Llega el final de partido y PSOE y Unidas Podemos luchan hasta el último minuto para arañar la bolsa de indecisos que según algunos de los últimos sondeos publicados son el 30% de los votantes. Un mundo, que puede tumbar todos los pronósticos a última hora. La principal preocupación del candidato del PSOE, Pedro Sánchez, es que PP, Ciudadanos y Vox sumen y el lunes pueda amanecer con un tripartito de derechas. Por eso está echando el resto para movilizar a los votantes progresistas apelando al voto útil para que esa papeleta vaya al PSOE.
Una estrategia a la que se ha sumado Pablo Iglesias en sus últimos mítines, en los que intenta trasladar la idea de que el “verdadero voto útil” es el de Unidas Podemos como único capaz de impedir que los socialistas puedan sumar con Ciudadanos. Una opción, el acuerdo Sánchez-Rivera, repite el candidato, que es la preferida por los “poderes económicos” si el PSOE es la fuerza más votada.
Sánchez lo fía todo a una alta participación. En Moncloa consideran que por encima del 70% aumentan sus posibilidades. Algunos dirigentes del PSOE creen que por debajo de ese umbral ni siquiera tienen opciones, porque ven a la derecha más movilizada. Además de pelear por sacar al electorado progresista de casa, el candidato socialista focaliza sus esfuerzos en que los electores escojan su papeleta, y sabe que airear el miedo a la extrema derecha es su principal baza para ganarse a los votantes que dudan entre el PSOE y Unidos Podemos o el PSOE y Ciudadanos. La estrategia del voto útil le sirve por la izquierda y el centro.
“Hay muchos partidos con los que nos hemos entendido en estos diez meses, con los que hemos compartido camino, partidos a la izquierda, y partidos que no nos han acompañado; pero estoy convencido de que muchos de los electores de estos partidos ahora no saben qué hacer –reflexionó Sánchez– no saben si votar a Ciudadanos porque no saben si va a significar votar a la ultraderecha”. “Mi compromiso es que voy a gobernar con los valores de izquierdas del PSOE, que es lo que he hecho estos diez meses”, dijo como guiño a los votantes moderados, pero también a los de Iglesias: “Lo que le digo a esa gente que está dudando, sobre todo a la gente de izquierdas, es que es importante el 29 de abril, pero es decisivo el 28”.
El PSOE teme que se reedite Andalucía
“No nos vale con ganar; hay que ganar y gobernar”, expresó Sánchez en un mitin en Jaén: “Podemos ganar las elecciones el próximo domingo y el lunes encontrarnos un Gobierno de las tres derechas y por eso es importante concentrar el voto en el único partido que garantiza que España mire al futuro y no pueda retroceder 40 años y eso hoy es el PSOE”.
La llamada más nítida al voto útil para el PSOE la lanzó Sánchez con Susana Díaz sentada en primera fila casi cinco meses después de que perdiera la Junta por primera vez en 36 años ininterrumpidos de poder socialista en Andalucía, y la repitió en Catalunya: “Podemos ganar y amanecer con un Gobierno de derechas apoyado en la ultraderecha”. “En esta causa, que es que España avance o retroceda, necesitamos todos los votos el 28 de abril”, avisó Sánchez: “La frontera entre lo que nos estamos jugando ahora mismo –insistió– puede ser un voto, puede ser un escaño”.
El PSOE se conjura para que a Sánchez no le pase lo mismo que a Susana Díaz. “Por cada insulto de las derechas, un voto socialista; por cada una de sus mentiras, un voto socialista –reforzó la ministra Meritxell Batet–. Ante huidas hacia ningún sitio, un voto socialista; frente a la ruptura, un proyecto compartido llenando las urnas de votos progresistas; contra el riesgo de bloqueo de la pinza, que ya la hemos vivido, votos socialistas”. “Pues vamos a tener mayoría absoluta”, ironizó Sánchez contestando a Batet en el acto de Barcelona en el que las menciones a Rivera fueron respondidas con un gran abucheo.
“Si los socialistas no ganan en Catalunya, tendremos a Vox en el Gobierno de España”, advirtió la cabeza de lista por Barcelona. “Hay que concentrar en el PSOE el máximo de votos progresistas, entre otras cosas, y perdonad que barra para casa, porque yo no quiero volver al armario”, remató Miquel Iceta poniendo al público de Barcelona en pie.
El presidente insiste desde el principio de la competición electoral en que existe una “amenaza real” de que PP y Ciudadanos logren el poder gracias al empuje de Vox. Los socialistas temen que el partido de Santiago Abascal obtenga un mejor resultado del que vaticinan los trackings. “Puede haber bombazo de Vox”, advierte un miembro de la cúpula socialista.
En el PSOE creen que los debates han servido de impulso a Iglesias, sobre todo para convencer al electorado que tenía indeciso. Una idea que defienden también en Podemos. El partido de Pablo Iglesias está convencido de que la campaña ha reactivado a sus votantes y de que su mensaje ha calado entre los indecisos y los abstencionistas, especialmente tras los debates televisivos.
Unidas Podemos llama al doble voto útil
Unidas Podemos partía en las previsiones demoscópicas muy abajo y con el partido en una grave crisis. Su campaña se ha desarrollado por fases y, en la recta final, intenta arrebatar al PSOE uno de los conceptos que más ha exprimido históricamente en su pugna con otras formaciones por ganarse el liderazgo del espacio progresista: el voto útil.
Los anteriores candidatos socialistas apelaban al voto al PSOE para garantizar gobiernos socialistas con el argumento de que, con el sistema d’Hont, muchos votos se iban directamente a la basura. Lo hicieron Felipe González y también José Luis Rodríguez Zapatero, que en 2008 tuvo éxito en ese llamamiento hasta provocar la dimisión de Gaspar Llamazares tras cosechar el peor resultado de la historia de IU. Sin embargo, la irrupción de Unidos Podemos en 2015 rompió con esa idea.
Iglesias ha apelado al voto útil por primera vez este jueves en un acto en Vigo junto a los candidatos de En Común-Unidas Podemos en Galicia. Antes que él, Yolanda Díaz ya ha lanzado el mensaje de que el voto útil “como se entendía cuando había bipartidismo” ya no funciona. La irrupción de Podemos y Ciudadanos en 2014 y 2015, primero, y la llegada de Vox este 28 de abril, replantea cómo se repartirán los escaños en las circunscripciones
La teoría indica, sostienen en el partido de Iglesias, que hay lugares donde el voto que puede pugnar con la derecha es el de Unidas Podemos y no el del PSOE. Yolanda Díaz señalaba dos ejemplos en Vigo: “Nos jugamos la segunda diputada por Pontevedra y las diputadas de Lugo y Ourense con el PP. Nosotras somos el voto útil”.
Iglesias incidió en esa idea en su turno y reclamaba el “voto útil” para Unidas Podemos porque, ha dicho, “vale doble”. Primero, para “parar a la derecha”. Pero, además, explicaba, para bloquear la opción de un acuerdo entre Sánchez y Rivera. Una opción que, creen, el candidato socialista no ha cerrado del todo pese a decir en el debate de Atresmedia que “no está en sus planes”. Tras esa frase, que fue la más clara de toda la campaña, Sánchez ha vuelto a dejar la respuesta a las preguntas sobre los pactos postelectorales en que hablará “con todos dentro de la Constitución”.
“Nadie nos pregunta si vamos a alcanzar un acuerdo con el PP, Ciudadanos o Vox. Nadie lo pregunta porque es evidente”, ha asegurado Iglesias. El líder de Unidas Podemos ha sostenido que el voto a su formación “no es en negativo para frenar a alguien, sino para que se cumpla el derecho a la vivienda, acabar con la temporalidad, tener una empresa pública de energía, defender los servicios públicos y para llevar a cabo un programa progresista”.
Esta advertencia de Unidas Podemos ha estado presente durante toda su campaña, pero ha ganado peso en los últimos días. En redes sociales, por ejemplo, recordando el pacto entre Sánchez y Rivera de 2016.
También la confluencia catalana ha usado esta baza en campaña, dirigida especialmente a los votantes catalanes. Desde En Comú Podem han recordado de forma habitual en los últimos días que los líderes de PSOE y Ciudadanos apoyaron en su momento la aplicación del artículo 155 en Catalunya.
Sánchez e Iglesias coinciden en parte en su apelación al voto útil, pero pugnan en el objetivo final que buscan ambos candidatos. El secretario general del PSOE pretende lograr una amplia mayoría que le permita gobernar en solitario y con apoyos en el Congreso. Reeditar el Ejecutivo que salió de la moción de censura. El líder de Unidas Podemos quiere evitar esta situación y, además de bloquear un posible pacto con Rivera, lograr los apoyos necesarios para que un Gobierno de coalición que incluya a los suyos sea ineludible.