El PSOE ha impuesto la ley del silencio. Más allá del no a Mariano Rajoy, la dirección del PSOE evita pronunciarse. En algunos sectores del partido cunde el desconcierto sobre qué pasará después de la investidura fallida y cuál será la postura de Pedro Sánchez. El secretario general ha trasladado a los miembros de su dirección tranquilidad y el convencimiento de que, a partir del 2 de septiembre, la presión hacia el PSOE será menor y que se abrirá un nuevo espectro de posibilidades.
“Nos ha comentado que el panorama será diferente”, afirma un miembro de la Comisión Permanente, que enumera varios escenarios posibles tras el fracaso de Rajoy: que el PNV cambie de postura tras las elecciones vascas y gallegas, que Sánchez lo intente, que el PP acabe por retirar a Rajoy o que haya terceras elecciones.
“A partir del día 2 tendremos que tomar otras decisiones. Ya no podremos decir que no sin más. Tendremos que decir otra cosa”, expresa una dirigente próxima a Sánchez para tratar de explicar qué alternativas baraja el líder socialista. “No podemos aventurarnos aún a decir otra cosa sin saber siquiera si Rajoy al final logra salir investido”, agrega para justificar el silencio del posible plan B que permita a Sánchez cumplir su compromiso ante los barones del PSOE: decir no a Rajoy, permanecer en la oposición y evitar terceras elecciones.
El replanteamiento de la postura de los socialistas se trataría en un Comité Federal tras las elecciones vascas y gallegas. Ferraz ha evitado convocar ahora ese órgano interno para aprobar las listas del 25S, pese a que es una formalidad a la que obligan los estatutos. La maniobra se ha producido después de que Ferraz haya impuesto cambios en la lista de los candidatos al Parlamento gallego designados por los comités provinciales, que ha provocado la baja voluntaria de varios miembros de las candidaturas para demostrar el malestar existente entre los socialistas de Pontevedra y Ourense y la amenaza de dirigentes como el poderoso alcalde de Vigo, Abel Caballero, de que no participará apenas en la campaña.
Dirigentes regionales del PSOE dan por hecho que tras los comicios sí se convocará el Comité Federal y que los socialistas podrán replantear su no al PP, pero en el entorno de Sánchez advierten de que si se celebra ese cónclave será exclusivamente para analizar los resultados: “El orden del día está preestablecido y no se puede alterar”, señalan fuentes próximas al secretario general, que agregan que “el escenario no habrá cambiado”, más allá de que el PNV pueda intercambiar apoyos con el PP.
Esa es la esperanza de los socialistas. El voto favorable de los nacionalistas vascos, sumado al de PP, Ciudadanos y Coalición Canaria, supondría un empate en el hemiciclo.
División en las posibilidades
Pero en el abanico de posibilidades con las que se especula en los despachos de los miembros de la Ejecutiva también se baraja la posibilidad de que se abra un nuevo escenario si el PP llegara a presentar un candidato distinto a Rajoy ante el rechazo del Parlamento.
Dirigentes socialistas apuntan que una buena estrategia del secretario general podría ser plantear a última hora una serie de condiciones para cambiar la orientación del voto del PSOE entre las que se incluyera la exigencia de que el presidente en funciones se marche dando paso a otro candidato conservador, así como un paquete de medidas que el PSOE, desde la oposición, pueda vender ante su electorado, sobre todo si le reprocha que permita gobernar al PP.
Fuentes del PSOE sostienen que pedir la cabeza de Rajoy “está fuera de la ecuación”. “No vamos a interferir en eso”, agregan, antes de recordar que el PP ya se negó cuando Albert Rivera lo planteó como condición.
Tampoco hay unanimidad entre quienes creen que el PSOE debería acabar absteniéndose para salir del bloqueo. Frente a los que defienden que el cambio de postura debería sustentarse en una férreas condiciones, en las filas socialistas también hay dirigentes que, desde el anonimato, sostienen que si el PP logra 170 escaños, el PSOE debe abstenerse sin contrapartidas para no dar siquiera la impresión de que han negociado.
Dudas sobre dar un paso al frente
Otra posibilidad, a la que Sánchez no ha cerrado la puerta, es que intente formar un Gobierno alternativo una vez que Rajoy fracase. A pesar de que confesó en la campaña del 26J que había sido un error dejar tiempo a Rajoy para negociar tras las elecciones de diciembre y de que se comprometió a descolgar el teléfono al día siguiente de los segundos comicios para tratar de articular esta vez con éxito un acuerdo con Pablo Iglesias, el líder socialista no se ha movido.
Ante la posibilidad de que Sánchez lo intente otra vez, vuelve a haber división. El sector crítico lo teme. Susana Díaz y el resto de barones alejados del secretario general se encargaron de recordarle que debe quedarse “en la oposición”. Pero los más próximos le animan, como la presidenta balear, Francina Armengol, o el líder del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca.
Tampoco hay unanimidad entre los afines al secretario general. Hay miembros de la dirección que aseguran que no debe intentarlo porque ya fracasó una vez y ahora lo ven más difícil. Sin embargo, hay quienes opinan que tendrá más posibilidades tras el fracaso de Rajoy y ante la amenaza de unas terceras elecciones.
“Podemos y Ciudadanos van a estar más presionados si hay otro candidato”, expresa un miembro de la Ejecutiva, que sostiene que Iglesias podría apoyar a Sánchez y Ciudadanos abstenerse.
Fuentes del PSOE niegan que “en la cabeza de Sánchez esté algo por el estilo” y la razón que esgrimen para que no haya descartado esa posibilidad en sus escasas apariciones públicas desde las elecciones es que “no ha querido entrar en el debate para poner en el foco a Rajoy”.