La sesión de control al Gobierno en el Senado se ha convertido en una ofensiva de la oposición contra Cristóbal Montoro. Hasta cuatro senadores del PSOE han pedido que deje su puesto por la amnistía fiscal, la gestión del caso Rato y su negativa a difundir la lista de defraudadores a Hacienda. El ministro se ha quejado de ser víctima de una “conspiración” y ha acusado a los socialistas de estar “obsesionados” con él.
“Hemos conocido dos caras, la de Montoro y asociados y la de Montoro ministro”, le ha espetado Óscar López, quien ha cargado contra la “nefasta y bochornosa amnistía fiscal” decretada en 2012. López ha acusado al titular de Hacienda de haber asesorado a Rato para que se acogiera y de no ser digno de su cargo: “Nunca tendría que haber sido ministro alguien que dijo 'que caiga España, que ya la levantaremos nosotros”. El recuerdo de esa frase ha enfadado a Montoro, que ha respondido que nunca dijo eso y que la especialidad de López es “el infundio y la difamación”.
Ante las exigencias de dimisión, el ministro ha plantado cara: “Como sigan ustedes insistiendo, me voy a quedar más tiempo”. Montoro ha dicho haberse convertido en la “obsesión” de todo el PSOE, pero se ha enrocado en su papel, sin admitir la amnistía ni ningún trato de favor al PP. Entre las preguntas de los diferentes senadores, todas centradas en la corrupción y en la amnistía fiscal y sus derivadas, han salido a relucir los nombres de los principales miembros del PP relacionados con la corrupción. Además de Rato, los socialistas le han reprochado que también se acogieran Luis Bárcenas y Francisco Granados.
Montoro ha insistido en la consigna oficial de que la del PP no fue una amnistía, pero sí las de anteriores gobiernos socialistas, y en que es una buena noticia que ante Hacienda hayan aflorado miles de millones a raíz de la regularización. “Vaya a Moncloa y dele a la vicepresidenta la lección”, le ha echado en cara el senador Martínez-Aldama (PSOE), en referencia a la admisión de Soraya Sáenz de Santamaría hace una semana en el Congreso.
El socialista también le ha recordado que en la amnistía “se blanqueó dinero del narcotráfico, del tráfico de armas y de la puñetera corrupción” y le ha acusado de haberse “arrodillado ante los poderosos y entregarles la dignidad del Estado”. Martínez-Aldama ha aludido al director de la Agencia, Santiago Menéndez, que se refirió a los datos como “la repera patatera”: “Lo que sí es la repera es subir más de 50 impuestos a los españoles y beneficiar luego a golfos, corruptos y defraudadores”.
En sus respuestas, Montoro ha alternado la repetición de que no hizo una amnistía ni puede publicar la lista de defraudadores hasta que cambie la ley con los ataques a los que lo interpelaban. El ministro se ha remontado constantemente a la época en la que el presidente era José Luis Rodríguez Zapatero: “¿Era más ético que esa gente tuviera el dinero sin declarar fuera de España? ¿Por qué no hicieron ustedes nada? La señora Salgado y el señor Solbes tendrán algo que decir.
Lo mismo ha ocurrido en el turno de Joan Lerma y Felipe López, que ha insistido en que la lista de morosos debe ser pública. “Hágalo ya, ponga luz sobre un espacio maloliente en el que estaban Bárcenas, Granados y Rato. No se empeñe en el error garrafal, que raya en la psicopatología”. Una vez más, el ministro ha repetido que la confidencialidad de los datos está consagrada por ley y por eso se respeta con el PP en el poder y cuando lo estaba el PSOE. “Lo que no se puede es con tanta demagogia”, ha lamentado
Tampoco se ha movido cuando la oposición le ha acusado de mala gestión en el caso de Rato porque “montaron un circo mediático y se les ha visto el plumero”. El ministro se ha mantenido en la neutralidad de las instituciones y ha repetido que el arresto del exvicepresidente económico es “consecuencia de una investigación posterior”.
Así, se ha negado a contestar al senador Antonio Julián Rodríguez, que ha preguntado expresamente “quién decidió elevar el informe a la Fiscalía de Madrid en vez de a Anticorrupción”. Su respuesta ha sido que el asunto no le corresponde porque “el ministro no tiene ni que estar informado”. Su recomendación ha consistido en que la haga por escrito “para que en todo caso se le conteste desde la Agencia Tributaria”. Una vez más, ha lamentado que su “modesta persona es víctima de una conspiración”.