Ningún convoy humanitario ha podido entrar en el último mes en áreas sitiadas por el gobierno o grupos rebeldes en Siria, como el caso de Alepo, donde dos millones de civiles necesitan que las partes que combaten acuerden una tregua humanitaria de al menos 48 horas para recibir ayuda vital, dijo hoy el enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura.
Como muestra de esta frustración, De Mistura suspendió hoy, ocho minutos después de haberse iniciado, la reunión semanal de un grupo de trabajo para el acceso humanitario en Siria y del que forman parte una veintena de países influyentes en el conflicto.
“He suspendido la reunión como un símbolo de nuestro profundo descontento por el hecho de que, debido a la falta de una tregua no está llegando ayuda a Siria”, denuncio a la prensa el representante de la ONU.
“No tiene sentido tener estas reuniones a menos que haya alguna acción humanitaria en Siria. Mañana (viernes) se conmemora el Día Mundial por la Acción Humanitaria y lo único que vemos son combates, ofensivas, contraofensivas, cohetes, barriles bomba, francotiradores, gases tóxicos y bombardeos”, lamentó.
De Mistura indicó que los dos millones de civiles que viven en Alepo necesitan que las partes que combaten por el control de la ciudad acuerden una pausa humanitaria de al menos 48 horas para permitir la entrada de ayuda.
Rusia anunció la semana pasada una pausa unilateral de tres horas diarias a sus bombardeos sobre Alepo, pero la ONU reaccionó de inmediato indicando que era totalmente insuficiente para hacer llegar y distribuir la ayuda.
“Pedimos una pausa (en los combates) de al menos 48 horas, insistimos en esto para hacer algo que sea mínimamente significativo para Alepo. Estamos listos para actuar”, recalcó.
La asistencia humanitaria podría así llegar tanto al este de la ciudad, controlada por grupos rebeldes, como a la parte oeste, dominada por las fuerzas gubernamentales y sus milicias aliadas, agregó.
La primera es considerada una zona militarmente cercada por el gobierno, cuyos efectivos tomaron hace varias semanas la última vía de entrada de suministros que quedaba, pero la sección occidental de Alepo “está en riesgo de ser sitiada también”, reconoció De Mistura.
La situación para los civiles no sólo es grave en Alepo, sino también en el resto de las dieciocho localidades militarmente cercadas y de las cuales los civiles no pueden escapar, pero tampoco recibir ayuda del exterior.
Se calcula que aparte de Alepo, en esas zonas hay cerca de medio millón de personas en total.
El enviado especial de la ONU mencionó como otro caso crítico el de la localidad de Madaya, en la periferia de Damasco, que no recibe ayuda desde hace 110 días.
La única excepción a esta situación de bloqueo es Deir el-Zur, donde el Programa Mundial de Alimentos -el brazo de logística humanitaria de la ONU- sigue lanzando regularmente desde el aire cargamentos de ayuda, en una compleja operación.
Sobre el rol de Rusia, que apoya al régimen sirio, y Estados Unidos, que hace lo mismo con grupos armados que considera “moderados”, De Mistura consideró que las numerosas conversaciones entre ambos no aporta hasta ahora soluciones prácticas.
“Demasiada espera, demasiados detalles, demasiadas negociaciones”, les criticó, aunque aseguró estar convencido de que ambos países creen que la solución a la guerra en Siria debe ser política y no armada.