La política son relaciones personales. Y plazas, y lecturas, y partidos, y colectivos, y espacios, y militancia, y símbolos, y programas, y tropas. La política es ideología, y posiciones políticas, y banderas, y cargos públicos, y cargos orgánicos, y personas anónimas. En todo caso, la política la ejercen personas en común, y las experiencias compartidas cuentan, y cuentan mucho.
Pablo Iglesias acaba de cerrar un círculo que empezó a dibujar hace dos años y medio: primero, con un emocionado abrazo con Julio Anguita en Córdoba el viernes pasado en un acto de Podemos; después, con la confirmación de que Manolo Monereo, “hermano” de Anguita y uno de los “padres” intelectuales de Iglesias, encabezará la lista de Unidos Podemos –la coalición entre Podemos e IU– por Córdoba el 26J.
“La política está plagada de lógicas enormemente feas”, explica Iglesias a eldiario.es, “y la belleza ética de algunas personas para mí es un alimento para continuar. Es esa belleza la que me da energía y la que me hace llorar a veces, demasiadas últimamente”.
Anguita, ex coordinador general de IU, ex secretario general del PCE, es alguien muy especial para Iglesias y también para Alberto Garzón, con quien acaba de cerrar una alianza electoral para el 26J. Con Anguita, y con Manolo Monereo, Iglesias se reunió a mediados de abril en Córdoba para explorar la posibilidad de la confluencia entre Podemos e IU, que se culminó cuatro semanas después de aquel encuentro con un acto conjunto de Iglesias y Garzón en la Sala Mirador de Madrid.
Este miércoles, Iglesias anunciaba en Twitter la candidatura de Monereo en sustitución de la sevillana Marta Domínguez, que fue candidata en diciembre y resultó elegida diputada.
Pero, ¿quién es Monereo para Iglesias, además de un veterano militante de IU y el PCE nacido en Jaén en 1950, licenciado en Derecho y Ciencias Políticas?
“Cuando pienso en Manolo, en su modestísimo piso de la calle Antonio López [Madrid]”, explica Iglesias a eldiario.es, “en su despacho en el que no se puede pasar porque está inundado de libros... Pienso en la vida de alguien que encarna la victoria estética del derrotado. Y contribuir a esa pequeña revancha histórica de verle en el Parlamento me hace enormemente feliz”.
En el prólogo del libro (Des)unidos, patología o virtud de la izquierda. Manolo Monereo entrevistado por Héctor Juanatey, escribía Iglesias en el verano de 2015:
“Manolo querría hoy que le dejara ser abuelo y dedicarse a la formación, pero va listo. Araceli, su compañera, después de que fuera detenido y torturado no le preguntó '¿cómo estás Manolo?', sino '¿has hablado?'. En mí tampoco encontrará benevolencia. Así que, pedazo de cabrón, maestro, cuento contigo”.
Lo de “pedazo de cabrón” venía de antiguo, y lo explica Iglesias al comienzo del prólogo:
“Conocí a Manolo Monereo antes de que él me conociera a mí. Yo militaba en las Juventudes Comunistas y Manolo era el formador más capacitado del Partido. Le recuerdo en una escuela de cuadros en Coslada, en el verano de 2000, poco antes de que yo dejara la militancia en la Juventudes para continuarla en el Movimiento de Resistencia Global. Pero aquel verano yo seguía siendo un komsomol indignadísimo con el acuerdo al que habían llegado Paco Frutos y Joaquín Almunia, que tan magros resultados electorales había producido para Izquierda Unida. Y el caso es que Frutos vino a intervenir a la escuela. Recuerdo a Frutos con camisa azul, sentado junto a Manolo. No recuerdo de qué nos habló, pero allí estábamos los jóvenes comunistas (entre ellos Rafa Mayoral, Yolanda Díaz y el historiador Juan Andrade) afilando pacientemente nuestros cuchillos a la espera de que la disertación del secretario general concluyera y pudiésemos, aprovechando el turno de preguntas, lanzarnos a su cuello de traidor por haber pactado con el PSOE. Terminaba de hablar Frutos y ya estábamos algunos levantando la mano para pedir la palabra cuando Manolo se pone de pie, levanta el puño y comienza a cantar, él solito, La Internacional. Y claro, no nos quedó más remedio que acompañarle (el sonido de La Internacional activaba en nosotros un resorte automático) perplejos ante el gol que nos acababa de meter. Y así se esfumó nuestro sueño bolchevique de ajustar cuentas con el secretario general. Manolo: vaya pedazo de cabrón, pensé yo entonces. Y con los años me di cuenta de que aquella iniciativa astuta de Manolo era un gesto de fidelidad, con el que trataba de proteger la dignidad de su secretario general. Por muy en desacuerdo que estuviera Manolo con su estrategia de acuerdo con el PSOE, tampoco era plan entregarle a una jauría de lobeznos deseosos de sangre reformista”.
“Para mí lo personal es político”, explica Iglesias a eldiario.es: “Hay una serie de personas que no solo me han enseñado mucho, sino que además son un referente moral: Manolo, Yolanda [Díaz], Xavi [Domènech]... forman parte de esas personas”.
Con Yolanda Díaz, coordinadora de Esquerda Unida, trabajó Iglesias en la campaña de 2012 que supuso la irrupción de AGE (alianza entre la Anova de Beiras y la federación gallega de IU); y ahora la tiene compartiendo escaño en el Congreso –Díaz es diputada por En Marea, la confluencia de Podemos, EU y Anova–. A Domènech, con quien compartió activismo hace más de una década, también lo tiene cerca, en el Parlamento, en este caso encabezando la candidatura En Comú Podem. Y a Monereo, a quien tanteó antes del 20D infructuosamente, acaba de convencerlo para disputar un escaño cordobés, la tierra de Anguita, después de cerrar el acuerdo entre Podemos e IU.
Monereo y Anguita se califican de “hermanos”, y han batallado juntos en IU, el PCE, en el Frente Cívico Somos Mayoría y, desde el nacimiento de Podemos, por el partido orgánico gramsciano al que se sumara IU, Equo y otros colectivos sociales y políticos.
En una entrevista en eldiario.es, Anguita lo explicaba así: “Está aleteando el espíritu del partido orgánico, el partido orgánico es el partido, es la serie de reuniones, conjunto de aspiraciones, de ideas, valores, sentimientos y emociones y necesidades que se reconocen en una institución o conjunto de ellas. En un momento de la república española, el partido orgánico fue el Frente Popular, bueno, pues hace falta un Podemos partido orgánico, y es ahí donde yo pienso en una Izquierda Unida que se haga la catarsis, con los movimientos, los desahucios, las mareas, que mueva a la gente”.
Y proseguía: “Vamos a formar el partido orgánico, reconociéndole a Podemos el mérito. Organicémonos los demás, los de Equo, los otros… y creemos una estructura en paralelo, respetándolos, haciéndole crítica, ayudándolos, reconociéndole el mérito. Cuando entremos, entramos ya a una formación para cambiar las cosas”.
¿El pacto entre Alberto Garzón y Pablo Iglesias trascenderá la próxima cita electoral? ¿Culminará en el partido orgánico teorizado por Anguita y Monereo? Se verá a partir del 26J.