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Los ministros escenifican un traspaso de poderes ejemplar mientras el PP ultima la guerra total a Sánchez

Un alto en la batalla. El clima de confrontación que vive la política española tras la moción de censura se relajó durante un día. El Gobierno de Mariano Rajoy y el de Pedro Sánchez escenificaron un traspaso de poderes cordial. Hubo abrazos, buenas palabras y hasta bromas entre los que salían y los debutantes en el intercambio de carteras. Al menos ante las cámaras. Solo Rafael Catalá se perdió la toma de posesión de su sucesora en Justicia, Dolores Delgado.

El dirigente del PP estuvo en la trastienda pero no se quedó a las fotos alegando que tenía un acto en Cuenca, la provincia por la que es diputado. Esa fue la explicación oficial. Delgado había ejercido de látigo de las políticas del PP durante los últimos meses en los que participó en distintos actos de campaña de la Unión Progresista de Fiscales, la asociación más crítica con las políticas del PP.

En el resto de tomas de posesión sí hubo representantes del Gabinete de Rajoy e incluso tiempo para las confidencias. La nota de elegancia la puso el exministro de Economía Ramón Escolano, que recibió elogios de Calviño, perteneciente como él y Nadal al cuerpo de economistas del Estado: “No solo fue mi preparador, es un amigo”, dijo de él la nueva ministra, que alabó “su compromiso con España” al haber dejado la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para estar apenas tres meses al frente de ese departamento. Escolano dejó claro que no se arrepiente: “No hay mayor orgullo que servir a España desde la posición que vais a ocupar”, les dijo a los nuevos ministros antes de arrancar carcajadas entre los asistentes con esta frase: “Mi experiencia, como sabéis, ha sido breve”. Y luego recibió una ovación tras aconsejar a la nueva ministra: “Tenga confianza en los equipos del Ministerio, sin ellos vuestra labor será muy difícil”.

Carmen Calvo tuvo hasta piropos para su antecesora en la vicepresidencia, Soraya Sáenz de Santamaría. “Hemos trabajado juntas en cuestiones delicadas. Te tengo en alta estima personal e intelectual”, dijo de número dos a número dos. “Si no aplaudo yo, no aplaudís”, había animado a los asistentes Santamaría antes de entregar su maletín.

En Exteriores, reinó la diplomacia. “Me alegro de que el nuevo ministro sea Josep Borrell”, dijo el saliente Alfonso Dastis, antes de que ambos se fundieran en un largo abrazo.

Más gestos distendidos. Magdalena Valerio despidió a sí a su antecesora en Trabajo:  “Ministra, Fátima Báñez, gracias por haber sido tan amable conmigo. Es mucho más fácil tomar posesión de un cargo que despedirse de él. Tengo que decir públicamente que lo has hecho con mucha dignidad, con mucha humanidad y con mucha camaradería. Ahí es donde se demuestra el sentido de Estado y además la bondad de las personas. Porque por encima de los cargos y de las personas que los vamos desempeñando está España, está nuestro país, este gran país”. A la salida, Báñez ha pedido a los periodistas que tratasen bien a Valerio.

El titular de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, enfundado ya en el traje ministerial, agradeció la labor de su antecesor, Iñigo de la Serna, de quien ha destacado su “calidad humana”. También Meritxell Batet ha tenido palabras de reconocimiento para Soraya Sáenz de Santamaría, de quien hereda Administración Territorial –bautizada ahora como Política Territorial– e igualmente para Cristóbal Montoro, quien le cede Función Pública.

Nadal envía a su número dos

La ausencia más comentada en el traspaso de carteras de la nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, fue la del hasta ahora ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, que envió al acto a su número dos, el ya ex secretario de Estado de Energía Daniel Navia, muy serio durante toda la alocución de la nueva ministra.

Nadal, también con semblante muy serio, sí estuvo presente en el acto celebrado hora y media antes en la sede del Ministerio de Economía en el que recibieron sus carteras la nueva titular del ramo, Nadia Calviño; su homóloga de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto; y el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades. Duque fue recibido con una sonora ovación entre la concurridísima audiencia que abarrotaba el salón de actos de Economía.

En primera fila se sentaban, entre otros, los exministros Pedro Solbes, Joaquín Almunia, Miguel Sebastián, el nuevo gobernador del Banco de España, Pablo Fernández de Cos, y junto a él, el ex secretario de Estado David Vegara, al que muchos sitúan como subgobernador en el supervisor bancario.

Fernando Grande-Marlaska recibió el maletín de manos de Juan Ignacio Zoido, que le deseó suerte al frente de Interior. Tu suerte, será la de los españoles, vino a decir el exministro sevillano. Ambos departieron con otro ex, Alfredo Pérez Rubalcaba, sentado en la primera fila. 

El resto de tomas de posesión transcurrieron en ese mismo clima de cordialidad. Un oasis de tranquilidad en el inicio de un mandato que se anuncia convulso. El Partido Popular anuncia una oposición sin cuartel al nuevo Gabinete de Sánchez. Sin esperar siquiera al balance de los primeros 100 días, nada más tomar posesión los ministros, los populares reclamaron a través de su portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, un debate sobre el Estado de la Nación para que Sánchez explique su “intercambio de cromos”.

El PP insiste además en su intención de enmendar sus propios presupuestos en el Senado. Sus argumentarios repiten que Sánchez es presidente gracias a populistas, independentistas radicales y proetarras. La batalla de los populares contra el Gobierno socialista continuará ya mañana. En los platós, en el Congreso, en el Senado y donde haga falta, según prometen en privado algunos dirigentes del PP.