Barcelona, 16 feb (EFE).- El rapero Pablo Hasel es un cantante particularmente conocido por unos temas cuyas letras bordean los límites de la libertad de expresión, lo que le ha llevado, junto a sus mensajes en la redes sociales, a ser juzgado y condenado por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona.
Unas condenas que, al mismo tiempo, le han reportado ser considerado entre muchos músicos, escritores, actores o políticos como un adalid del derecho a expresarse libremente y han abierto el debate sobre si los delitos relacionados con la opinión deben conllevar penas de cárcel, hasta el punto de que, coincidiendo con su caso, el Gobierno ha anunciado una reforma del Código Penal.
Una reforma que ha reclamado también Amnistía Internacional (AI), que estima “injusto y desproporcionado” el encarcelamiento de Pablo Hasel y que ha lanzado una campaña con el trapero C. Tangana para modificar el Código Penal y en favor de la libertad de expresión.
En este sentido, el caso Hasel ha suscitado diversos manifiestos reclamando su libertad, que han firmado influyentes miembros del ámbito cultural como Joan Manuel Serrat, Pedro Almodóvar, Javier Bardem, Fernando Trueba, Luis Tosar, Aitana Sánchez Gijón, Santiago Auserón, Coque Malla, Ismael Serrano o Pedro Guerra.
Entre los apoyos recibidos figuran también los de políticos de Unidas Podemos, como su líder, Pablo Iglesias, y de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, mientras la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, se ha opuesto a cualquier medida de gracia para el polémico rapero.
Pablo Hasel es el nombre artístico de Pablo Rivadulla Duró, nacido en 1988 en Lleida e hijo del empresario Ignacio Rivadulla, que llegó a ser presidente del club de fútbol Unió Esportiva Lleida.
Desde niño se interesó por el mundo del rap hasta que, a los 17 años, decidió publicar su primer trabajo de estudio, el EP “Esto no es el paraíso” (2005) al que siguieron “Miedo y asco en Ilerda” (2007), reeditado después con el título “Ilerda rima con mierda”, y unos meses más tarde su primera maqueta, “Trastorno Tripolar”.
Desde entonces, Pablo Hasel ha publicado más de medio centenar de maquetas, temas sueltos y colaboraciones. Con Ciniko colaboró en los temas “Rabia” (2007), “Solicitud de absolución” (2015) y “Contra el fascismo” (2019); con Los Chikos del Maíz participó en “Los hijos de Iván Drago” (2010), y con RPG-7 en “Pásate” (2012), entre otros.
De ideología comunista y antifascista, sus temas inciden en la recuperación de la conciencia política y social de las clases populares y cargan de forma directa y con extrema dureza, hasta llegar al insulto, contra la monarquía, los partidos políticos, el capitalismo, la banca, la iglesia o las fuerzas policiales.
Títulos como “Muerte a los Borbones”, “Juan Carlos el Bobón”, “Mariano Rajoy Brey (El brazo idiota de la ley)” o “Demomafia” son plenamente indicativos de las letras que contienen.
En octubre de 2011 Hasel fue detenido en Lleida por ensalzar en su canción “Democracia su puta madre” al que fue secretario general del PCE(r), Manuel Pérez Martínez (Camarada Arenas), condenado a 17 años de cárcel por pertenecer a la banda terrorista GRAPO.
En 2014 la Audiencia Nacional le condenó a dos años de cárcel por un delito de enaltecimiento del terrorismo por difundir a través de la red social YouTube vídeos alentando contra representantes del PP y PSOE, y elogiando a las bandas terroristas GRAPO, ETA, Terra Lliure, Facción del Ejército Rojo (RAF) y Al Qaeda, aunque no llegó a ingresar en prisión.
Volvió a ser juzgado en 2018 por el mismo delito de enaltecimiento y otro de injurias a la Corona y a las fuerzas de seguridad por diversos mensajes en Twitter. En un principio fue condenado a dos años de prisión, pero en apelación la Audiencia rebajó la pena a nueve meses, sentencia que el pasado junio fue ratificada por el Tribunal Supremo.
El Supremo alegó en su fallo que la libertad de expresión no puede utilizarse como “paraguas” o “cheque en blanco” para fomentar y ensalzar actividades terroristas, y concluía que los ataques del rapero al rey y a las fuerzas de seguridad “no es libertad de expresión, es odio y ataques al honor”.
Es esta condena la que ha llevado finalmente a Pablo Hasel a ser detenido este martes en el rectorado de la Universidad de Lleida, donde se había encerrado, y a ingresar hoy mismo en prisión, para lo que el tribunal le había dado un plazo de diez días en el que debía acudir voluntariamente a la cárcel.
Por contra, el mismo día en que vencía el plazo, Hasel colgó en las redes sociales el videoclip de una nueva canción titulada “Ni Felipe VI”, en la que carga contra el actual rey de España y también contra un “mal llamado gobierno progresista que ha perpetuado la represión”, en una clara declaración de intenciones de que en ningún caso piensa rectificar.