sesión de este martes, Elpidio Silva ha repetido en declaraciones a los periodistas que el juicio carece de las mínimas garantías procesales y que por tanto deberá ser declarado nulo. Las imágenes facilitadas por el TSJM sobre lo sucedido en la sala reflejan escenas de tensión no solo entre el tribunal y el acusado. sino también entre el propio Silva y su abogado.
El tribunal y la fiscalía consideran que la renuncia de Conde-Pumpido a la defensa de Silva es una maniobra dilatoria para que el acusado pueda ganar tiempo e ir avanzando pasos en su candidatura a las elecciones europeas. La cita con las urnas del próximo 25 de mayo es estratégica para el juez que encarceló a Blesa, ya que en caso de conseguir escaño su aforamiento elevaría el caso al Tribunal Supremo. Sin embargo, si antes de esos comicios Silva es condenado, de nada le valdrá el resultado en las urnas, ya que sería inhabilitado para el ejercicio de cargo público y nunca tomaría posesión de su escaño.