El PP está convencido de que arrastrará a Ciudadanos a un pacto de gobierno

Con sonrisas y en un clima de satisfacción, los portavoces de PP y Ciudadanos firmaron el viernes el documento de medidas anticorrupción que ha supuesto el arranque de las negociaciones para facilitar que Mariano Rajoy conserve su puesto al frente de Moncloa. Este primer entendimiento entre ambas formaciones hace pensar a los dirigentes de Génova que acabará prolongándose en el tiempo y convirtiéndose en un pacto que dé estabilidad al futuro Gobierno.

“Si llegamos a un acuerdo amplio de medidas, no tendrán ningún argumento para negarse al pacto de legislatura”, defienden fuentes de la dirección del PP. Ese convencimiento, no obstante, no supone dar por hecho la entrada de Ciudadanos en el Ejecutivo, que sería una mayor garantía para la tranquilidad de los conservadores. 

En el PP no esconden que su deseo es arrancar a Ciudadanos su confianza para apoyar al Gobierno de forma estable y que no se limite a secundar la investidura a cambio de la aceptación mutua de una serie de propuestas.

“Deseamos que en el futuro pueda convertirse en un pacto de gobierno”, confesó tras el encuentro el portavoz parlamentario conservador, Rafael Hernando, que también insinuó que la relación se prolongará más allá del mantenimiento de Rajoy en Moncloa. Así, llegó a calificar la actual relación entre ambos partidos como de “principio de un gran amor”.

Sin embargo, en Ciudadanos niegan por ahora que su pacto con el PP vaya a ser tan ambicioso como el que Rivera selló con Pedro Sánchez hace unos meses y sirvió de apoyo al socialista en su investidura tras cerrar el programa “para un Gobierno progresista y reformista”. La entrada de Rivera en un Gobierno presidido por Sánchez nunca se descartó. 

A la medida del PSOE

Ciudadanos no quiere en este momento ir más allá de la investidura. “Esto no es un pacto de gobierno. Por tanto, no tiene por qué ser exhaustivo –defendió el portavoz, Juan Carlos Girauta–. Puede ser amplio, tocar muchos ámbitos pero no todos los de la cosa pública”. Rivera dejó claro que su 'sí' permitirá “poner en marcha el país”, aunque recalcó que sería con un “Gobierno en minoría”. 

La negativa de Rivera complica el camino futuro a Rajoy, que podría encontrarse a la gran mayoría del Parlamento en contra en muchos debates e incluso ser forzado a sacar adelante iniciativas a las que se opone. Sánchez se encarga de recordárselo en cada una de sus escasas apariciones públicas: “Hay una mayoría de fuerzas conservadoras, pero también una mayoría de formaciones que defienden el cambio”, declaró este mismo viernes desde Ibiza.

No obstante, tanto PP como Ciudadanos le reclaman que permita que el Gobierno eche a andar, dado que muchas de las medidas a las que pretenden comprometerse las fuerzas de derechas estaban incluidas en el conocido como 'pacto del abrazo' entre Rivera y Sánchez. 

En Ciudadanos consideran que es el PP quien debe tener la “iniciativa” a la hora de fijar un marco que pueda convertir su anunciada abstención en voto afirmativo. No obstante, más allá de las exigencias anticorrupción ya asumidas por el PP, parece que no mostrará muchas reticencias y ha abandonado exigencias, como la supresión de las diputaciones que impuso al PSOE. De hecho, Girauta ha evitado establecer lo que ha llamado “líneas rojas” a la negociación.

La claudicación mutua

El PP ha mostrado su disposición a ceder al plantear como base para la negociación una serie de medidas que figuraban en el pacto de los socialistas con Rivera. También se ha mostrado abierto a algunas de las medidas económicas de Luis Garicano que llegó a calificar de “disparatadas”. 

Entre las propuestas que está dispuesto a aceptar figura la subida de impuestos a las grandes empresas o la creación de “un fondo de capitalización de trabajadores”, lo que Ciudadanos llama “la mochila austriaca”, que supone acumular unos fondos que luego sirvan de indemnización de despido y que se conservarían si la persona cambia de trabajo. En los escollos, como las modificaciones de la reforma laboral, Ciudadanos ha mostrado una actitud benevolente con los conservadores.  

Pero el entendimiento va a ir más allá de la economía. Hernando ha aceptado un pacto de Estado por la educación, que fue una de las principales exigencias de Ciudadanos en la campaña. Además, da por hecho que el PP ya ha acatado que la reforma del sistema electoral debe tender a una mayor proporcionalidad y que, por tanto, ya ha cerrado la puerta a la apuesta por el modelo griego, que da una prima de diputados al partido más votado siempre que supere un umbral fijo. 

“El PP ha dejado de defender el modelo a la griega desde que el señor Hernando ha firmado nuestro documento”, expresó Girauta. Ese texto incluye medidas a las que se opuso Rajoy con su mayoría absoluta: dotar de una mayor proporcionalidad al sistema, desbloquear las listas y eliminar el voto rogado. 

“Hemos conciliado el interés general con la política y a lo mejor hemos conseguido que el PP se vea impelido a sacar adelante su propia regeneración”, sentenció Girauta en su rueda de prensa en la que dejó entrever la disposición casi absoluta de Ciudadanos a sellar un acuerdo sobre distintas medidas. El PP se agarra a ese acercamiento para creer más cerca la estabilidad de la legislatura en el caso de que Rajoy sea investido.