¿Cómo ha de ser Podemos? Podemos lo está debatiendo: tomó una decisión en Vistalegre, en 2014, que dos años después se esté replanteando. Y en ese replanteamiento comienzan las primeras recolocaciones y realineamientos de aquellos que durante todo esta tiempo han permanecido en torno a la oficialidad del poder. Una oficialidad que, en el caso de Madrid, se está fracturando, hasta el punto de que la candidatura de Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid; Tania Sánchez, diputada en el Congreso; y José Manuel López, portavoz en la Asamblea de Madrid, aspira a una nueva mayoría en Madrid al margen de Pablo Iglesias, que se enteró del movimiento la víspera.
A la espera de más movimientos, que están a punto de producirse, como los esperados del sector Anticapitalistas y del diputado autonómico y portavoz en el Senado de Unidos Podemos, Ramón Espinar, el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero, próximo a Espinar, reflexiona sobre lo que está ocurriendo en el partido en Madrid.
Desde Toronto, donde ha viajado para presentar la película de Fernando León de Aranoa –Política, manual de instrucciones–, Monedero sostiene: “Podemos enfrenta problemas clásicos de todos los partidos. Eso es normal. Pero tiene que buscar soluciones nuevas”.
¿Qué significa eso? “Cuando fundamos Podemos insistíamos en que no queríamos ser un partido más. Había otros partidos y teníamos amigos en otros partidos. Pero pensábamos que hacía falta algo que fuera diferente porque actuara diferente. De lo que estoy plenamente convencido es de que sería la muerte de Podemos que desde los cargos institucionales se construya el partido”.
La candidatura Proceso Adelante Podemos, encabezada por Maestre y Sánchez, cuenta con un buen número de cargos institucionales –diputados nacionales, autonómicos y concejales de varios municipios–. “Creo que es un error mezclar los cargos de representación como la palanca para dirigir la organización”, asegura Monedero: “Eso es lo que hacen otros partidos, no Podemos. Hay que hacerlo desde las bases, desde los círculos. Por eso creo que las compañeras de Madrid se han apresurado y han lanzado la idea de que lo relevante es controlar la organización desde los cargos institucionales. No es lo apropiado. No debemos repetir los problemas que causaron tanta desazón a otros partidos (a IU por ejemplo en Madrid)”. Y concluye: “Hay que salir de esas lógicas”.