Pedro Sánchez ha desaparecido. Acostumbrado a una agenda pública repleta, el líder del PSOE ha optado por esconderse del foco tras los resultados del 26J. Es el único candidato que no se ha enfrentado a las preguntas de los periodistas tras las elecciones. Su única comparecencia fue al filo de las 23:30 horas el domingo, en la sala Ramón Rubial de Ferraz, ante decenas de militantes. Su breve intervención –no llegó a diez minutos– ha sido la única reacción en público del jefe de los socialistas tras los comicios, de los que subrayó la victoria del PP y el mantenimiento de la “hegemonía” de la izquierda.
El secretario general del PSOE solo mantuvo agenda oficial el lunes y el martes. En la tradicional Ejecutiva celebrada, a puerta cerrada, el día siguiente de las elecciones, Sánchez marcó la posición del partido ante la hipotética investidura de Mariano Rajoy: los diputados socialistas no permitirán un Gobierno del PP “ni por activa ni por pasiva”.
Sánchez no lo ha dicho públicamente. Fue el portavoz parlamentario, Antonio Hernando, el encargado de trasladar la posición oficial del partido, pese a que horas antes el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, y el número dos del PSOE, César Luena, abrieron la puerta a una posible abstención para impedir terceras elecciones. En Ferraz salieron en tromba después para negar esa posibilidad, aunque fuentes socialistas de distintas federaciones admiten que el PSOE acabará absteniéndose pero que no es el momento de decirlo porque Rajoy tiene que “currárselo” antes. El que más claro lo ha vuelto a dejar es Fernández Vara, que ha reconocido que la opción viable es una “mínima abstención de última hora”. No es el único que lo piensa, pero los demás prefieren esperar a los movimientos del presidente en funciones. “No se lo podemos dar todo hecho”, expresa un destacado dirigente.
Una vez abierta la polémica, Sánchez viajó a Bruselas para reunirse con sus homólogos socialdemócratas europeos. El líder socialista rechazó contestar a los periodistas a su llegada al encuentro. Al finalizar, abandonó el edificio por una salida distinta al lugar donde se esperaba a los distintos líderes socialdemócratas y por donde salieron, por ejemplo, Hollande y Renzi, según informó Europa Press.
El equipo de Sánchez asegura que estará fuera de escena hasta el próximo lunes y que permanecerá descansando con su familia. No obstante, en este tiempo de silencio público, el líder socialista ha mantenido contactos con distintos dirigentes del partido. “Desaparece conscientemente. Hay que tomar distancia para tomar las mejores decisiones”, dice un barón de los más afines al secretario general.
Sánchez se vio con Felipe González este miércoles en el domicilio del expresidente para abordar el posicionamiento ante la investidura, según publicó Vozpópuli. Sánchez y su equipo han mantenido ese encuentro en la opacidad total: ni se publicitó antes ni confirman que se produjera después. Tanto su jefe de gabinete -un hombre próximo a Sánchez, que maneja su agenda y que es su sombra desde hace meses- como la jefa de prensa del PSOE aseguran desconocer si la reunión de Sánchez con González se ha producido. Tampoco figura en su agenda.
El líder del PSOE tiene en González uno de sus principales referentes y consulta con él con normalidad, según reconocen fuentes socialistas. El expresidente dejó claro cuál era su posicionamiento ante la posible investidura: “Ni el PP ni el PSOE deberían impedir que el otro gobierne”, expresó en una entrevista publicada en El País el pasado 28 de enero.
Con este resultado, hay dirigentes socialistas que consideran que deben dejar gobernar al PP porque es el claro ganador de las elecciones. No obstante, admiten que aún no es el momento de tomar la decisión y coinciden con Ferraz en la estrategia de quitarse del foco mediático y trasladar la presión al PP, que es quien tiene en su mano continuar en Moncloa.
Ferraz y los barones –excepto el extremeño– coinciden en negar ahora la hipotética abstención. En esa línea irá la resolución del Comité Federal –el órgano del PSOE en el que están representados los poderes territoriales– que aprobarán los socialistas el próximo 9 de julio, según fuentes socialistas. “El PSOE votará en contra de la investidura de Rajoy y de un nuevo Gobierno del PP”, rezaba el texto consensuado tras el 20D. No obstante, esta vez no prevén dar una oportunidad a Sánchez si el presidente en funciones no logra el apoyo: “Los ciudadanos han dejado al PSOE en la oposición”, recuerdan insistentemente los barones.
Sin embargo, en Ferraz no han descartado tajantemente que el PSOE pueda volver a intentar un “pacto transversal” con Unidos Podemos y Ciudadanos. Sánchez subrayó el pasado domingo que los ciudadanos, tanto el 20D como el 26J, “han reclamado cambio” porque socialistas, Pablo Iglesias y Albert Rivera suman 188 escaños frente a los 137 de Rajoy. En el sector crítico piensan que esa idea puede estar en la cabeza del secretario general, pero la rechaza.