Ana Botella parece dispuesta a dar la batalla. Pero lo tiene todo en contra. Empezando por su partido. La encuesta publicada este viernes por El País muestra que su electorado sigue suspendiéndola, y sus compañeros del Partido Popular la ven ya como una rémora para sacar un buen resultado en Madrid, tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad. De acuerdo con el sondeo, Botella tiene al PSOE a nueve puntos (32,5% frente a 23,4%) y un 54% de rechazo entre sus votantes.
“No ayuda nada”, comentan fuentes del PP madrileño. “Primero hay que ganarse a los nuestros, y ella no lo está consiguiendo. Un tícket electoral con ella nos perjudica”.
Botella llegó a la política municipal después de que el entonces presidente, José María Aznar, hiciera de trilero y moviera a Alberto Ruiz-Gallardón de la Comunidad al Ayuntamiento y colocara a Esperanza Aguirre en su lugar. En esa jugada, Gallardón se quedó con Botella, la aupó a número dos en las listas y, cuando él se marchó al Gobierno con Rajoy, la pista de la alcaldía quedó franca para la esposa del expresidente. Pero si no remonta las encuestas y Rajoy decide no abrir otro frente con Aznar, quien le nombró su sucesor, todo apunta a que el PP tiene muy difícil conservar el Ayuntamiento.
“Ella no se quiere ir y está lanzada”, explica un dirigente del PP, quien apunta a su reciente anuncio de eliminar dos de las medidas más polémicas de Gallardón como alcalde: el basurazo –tasa de las basuras en función del catastro– y los parquímetros fuera de la M-30. “La duda está en si Rajoy se atreverá a enfrentarse a Aznar por el candidato al Ayuntamiento. Si ella no se quiere ir, será muy difícil que Rajoy la eche”, aseguran.
En el Ayuntamiento argumentan que “las encuestas reflejan una realidad al margen de la política municipal; es lógico, la crisis penaliza a quien gobierna, y Botella gobierna”, y muestran los recientes anuncios, que suponen un recorte de ingresos, como señal de buena gestión: “Ahora ya se puede hacer”.
Pero lo cierto es que sus compañeros miran a Botella con recelo. “Está todo el mundo muy nervioso”, explica otra fuente, que señala que las perspectivas tampoco son buenas para Ignacio González: “Si la cosa sigue así perderemos la Comunidad y el Ayuntamiento. Es verdad que González tiene la aprobación de los suyos [el 64% le apoya y sacaría, con un 36,7%, 15 puntos al PSOE], se está labrando un perfil y se ha quitado a tiempo el problema de la sanidad, pero ni él es Aguirre ni Botella es Gallardón. No hay punto de comparación”.
Pero, si no es Botella, ¿quién puede ser? Teniendo en cuenta la lógica interna de que Génova elige un candidato y el PP de Madrid el otro; y que dentro del PP prefieren conservar la Comunidad a la alcaldía, el abanico de posibilidades es muy amplio. ¿Nombres? Además de los clásicos –Aguirre, en horas bajas por su huida de los agentes de movilidad, y Cristina Cifuentes, que lo observa todo desde la barrera de la Delegación del Gobierno–, está Lucía Figar, consejera de Educación, una de las pocas figuras del PP madrileño bien vista en Génova.
A un año de las elecciones municipales y autonómicas, los populares madrileños cruzan los dedos para que el voto de castigo se lo lleve Miguel Arias Cañete en las europeas y que, para cuando toque elegir Gobierno regional y alcaldía, el electorado sea más benevolente.