Catalunya vuelve a tensar a los socialistas, y especialmente a un sector del PSOE con el PSC, en plenas negociaciones de Pedro Sánchez con ERC para la investidura. La dependencia de las fuerzas independentistas para la gobernabilidad disgusta al partido de Sánchez, que tiene manos libres para cerrar un entendimiento con la formación de Oriol Junqueras. Y en eso está trabajando la dirección del PSOE mientras la mayoría del partido mira con ciertos recelos. Pero en los últimos días el tono ha ido subiendo de la mano, fundamentalmente, de los presidentes Emiliano García-Page y Javier Lambán.
“Yo para Reyes lo que no quiero, como no creo que quiera ningún español y española es vaselina. Queremos tener unos buenos Reyes, un buen 2020 y tener la conciencia tranquila”, espetó el presidente de Castilla-La Mancha el miércoles. El mismo día que el equipo negociador del PSOE se reunía en Barcelona con el de ERC, el jefe del Ejecutivo aragonés reclamaba la participación de Ciudadanos para que fuera posible un entendimiento que hiciera “innecesario el concurso de un partido tan indeseable para la gobernabilidad como es ERC”.
El líder del PSC, Miquel Iceta, cuyo partido está representado en la mesa negociadora a través del secretario de Organización salió públicamente a reclamar “respeto” para los independentistas a pesar de las discrepancias y consideró las palabras de Page y Lambán “inoportunas” y “no propias de presidentes de una Comunidad autónoma”.
El rapapolvo no ha sentado bien a los barones socialistas, que se han removido contra Iceta en la víspera del congreso del PSC. “Yo creía que negarnos el derecho a opinar a los demás era algo propio de los independentistas catalanes, exclusivamente suyo”, ha respondido Lambán, que lanzó un aviso al dirigente catalán: “El supremacismo, por desgracia, está haciendo estragos en Catalunya”.
“¿Hay que esperar a que le veten para el Senado para entonces sí poder criticar a los independentistas?”, se ha preguntado Page en referencia a la negativa de ERC de permitir que fuera senador por designación autonómica y, así, ser nombrado presidente por la Cámara Alta en la anterior legislatura: “Sobre toda España hablamos todos los españoles y todo el PSOE”. “Me gustaría, ya que nos pide respeto con los independentistas, verme defendido por Iceta ante tanto insulto que recibo yo y otros presidentes por defender la unidad de España”.
Page ha elevado, además, el tiro con un reproche a Sánchez. “Yo no he llamado xenófobo a Torra”, ha dicho en referencia al líder socialista, que calificó al presidente de la Generalitat “el Le Pen de la política española” por unos artículos que escribió antes de formar parte del Govern. “Hay quien sí lo ha hecho y ahí no le he visto protestar”, ha reprendido Page a Iceta: “Yo sigo diciendo lo mismo que hace tres semanas, tres años y lo seguiré diciendo los próximos treinta”.
A pesar de que la negociación con ERC alerta en muchos sectores del PSOE, la mayoría de dirigentes y barones permanece en silencio o en un tono más relajado. Así, el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, ha evitado las polémicas y se ha limitado a reclamar al PP que facilite la gobernabilidad como en su día hicieron los socialistas. “Lo puede y lo debe hacer”, ha expresado Fernández Vara, que considera que es el “único partido” que puede así permitir que el independentismo sea “absolutamente irrelevante en España”. También Susana Díaz mantiene un perfil bajo ante la negociación reclamando al resto de partidos que dejen gobernar al que en su día fue su rival.
Con este panorama, no se espera una revuelta como en el año 2016, cuando el poder territorial del partido impidió a Sánchez llegar a Moncloa con el apoyo de los independentistas. La lucha terminó con la dimisión del secretario general. Desde que se hizo de nuevo con las riendas del partido y tras su llegada al Gobierno, el poder de Sánchez es total en el partido.
No obstante, en la propia dirección aseguraban antes de las elecciones del 10N que ERC no es un socio viable y menos aún en el complicado escenario de la política catalana con la amenaza constante de una convocatoria electoral. La posibilidad de que la negociación se alargue inquieta, además, al PSOE por los riesgos que se corre y la factura que pueda pasar al socialismo más adelante. El alcalde de Valladolid y portavoz de la Ejecutiva socialista, Óscar Puente, reconoció que las negociaciones le generan “incertidumbre” y admitió que “no está del todo claro” que la necesidad de que haya un Gobierno cuanto antes “se vaya a concretar”.
El conflicto territorial siempre es un problema en las filas del PSOE. De hecho, en la anterior negociación del Gobierno con la Generalitat, los barones marcaron distancias con Sánchez. Acusaron a Moncloa de la debacle de Susana Díaz en las elecciones andaluzas, aunque el 28A el PSOE venció las elecciones con mucha distancia respecto al PP.
A pesar del malestar que genera la subida de tono de algunos barones, en la dirección del PSOE optan por guardar silencio más allá de la respuesta de algún dirigente suelto, como Odón Elorza: “Con respeto a las opiniones de Lambán -que quiere ahora un pacto con Ciudadanos- y García-Page, tras la consulta realizada a la militancia socialista, quiero expresar mi total apoyo al acuerdo con Unidas Podemos y a la compleja negociación con ERC. Por cierto, contra el mareo y el vértigo, biodramina”.