El PSOE ha entrado en un periodo casi de mutismo. El secretario general ha huido de los focos todo lo que ha podido este verano y también han reducido sus apariciones los barones y dirigentes del sector crítico. Especialmente Susana Díaz, que evita pronunciarse sobre el proceso de formación de Gobierno desde el Comité Federal del pasado 9 de julio. El silencio, la inacción y el mantenimiento del 'no' a Mariano Rajoy se prolongará sin fisuras al menos hasta que pasen las elecciones vascas y gallegas. Tras el 25S y con un fracaso del presidente en funciones, el PSOE puede replantearse su rechazo.
Así lo reconocen miembros de la dirección. “Si Rajoy logra 170 escaños, puede que tengamos que replantearnos nuestra posición -confesaba una dirigente hace unos días-. Eso no quiere decir que finalmente la cambiemos”, apostillaba. Aunque incluso dirigentes próximos a Pedro Sánchez admiten que no aguantarían en el 'no' una vez que Rajoy se quede a seis escaños de la mayoría absoluta, el reconocimiento no se hará público por el momento.
El PSOE lucha en Galicia por mantenerse en segunda posición, por delante de En Marea, y que Xoaquín Fernández Leiceaga se haga con la presidencia de la Xunta gracias al apoyo de la coalición en la que se ha integrado Podemos. La dirección socialista cree que facilitar el Gobierno de Rajoy agudizaría la sangría de votos que sufre por la izquierda.
Tampoco los barones situados en el sector crítico con Sánchez van crear más tensión en el partido hasta que pasen los comicios. Nadie planteará una reconsideración del 'no' a Rajoy ante el proceso de investidura que comienza el 30 de agosto. No obstante, algunos presidentes autonómicos ya han mostrado su intención de abstenerse más adelante y han expresado su preocupación por la inexistencia de un Gobierno con el que coordinarse ante el necesario entendimiento para poner en marcha algunos proyectos.
La estrategia del sector más crítico es no decir ni una palabra más alta que otra con la vista puesta en el congreso interno en el que se dirimirá el futuro del partido. Susana Díaz, que se ha posicionado como principal rival de Sánchez en esa competición, permanece en silencio sobre el proceso de formación de Gobierno desde principios de julio, cuando defendió el 'no' al PP y dejó en manos del secretario general la responsabilidad de “gestionar la decisión” que conjugara el 'no' a Rajoy, que el PSOE se quede en la oposición y que no haya terceras elecciones.
Sánchez tiene aval para votar 'no' a Rajoy y, de hecho, ya trabaja en el discurso que pronunciará en la investidura para sostener el rechazo. Sin embargo, una vez abierto el plazo de dos meses para que algún candidato logre los apoyos suficientes para ser presidente antes de la convocatoria de nuevas elecciones que se producirá tras la investidura fallida del líder del PP, los movimientos en el PSOE se incrementarán con el pretexto de evitar que los españoles vuelvan a pasar por tercera vez por las urnas y más el día de Navidad.
Los críticos pretenden que sea Sánchez quien lleve un cambio de postura al Comité Federal, que tendría que refrendarla, y dan por hecho que no lo haría antes de octubre, tras haber salvado las elecciones en Galicia y Euskadi. El PSOE tendría entonces que buscar una justificación para su cambio de postura.
El PSOE presiona para el 'sí' de PNV
Algunos socialistas barajan la posibilidad de que Sánchez inicie conversaciones con Podemos y Ciudadanos -los dos partidos cuyo 'sí' necesitaría para llegar a Moncloa- para tantear las posibilidades. Su nuevo veto mutuo serviría al líder del PSOE para defender públicamente que lo ha intentado, pero sus posibles socios han impedido el cambio. Aunque Sánchez ha dejado la puerta abierta a intentar formar Gobierno si Rajoy fracasa, algunos de los dirigentes de su entorno admiten que sería imposible: “Ya lo fue hace seis meses y ahora tenemos menos fuerza”, reconocen. También es el principal temor de los críticos, que han dejado claro que los socialistas deben quedarse en la oposición.
La dirección del PSOE recibió con alivio el adelanto electoral en Euskadi. Algunos dirigentes piensan que el PNV adelantó las elecciones con el objetivo de intercambiar apoyos con el PP en caso de ser necesario. Batet (PSC) rechaza un cambio de postura tras las vascas y gallegas: “Ha quedado claro que el PSOE votará que no”
“El hecho de que el 25S haya elecciones tanto en Euskadi como en Galicia puede condicionar el voto de muchas formaciones políticas y, por tanto, desde el punto de vista táctico puede estar jugando con esto”, ha dicho la dirigente del PSC Meritxell Batet, que ha asegurado que el PSOE tiene la “posición muy fijada” porque se fundamenta en “convicciones”.
Los nacionalistas vascos tienen la amenaza de que Podemos les arrebate la primera posición y se vean obligados a recabar apoyo parlamentario para mantener la lehendakaritza. No obstante, el resultado de un 'sí' de los cinco diputados del PNV dejaría el hemicilo en un empate -si Ciudadanos y Coalición Canaria votan a favor- frente a la mayoría simple (más síes que noes) que necesita Rajoy en una segunda votación.