Pedro Sánchez tiene la determinación de empezar las conversaciones con los líderes de todos los partidos –desde el PP a los nacionalistas pasando por Unidos Podemos y Ciudadanos, que son sus principales interpelados– para intentar buscar una solución que evite terceras elecciones. El plan de Sánchez es recabar el apoyo de Pablo Iglesias y Albert Rivera –le serviría la abstención de sus 32 diputados– para desbancar al PP y articular un “gobierno de cambio”. Ambos han mostrado reticencias al acuerdo a tres y los críticos del PSOE, encabezados por la federación de Susana Díaz, advierten: “No engañemos a los ciudadanos”.
El secretario general de los socialistas ha vuelto a ser críptico al dar explicaciones sobre la propuesta que lanzó el pasado viernes desde la tribuna del Congreso y que ha reiterado con apelaciones a las “fuerzas del cambio” en sus mítines en Galicia y Euskadi este fin de semana. Este lunes ha rebajado las expectativas al dejar el llamamiento en un simple intercambio de opiniones con el resto de fuerzas, entre las que ha incluido también al PP y a las formaciones nacionalistas.
Su propósito, según ha explicado, es abrir un diálogo en el que el resto de líderes le cuenten sus ideas para salir del bloqueo. De Rajoy quiere conocer sus planes. Él se ha limitado a decir que la propuesta que trasladará al resto de formaciones es “el cambio”. Por eso, su proyecto queda, en realidad, limitado a un posible acuerdo que englobe a Unidos Podemos y las confluencias, Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria. Las fuerzas independentistas catalanas quedan fuera de la ecuación porque el Comité Federal del PSOE le impidió negociar con ellas y con el resto de fuerzas que pusieran como condición el derecho a la autodeterminación.
Las respuestas mediáticas que han dado los interlocutores a los que Sánchez llamará esta semana dibujan el mantenimiento del bloqueo. Tanto Unidos Podemos como Ciudadanos han mostrado recelos mutuos.
El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, ha dicho que la alianza de Ciudadanos con el PP “complica un planteamiento a tres”, aunque el partido ya rechazó a Rivera en la anterior legislatura fallida, es decir, antes de que rubricara un pacto con Rajoy.
“La propia hipótesis de un diálogo a tres son castillos en el aire”, ha afirmado Echenique, que también ha destacado la “falta de concreción” de Sánchez y ha dejado una puerta abierta a poder alcanzar un acuerdo con los socialistas que salga adelante con una abstención de Ciudadanos, pero cree que sería Sánchez quien debería lograr ese respaldo fuera de una mesa a tres.
Las palabras de Echenique se han producido antes de la comparecencia del líder del PSOE. Su planteamiento de conversar con todas las formaciones, incluido el PP, se ha recibido con estupor en Podemos. “Sánchez dice que no quiere liderar la alternativa y que va a hablar con todos, incluido el PP ¿Este es el camino del cambio? No entiendo nada”, ha expresado Iglesias a través de Twitter.
Ciudadanos también ve poco “viable” la opción de acuerdo a tres y ha insistido en que Sánchez debe hablar con Rajoy. El vicesecretario general de la formación, José Manuel Villegas, cree que la opción de PSOE, Podemos, las confluencias y las fuerzas nacionalistas es una “vía muerta”.
Un “teatro” a ninguna parte
Algunas fuentes socialistas, situadas en el sector crítico, creen que le va a salir mal el “teatro” que va a comenzar el secretario general para, a su juicio, tratar de eliminar la imagen de que es él quien bloquea la situación al no abstenerse. “Le va a pasar factura”, advierte un destacado exdirigente.
En Ferraz pretenden que las conversaciones no sean tan ostentosas como las negociaciones de la investidura de hace seis meses. “Hemos aprendido que eso no funcionó”, expresaban fuentes socialistas tras la comparecencia de Sánchez.
“Se trata de dar pasos prudentemente, no dar un paso al aire que puede costarnos muy caro”, señala un miembro de la Ejecutiva, que justifica que los “contactos exploratorios” se abran a todas las formaciones, excepto Bildu: “Se trata de mostrar que queremos tener vías de diálogo con todas las fuerzas. El resto tendrá que poner de su parte. Allá ellos si no sale. Tendrán que calcular si les vienen bien las elecciones”. En la dirección del PSOE han perdido el miedo a que se repitan los comicios.
El paso al frente de Sánchez –que ha dejado claro que no repetirá un debate de investidura si no recaba los apoyos suficientes para sacarlo adelante– se ha recibido con escepticismo en distintos sectores del PSOE, pese a contar con el aval de los miembros de la dirección. Los críticos con el secretario general le acusan, en privado, de emprender una huida hacia adelante para blindarse internamente.
Los barones lo ven “inviable”
El presidente de Aragón, Javier Lambán, le ha pedido que deje de “alimentar falsas expectativas” con su llamamiento a las “fuerzas del cambio” porque, como ha recordado, no hay mayoría de diputados de izquierdas y Podemos y Ciudadanos hacen “inviable” el acuerdo a tres. También los barones de Extremadura y Castilla-La Mancha han mostrado dudas sobre la viabilidad del plan de Sánchez. Guillermo Fernández Vara es el único que ha abogado en público por la abstención.
El PSOE andaluz también ha cargado contra Sánchez y le ha pedido que “no engañe” a los ciudadanos con una propuesta de acuerdo que “aritméticamente resuelve” el bloqueo, pero que “políticamente es inviable”. “No distraigamos ni llevemos a los ciudadanos a un camino diciendo que puede dar sus frutos cuando eso es inviable”, ha expresado el número dos de Susana Díaz, Juan Cornejo, tras la reunión de la Ejecutiva regional.
De hecho, la federación de Díaz ha cogido el guante de la propuesta lanzada por Felipe González de que Rajoy debe dar un paso atrás. El número dos del PSOE-A ha apelado a la “generosidad” del presidente del PP, y ha dejado entrever que su partido respondería también en la misma línea, que se traduce en una eventual abstención: “Ninguno tiene una bola de cristal para saber que puede ocurrir [...]. No es bueno fijar posiciones inamovibles. Si algo adolece la política es la flexibilidad para que varios partidos puedan llegar a acuerdos a través del diálogo y el consenso, por lo tanto no hay que cerrarse en banda a nada”, ha afirmado Cornejo.
Sin embargo, Sánchez está dispuesto a llevar su rechazo a Rajoy y al PP hasta el final. Y en Ferraz se quejan de las presiones internas –y también de las externas– que llegan desde el sector crítico y los barones: “Están dando vueltas y cuando llega el momento de la verdad no se atreven a decir que quieren la abstención”, critica un miembro de la Ejecutiva.