El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha mostrado hoy su solidaridad y la del Ejecutivo con la familia de Adolfo Suárez. Rajoy ha asegurado desde Bruselas, donde asiste a un Consejo Europeo, de que ha sido informado por el hijo del exjefe del Ejecutivo de su estado de salud.
“Ojalá pueda superar esta situación. Creo que en este momento la familia debe saber que nosotros y la inmensa mayoría del pueblo español estamos con Adolfo Suárez”, ha declarado.
El funeral por la memoria del expresidente Adolfo Suárez se celebrará, previsiblemente, el próximo lunes 31 de marzo en la catedral de La Almudena, según han informado a Europa Press fuentes oficiales.
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha dictado un bando en el que convoca a los madrileños “a acudir, junto a los ciudadanos de toda España que deseen hacerlo, a la capilla ardiente que se instalará en el Congreso de los Diputados para recordar con todo merecimiento la contribución decisiva de este gran español a la Nación”.
Juró cargos con diferentes chaquetas y todas le sentaban bien. Blanca y falangista, acorde con su mandíbula esculpida a navaja, brioso macho español, niño de la posguerra provincial, aspirante a señorito, el yugo y las flechas a la altura del corazón, fue nombrado, diciembre de 1975, ministro secretario general del Movimiento.
Firmó documentos con traje oscuro, gris marengo o azul marino, estudiadas corbatas, seductora mirada, siendo procurador en Cortes por Ávila, gobernador civil o director general de RTVE. Juró y firmó tanto, y en tantos sitios, que los suyos le llamaron, con el correr del tiempo, traidor.
Suárez, uno de los esenciales del reformismo franquista, “quienes alcanzan el poder con demagogia terminan haciéndole pagar al país un precio muy caro”, acabó acorralado por los poderes fácticos, abandonado por el rey, fumando tabaco negro en la soledad de un despacho de cretona. Ahora, enfermedad neurológica, no recuerda nada. Casi mejor.
La vida y la obra de Suárez ofrecen un conjunto de claroscuros que dificultan su valoración. Se dirá que los claroscuros son una característica de todos los seres humanos pero en el caso de Suárez es un rasgo muy característico: los primeros 44 años de su existencia muestran a un arribista de escasas convicciones que sólo busca el triunfo social a través de los enredos políticos de la Dictadura.
En los 38 últimos encontramos un político inteligente que gobernó menos de cinco años y con gran dignidad y que encontró al final de su vida toda clase de desgracias familiares, profesionales y de salud.
A las 9.30 h del lunes se celebrará en el Congreso de los Diputados un Consejo de Ministros extraordinario en el que el Gobierno aprobará otorgar al expresidente Suárez el collar de la Real Orden de Carlos III.
Una hora después, a las 10h, el féretro con los restos mortales de Suárez llegará hasta las escalinatas del Congreso, donde le recibirán Jesús Posada, los reyes, el Gobierno y las principales autoridades del estado.
Los príncipes de Asturias no podrán asistir a la recepción ya que asistirán en Bilbao al funeral de Iñaki Azkuna. A su vuelta, visitarán la capilla ardiente instalada en el Parlamento, que permanecerá abierta todo el día.
El féretro del expresidente Suárez llegará hasta el Congreso portado por miembros del Ejército de Tierra, cubierto por una bandera española y escoltado por la Guardia Civil y la Policía Nacional. Una unidad de la Policía municipal de Madrid abrirá la comitiva.
Una vez, allí será recibido por la Sección de Honor del Ejército del Aire y conducido a la entrada a través de la escalinata de la Puerta de Los Leones, que se abrirá para esta ocasión.
Hay momentos en la vida de todo hombre en los que se asume un especial sentido de la responsabilidad. Yo creo haberla sabido asumir dignamente durante los casi cinco años que he sido presidente del Gobierno.
Hoy, sin embargo, la responsabilidad que siento me parece infinitamente mayor. Hoy tengo la responsabilidad de explicarles, desde la confianza y la legitimidad con la que me invistieron como presidente constitucional, las razones por las que presento, irrevocablemente, mi dimisión como presidente del Gobierno y mi decisión de dejar la presidencia de la Unión de Centro Democrático.
Adolfo Suárez tuvo el mérito de venir del Movimiento franquista y trabajar para ir a la democracia. En los años de la Transición, en España había fuerzas que querían una democracia capada --sin la legalización del PCE-- y otras que entendían que no se podía hablar de un sistema de libertades sin el partido de Carrillo en libertad.
Adolfo Suárez fue un superviviente, un luchador contra la adversidad que un día se cansó y borró todo recuerdo. Las dificultades que afrontó, las traiciones incluso, fueron numerosas y de envergadura. Grandes triunfos ahogados de sinsabores. Y una obra que deja huella.
Mariano Rajoy ha acudido a la clínica en la que ha permanecido ingresado Aldolfo Suárez hasta su muerte para visitar a sus familiares y transmitirles su pésame.
Antes de desplazarse hasta el centro, Rajoy ha difundido un mensaje desde la Moncloa, donde ha anunciado que el Consejo de Ministros decretará tres días de luto y ha destacado la “vigencia” de la figura de Suárez en la España actual.
El presidente del Gobierno ha salido acompañado del hijo del expresidente, quien se ha dirigido emocionado a los periodistas para agradecerles su atención y “hacer fácil a la familia este trago”. Suárez Illana ha pedido perdón a la prensa “por las 48 horas de espera” desde el viernes, cuando anunció el empeoramiento de la salud de su padre.
El expresidente del Gobierno José María Aznar ha calificado a Adolfo Suárez como “un aliado y un amigo” y ha asegurado que “tiene un puesto de honor en la historia de España”. “Le recordaremos siempre, le respetaremos y honraremos su memoria”, ha declarado junto a su mujer, la alcaldesa de Madrid, con quien se ha trasladado al hospital para dar el pésame a la familia.
Aznar ha comentado a los periodistas que guarda muchas “historias y recuerdos” de Suárez, de quien fue “votante, contrincante y sobre todo aliado y amigo”, pero que hoy prevalece sobre todo ello “el sentimiento de unión con su familia”.