Pedro Sánchez está convencido de que su victoria en las primarias del PSOE supone un revulsivo para el partido. El secretario general se ve capaz de conectar con un sector de la izquierda que abandonó a los socialistas en los últimos procesos electorales. A esa parte del electorado apeló ya en la campaña frente a Susana Díaz y Patxi López y se dirigirá en su nueva etapa en Ferraz. En Podemos sostienen desde hace meses que los trasvases de votos entre partidos no alcanzarán los niveles de años anteriores y han optado por apelar a las clases populares
En el PSOE existe un dilema sobre si el crecimiento se puede producir por el centro o por la izquierda. El discurso de Sánchez durante los últimos meses ha buscado ganarse el espacio por la izquierda. Incluso su lema en la recta final de la competición fue Aquí está la izquierda. Pese al inequívoco viraje de sus propuestas para su nueva etapa en Ferraz, Sánchez sostiene que no ha protagonizado un “giro”, sino que pretende situar al PSOE en el que considera que es su lugar: la izquierda.
De hecho, la intención del líder socialista es que el PSOE asuma en su inminente congreso de junio que la debacle electoral no comenzó con él, sino que fue consecuencia de la gestión de la crisis por parte de José Luis Rodríguez Zapatero. Para Sánchez, fue a partir de 2010 cuando el PSOE comenzó a perder votos. De hecho, considera que él frenó la sangría hacia Podemos.
Frente a quienes en su partido creen que el PSOE tiene votantes en la abstención y que la recuperación tiene que venir por el centro, Sánchez se va a lanzar a por los del partido que lidera Pablo Iglesias. “Me siento muy próximo a los votantes de Podemos”, expresó este jueves en medio de la explicación de por qué no apoyará la moción de censura contra Mariano Rajoy impulsada por Unidos Podemos.
“Para una parte del electorado de Podemos, constituimos una esperanza porque han visto en nosotros una capacidad de rectificación que ese electorado pedía al PSOE. Además, había votado a Podemos por disgusto con las políticas que estaba haciendo el PSOE”, expresa uno de los hombres de máxima confianza de Sánchez, José Luis Ábalos, en una entrevista en Cuarto Poder.
En el PSOE de Sánchez creen que la situación de Podemos les facilita la recuperación de su antiguo electorado. Según Ábalos, esas fugas se produjeron por enfado con el PSOE, más que por “confianza” en el partido de Iglesias. “En este tiempo han podido ver que la utilidad de ese voto es muy relativa”, argumenta. También en esa línea se ha pronunciado el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, que ha reconocido que algunos ciudadanos que optan ahora por Podemos son antiguos votantes del PSOE. “Todos estamos cerca de esos votantes que un día votaron al PSOE y que ahora nos han dejado de votar”, ha asegurado el presidente extremeño, uno de los líderes regionales del PSOE que apoyó a Susana Díaz en las primarias y que criticó la “podemización” de Pedro Sánchez
Tanto en Podemos como en el PSOE han mirado con mucha atención los procesos congresuales de sus adversarios. A la mayoría de socialistas les interesaba que ganara Iglesias, porque consideran que les deja un mayor espacio. “La gente moderada de Podemos puede sentirse atraída por este PSOE de Pedro Sánchez”, explica el politólogo Sebastián Lavezzolo. “La victoria de Iglesias sobre Errejón es una segunda sonrisa del destino para Pedro Sánchez porque le permite recuperar voto”, añade.
Los críticos con Sánchez dan por hecho que experimentará un incremento en las próximas encuestas, pero dudan de que sea capaz de mantenerlo en el tiempo.
El politólogo José Fernández-Albertos también comparte que Sánchez tiene más posibilidades que Susana Díaz de atraer al electorado de izquierdas y cree que es una estrategia más acertada que mirar a su derecha: “En el contexto actual tiene más votantes disponibles a su izquierda que hacia el centro”. Considera que pueda arañar algunos puntos entre los electores que tienen “simpatías” por los dos partidos y aquellos que, inclinándose hacia Podemos, no comparten la “estrategia” de Iglesias y le valoran negativamente.
No obstante, considera que esa bolsa de votantes no es muy grande porque ambas formaciones tienen bastante “consolidado” a una importante parte de su electorado: “Hay una parte de electorado bastante resistente a los cambios a corto plazo”, concluye el investigador del CSIC.
Esa es precisamente la tesis que sostiene la mayoría de los dirigentes de Podemos desde hace meses y que se impuso en Vistalegre 2.
El secretario general, Pablo Iglesias, aseguraba en una entrevista con eldiario.es en octubre de 2016 que Podemos se equivocaría si pensaba que podrían engrosar su base social con “los que han votado toda la vida al PSOE” y que ahora están “decepcionados”. “Creo que la mayor parte de esos ya vinieron hace mucho tiempo”, señalaba.
El líder de Podemos avanzaba entonces uno de los ejes del debate ante la II Asamblea Ciudadana del partido: “Creo que tiene que ver con ese 'votante gamonal' a los que nos tenemos que acercar que el perfil de señor mayor de izquierdas de toda la vida al que su partido socialista le ha traicionado”.
En Vistalegre 2 sí se dio la disputa entre dos modelos. El de Iglesias, que resultó ganador, defendía no obcecarse con el votante del PSOE para centrarse en las “clases populares” que habitualmente han vivido de espaldas a la política. El que lideraba Íñigo Errejón sostenía que si Podemos dejaba que el PSOE se recompusiera, habría “fracasado” y apostaba por “aprovechar la crisis existencial del PSOE para formar una nueva mayoría en nuestro país”.
Las tesis de Iglesias las sostiene también el coordinador federal de IU, Alberto Garzón. En una entrevista con eldiario.es en noviembre de 2016, señalaba sobre el futuro de Unidos Podemos: “No hay un automatismo entre la caída del PSOE y de su legitimidad entre su base social y el crecimiento de Unidos Podemos”