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Sánchez vuelve a centrarse en la lucha contra la abstención tras salir vivo del combate con Casado y Rivera

Tras tres días sin 'mitinear', Pedro Sánchez ha vuelto a la carretera –y al avión– para encarar la recta final de la campaña con una agenda frenética de hasta tres actos al día. El candidato socialista ha salido vivo de los debates y, después de haber confrontado con Pablo Casado y especialmente con Albert Rivera, vuelve a centrarse en la lucha contra la abstención del electorado progresista y la estrategia del voto útil como proclamas para ganar a PP, Ciudadanos y Vox, cuya suma de 176 escaños en el Congreso puede dar al trate con los planes de Sánchez de seguir en La Moncloa. 

El PSOE tiene claro que si Casado tiene los votos suficientes junto con Rivera y Santiago Abascal será presidente del Gobierno. El líder de Ciudadanos no lo ha descartado y ese fue el principal reproche de Sánchez al que hace tres años fue su aliado durante el debate en Atresmedia: el “abrazo” a la “ultraderecha”. El ejemplo de Andalucía está aún cerca y los socialistas confían en que ese miedo a que los “tres temores” se hagan con el poder movilice al máximo a los suyos. La idea la repiten todos los cargos socialistas que tienen un micrófono delante.

“Quedan pocos metros para llegar a la meta y ahora es cuando tenemos que apretar –dijo Sánchez en su primer mitin tras los debates y después de estrenar 'Estamos muy cerca' como nuevo lema–. Tenemos que ganar y gobernar”. Que nadie se quede en casa es una de las obsesiones del líder del PSOE: “La derecha solo tiene un clavo ardiendo al que agarrarse, que es la abstención”. 

“Pido una enorme movilización para acabar con la corrupción, la confrontación y la desigualdad. Estamos muy cerca de que pase”, dijo unas horas después en Asturias: “Estamos muy cerca de que, pese a lo que digan los estudios demoscópicos, el PSOE tenga una amplia mayoría para que dependa de sus propias fuerzas”. 

En los cuarteles de Moncloa y Ferraz están convencidos de que la abstención dejó a Susana Díaz en la oposición y consideran que una movilización masiva del electorado –que supere el 70%– permitirá a Sánchez seguir en al frente del Gobierno. Por eso el candidato socialista trata de insuflar ánimos a los suyos, pero hace equilibrismos para que no se confíen: “Estamos muy cerca de lograrlo, pero hay un riesgo real y es que la derecha y sus tres siglas sumen”. Tras los debates, en el equipo del presidente también consideran que los golpes que se propinaron Casado y Abascal abre una ventana de oportunidad más de superarles, ya que han dado la impresión de no estar preparados para formar un Gobierno, según explican en Moncloa.

“La abstención es la cuarta derecha de estas elecciones. Un día de abstención son cuatro años de retroceso y el día 29 no hay derecho de reclamación o devolución. Para que no nos pase lo que pasó el día 3 de diciembre en Andalucía, todo el mundo a votar”, exclamó la número dos del PSOE, Adriana Lastra, en el mitin que ha protagonizado con Sánchez en Gijón.

El otro mensaje en el que se centrará Sánchez en los dos días que quedan antes de poner fin a la campaña es en el voto útil para el PSOE. “No hay intermediarios”, es la fórmula que ha escogido para decir que quienes quieran un Gobierno que presida él para dejar fuera de las instituciones a la derecha deben votarle a él y no a otras formaciones que puedan apoyarle.

El mensaje vale especialmente para los electores que dudan especialmente entre los socialistas, Unidas Podemos, Compromís e incluso a Ciudadanos. Convencidos de que Sánchez logró capitalizar el debate en RTVE el voto indeciso del centro, el presidente alejó la posibilidad de un entendimiento con Rivera para evitar fugas hacia la candidatura de Pablo Iglesias. No obstante, Sánchez quiere abandonar el terreno de los pactos postelectorales: “No hagamos castillos en el aire. La amenaza es real: si las tres derechas suman el 28, ¿de qué vamos a hablar el 29?”. “El 29 hablaremos de qué queremos hacer en este país desde las posiciones progresistas”, agregó sobre la posibilidad de superar a Casado, Rivera y Abascal. En Moncloa aseguran que no dejarán a nadie fuera de esas conversaciones –salvo a la extrema derecha–, aunque su deseo es que la suma con Unidas Podemos, PNV y Compromís sea suficiente. 

Sánchez ha diseñado una campaña presidencialista –él ha sido el gran protagonista y atrás han quedado referencias del pasado como Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero con las que el PSOE solía contar en sus campañas– en la que ha presumido de la gestión de los últimos diez meses. El 'efecto Moncloa' ha catapultado a la primera posición en todas las encuestas con una importante distancia respecto a sus rivales. No obstante, en el PSOE ven el “riesgo real” de que las tres derechas consigan la mayoría y ven en el miedo a Vox el principal reclamo para que los ciudadanos progresistas acudan a las urnas el 28A.