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La receta de Pablo Iglesias contra el auge de la extrema derecha: coaliciones “a la portuguesa” por toda España

El auge de la extrema derecha, nacionalista y xenófoba en Europa preocupa, y mucho, a los partidos que defienden una concepción del continente más parecida a lo que fue tras la II Guerra Mundial que a los mensajes que lanzan el ministro del Interior italiano, Mateo Salvini, o la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen. Ambos se reunieron hace unos días para impulsar un acuerdo electoral transnacional para las elecciones europeas de mayo. Un bloque que tendrá su reverso en el conformado por Podemos e IU, La Francia Insumisa o el Bloco de Esquerda.

En casa, la última demostración de fuerza de Vox ha puesto el foco en un fenómeno para el que Pablo Iglesias propone una solución: coaliciones “a la portuguesa” por toda España.

Así lo expone el secretario general de Podemos en su próximo libro, Nudo España (Arpa). Un largo diálogo con el veterano periodista de La Vanguardia Enric Juliana en el que ambos desgranan su visión de la situación actual en España, con especial hincapié en Catalunya, y apuntan los caminos hacia dónde van el país y el continente.

Iglesias explica el auge de la extrema derecha y lo relaciona con el declive de los partidos socialdemócratas que articularon lo que se conoce como Estado del bienestar en la segunda mitad del siglo pasado.

“La extrema derecha reaccionaria está asumiendo sin complejos elementos que en el pasado eran extraños a la derecha, como que el proteccionismo o la protección social puedan formar parte de su oferta electoral. Eso es un torpedo en la línea de flotación de las fuerzas políticas socialdemócratas en Europa”, apunta el líder de Unidos Podemos.

Pablo Iglesias señala que la falta de seguridad y certezas de los ciudadanos europeos los empuja a buscarlas en las instituciones que se encargaron de proveerlas desde la Revolución Francesa: los estados-nación. Se trata de una idea que Iglesias ha desgranado en múltiples ocasiones. En uno de sus discursos más famosos, el de la Marcha del Cambio en enero de 2015, ya apelaba a “recuperar la soberanía” para “la gente”.

Este debate se ha encendido en España este verano a cuenta de una serie de artículos en Cuarto Poder firmados por Julio Anguita, Manuel Monereo (Unidos Podemos) y Héctor Illueca. En él, defienden el llamado Decreto Dignidad aprobado por el Gobierno italiano del M5S y la Liga Norte. Las críticas al artículo original, con acusaciones de “blanqueo” del neofascismo de Salvini, son en parte asumidas por Iglesias. “No comparto ni el título ni la conclusión”, asegura en la conversación con Juliana.

Pero el líder de Podemos defiende que los autores aciertan en el diagnóstico. Y aporta su receta para evitar que ocurra en España, donde el lenguaje antiinmigración y de exaltación nacional asoma en los discursos de PP, Ciudadanos y monopoliza el de Vox, igual que sucede en otros países europeos.

“Es necesario que España, en cuanto que uno de los países más importantes de Europa del Sur, plantee que la defensa del Estado del bienestar, los derechos sociales y las políticas expansivas de un cierto neokeynesianismo son condición de posibilidad para que la extrema derecha no haga su agosto. Es verdad que de momento España parece vacunada frente a ciertos experimentos racistas y xenófobos, pero no hay que olvidar que Albert Rivera y Pablo Casado ponen el dedo en la llaga del asunto migratorio cada vez que tienen ocasión”.

“La excepción española” 

Juliana sostiene, como ha hecho por ejemplo Alberto Garzón en un reciente artículo en eldiario.es, que “en el debate público se abusa muchas veces de la palabra 'fascista”, aunque concede que “hay rasgos del viejo fascismo en la nueva situación” europea.

Iglesias defiende entonces “la excepción española”. “Uno de los temas de diálogo es si el modelo portugués es viable en España”, apunta el secretario general de Podemos. En Portugal gobierna el Partido Socialista con el apoyo parlamentario del Bloco de Esquerdas y del Partido Comunista. 

Iglesias señala “dos diferencias”. “Allí no hay una cuestión territorial, y eso es determinante en España”, subraya. Y añade: “La segunda diferencia es que en Portugal hay un Partido Socialista con mucho peso, con más del 30% de votos, mientras que las fuerzas aliadas no llegan al 10%”. Pese a estas diferencias, Iglesias ve una opción de replicar el modelo en España a partir de mayo de 2019.

“Después de las elecciones autonómicas y municipales, nuestro objetivo político es que se empiece a normalizar una vía de gobierno a través de la fórmula de coalición en ayuntamientos y comunidades autónomas que se parezca al estilo portugués”, destaca. Y amplía el objetivo a las previstas elecciones generales de 2020: “Aspiramos a que eso llegue al Gobierno del Estado y que constituya un mensaje a Europa, porque sería un modelo de gobernabilidad sin parangón en el continente”.

Así, frente a las habituales coaliciones de socialistas y democristianos que han condicionado la política europea en las últimas dos décadas, Iglesias cree que España podría plantear a Europa una opción alternativa. “España plantearía una cosa nueva: Podemos y el Partido Socialista gobernando juntos y enviando el mensaje de que es posible otra política económica y social, otro modelo de Europa”.

Las conversaciones que dan forma al libro se han desarrollado entre febrero y septiembre de 2018 y no incluyen el acuerdo presupuestario cerrado entre Podemos y el Gobierno de Pedro Sánchez en la madrugada del miércoles al jueves.

Pese a ello, Iglesias defiende ya en ese volumen que su partido, empujado por la correlación de fuerzas, ha dejado de lado parte de sus planteamientos más rupturistas. “Estamos demostrando pragmatismo en muchos planos”, asegura. “Hemos tenido el 21% de los votos y eso implica que hay que ponerse de acuerdo con otros. Allá donde gobernamos hemos demostrado un pragmatismo compatible con la eficacia y las políticas sociales. Creo que el Ayuntamiento de Madrid y el de Barcelona revelan una gestión correcta que ha dado tranquilidad y seguridad a la gente”, añade.

“Cuando entremos en el Gobierno nosotros, trataremos de demostrar que se puede hacer, pero ahora es un brindis al sol. Concentrémonos en aquello en lo que podemos influir de verdad”, concluye en el libro.