- La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, ha afirmado: “No voy a entrar en el asunto de las candidaturas. No quiero que nadie se ponga nervioso conmigo, todo lo contrario”
Ana Botella, Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes, Lucía Figar... Incluso Soraya Sáenz de Santamaría. El baile de nombres en el PP para la candidatura en el ayuntamiento de Madrid no cesa. Y en las últimas horas ha cogido ritmo: “Hay una frase: sólo hay que tener miedo a tener miedo y afortunadamente he tenido la suerte en mi vida de que no tengo miedo a nada... no tengo miedo”. Así responde la alcaldesa de Madrid en una entrevista difundida por Europa Press este lunes –si bien no se especifica en qué momento fue realizada– cuando se le pregunta si teme que alguien de su partido pueda ocupar su puesto.
La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, ante la posibilidad de entrar en alguna carrera para las candidaturas ha contestado a Efe: “No voy a entrar en el asunto de las candidaturas, porque creo que entrar por mi parte en estos momentos en este debate lo único que contribuye es a que haya personas se pongan nerviosas. No quiero que nadie se ponga nervioso conmigo, todo lo contrario”. Cifuentes, aclaraba, no se refería a Botella ni a González, sino a sus “equipos” y “entornos”.
El Partido Popular acumula dos décadas de poder casi absoluto en Madrid –desde 1991 en el ayuntamiento de la capital y desde 1995 en la Comunidad– y, por primera vez en todo este tiempo, vislumbra la posibilidad de verse fuera de las principales instituciones. El PP logró en las últimas elecciones europeas el 29% de los votos en la Comunidad y el 32% en la capital, casi 20 puntos menos que en las últimas elecciones locales, en mayo de 2011. Un resultado electoral que visualizó, además, que el PSOE no ha tocado aún fondo en Madrid y que Podemos fue la tercera fuerza más votada, por delante de UPyD e IU. Al igual que en el PP, el resto de partidos aún tiene en el aire sus candidatos: la diferencia es que el del PP dependerá sólo de la voluntad de una persona, Mariano Rajoy, y el resto hará primarias.
“Lo que se vio el 25 de mayo es que muchos votantes del PP se quedaron en casa”, reflexionan los populares. “Por eso, en Madrid necesitamos un candidato ganador, y hoy por hoy es Aguirre”. El nombre de Aguirre, quien no ha expresado públicamente su intención de disputar la alcaldía a Botella –si bien estaría encantada de ser candidata si se lo pidiera Rajoy–, nunca ha desaparecido de las quinielas en el partido que preside, el PP madrileño. Ni siquiera después del incidente con los agentes de movilidad a los que dio esquinazo después de que le pidieran la documentación tras multarle por aparcar en un carril bus.
La opción Aguirre, líder indiscutible del PP madrileño, pasa no sólo por que Rajoy se lo pida, sino también porque el presidente del Gobierno haga ver a Botella que es mejor que no se presente a las elecciones. Desde el fiasco del BiciMad, hasta la huelga de barrenderos de repercusión mundial, pasando por su 'relaxing cup' o la escapada vacacional a Lisboa durante la crisis del Madrid Arena, la esposa del expresidente Aznar tiene bastante difícil seguir en el cargo.
Y eso, si pasa, que Rajoy recoloque a Botella, no ocurrirá hasta la víspera de las elecciones, cuando el presidente tenga todas las encuestas en su poder y vea qué le interesa más. En todo caso, hoy por hoy, el PP está más interesado en conservar el Gobierno regional que el municipal, y para el Gobierno regional, en estos momentos, sólo hay un candidato, Rajoy mediante: el actual presidente, Ignacio González, hombre designado por Aguirre para sucederle y enfrentado, como la expresidenta, con Moncloa por asuntos que en el PP madrileño se consideran fundamentales: impuestos, política en relación con ETA y el mundo abertzale y la financiación autonómica. Tres ejes que no han dejado de denunciarse desde la puerta del Sol desde que Rajoy llegó a Moncloa. Por otro lado, en este año y medio que lleva González al frente de la Comunidad, ha sufrido la espantada de Eurovegas y el revés judicial por la privatización sanitaria, que enterró hace meses el Gobierno regional para que no afectara en época electoral; algo que no podrá hacer con el ERE de Telemadrid, aún sin zanjar.
Génova puede asumir que una de las dos grandes instituciones esté controlada por el PP madrileño, pero no las dos, y ese es uno de los principales riesgos para Aguirre y los suyos: que si Rajoy cede en el ayuntamiento, en ningún caso lo hará con la Comunidad, y en este escenario quien tiene las de perder es González. En todo caso, el ayuntamiento es la institución que está más huérfana, toda vez que dependía de Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia desde enero de 2012, mientras que en la Comunidad está instalado el equipo de Aguirre.
Si no es Aguirre, ¿quién más puede ser candidato ganador? Cifuentes dice que no quiere hablar de candidaturas, pero todos saben que sale bastante bien colocada en las encuestas internas del PP: ha trabajado con Gallardón, luego con Aguirre y ahora está en el Gobierno, por indicación de Soraya Sáenz de Santamaría, otro de los nombres que circulan entre miembros del PP como hipótesis para la alcaldía. “¿Y si Rajoy no se presenta en 2015? ¿Y si designara a otro, Alberto Núñez Feijóo, por ejemplo? En ese escenario, dejaría el país mejor de lo que se encontró y situaría a un peso pesado de su total confianza para las municipales. Soraya puede ser una tapada”, explica una fuente, quien reconoce que otra tapada –ya no tanto–, es Lucía Figar, la consejera de Educación, quien tiene la virtud de ser dirigente del PP madrileño y estar bien vista en Génova.
La presidenta del PP madrileño se ha expresado a menudo a favor de las elecciones primarias para elegir candidatos. De hecho, quien ahora es portavoz del PP en la Asamblea, Iñigo Henríquez de Luna, recogió firmas en 2008, en vísperas del congreso de Valencia del PP, a favor de las primarias en el PP. Ahora bien, ¿se atreverá Aguirre a convocar las primarias que tantas veces ha reclamado en Madrid? Los estatutos del PP establecen que el partido regional propone candidatos y el partido nacional los dispone. Si Aguirre convocara unas primarias, que no están previstas en los estatutos y, por tanto, serían consultivas, ¿cómo podría Génova nombrar un candidato distinto al que ha ganado? La lucha de legitimidades sería difícil de gestionar. Al mismo tiempo, si Aguirre convoca primarias y se presenta, ¿quién se atrevería a competir con ella?
El baile, con sus “nervios” y sus “miedos”, acaba de comenzar.