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Pedro Sánchez prepara un segundo intento con Unidos Podemos y Ciudadanos para evitar terceras elecciones

Tras semanas de ambigüedad, Pedro Sánchez ha desvelado sus intenciones de buscar un acuerdo entre “las fuerzas del cambio” para evitar las terceras elecciones. El golpe de efecto llegó en la recta final del debate de investidura de Mariano Rajoy y despeja la convicción generalizada hasta este viernes de que la búsqueda de gobernabilidad quedaba aplazada hasta después de las elecciones vascas y gallegas.

Sánchez se sacude así la presión externa e interna que le señalaba como responsable del bloqueo institucional que impide formar Gobierno. Desde la tribuna, el secretario general del PSOE ha emplazado al resto de “fuerzas del cambio” (Podemos y Ciudadanos) a intentar buscar una “solución al país”.

A los pocos minutos de que Sánchez pronunciase la frase, sus equipos de prensa se apresuraban a matizar sus palabras ante los periodistas congregados en el patio del Congreso. “No se ha postulado”, ha afirmado su jefe de gabinete, Juanma Serrano.

El empeño de los asesores socialistas tiene relación directa con la oposición de sus barones ante la posibilidad de un “Sánchez candidato”. Ante las decenas de preguntas pidiendo explicaciones sobre las consecuencias de las palabras pronunciadas sobre la tribuna, el PSOE respondió con generalidades: “Se trata de buscar una solución para evitar terceras elecciones”. Según los colaboradores de Sánchez, esa alternativa deberá forjarse entre todos los partidos.

Ningún dirigente socialista ha aclarado si habrá llamadas a Podemos y Ciudadanos. En el entorno de Pablo Iglesias y Albert Rivera también se muestran sorprendidos y escépticos ante las palabras del líder socialista. “No vamos a estar donde esté Podemos”, dijeron dirigentes de Ciudadanos a la salida del pleno.

“Solo ha dejado una puerta abierta”, aseguraba un dirigente próximo a Sánchez. Desde su equipo sostienen que aún no hay una próxima maniobra prevista. “Se trata de abrir un diálogo, pero no está materializado cuándo ni cómo”, explican.

En las filas socialistas se ha interpretado el gesto del secretario general como un intento de quitarse presión. Algunos diputados aseguraron que no conocían la estrategia. Y en su equipo subrayaban que ha subido a la tribuna “sin papeles”. “Creo que se le ha escapado”, aseguraba un miembro de la bancada socialista.

Sánchez pretende escenificar otra vez su propuesta para alcanzar un pacto transversal y ver si Rivera e Iglesias se mantienen en la tesitura de veto mutuo. El intento de hace seis meses resultó fallido y en las filas socialistas ven “muy difícil” repetirlo ahora.

Con su movimiento, el líder socialista podrá decir que lo intentó todo para evitar nuevas elecciones. El líder socialista se ha cuidado mucho de no salirse del margen marcado por su Comité Federal el 28 de diciembre de 2015: no a Rajoy, no a elecciones y no a acuerdos con fuerzas independentistas. Ese documento, en el que el PSOE marcaba su hoja de ruta, se mantiene vigente, porque tras el 26J los barones no forzaron ninguna nueva resolución que atase a Sánchez en su intento de llegar a Moncloa.

La sorprendente oferta del líder socialista no ha gustado a todos en su partido. “Esto es una teatralización –aseguraba un dirigente crítico con la dirección del PSOE tras salir del hemiciclo–. Es un teatro institucional para tapar asuntos orgánicos y para ganar espacio interno”. La pugna por el liderazgo está soterrada en todas las decisiones de los socialistas desde hace meses. Así, quienes abogan por una abstención para desbloquear la situación no lo admiten públicamente por el desgaste que conlleva.

Sánchez quiere jugar con la presión que supone para Podemos y Ciudadanos la convocatoria de una nueva cita con las urnas. Además, cree que si finalmente hay contienda electoral, podrá llegar a ella sin que se le acuse de no haber hecho nada para evitarlo.