“Reiderstvo”, el método criminal con el que los inversores rusos arruinaron Zed

Reiderstvo, o en inglés, raiding. Es el nombre del “método criminal” que usaron los inversores rusos de Zed WorldWide para hundir la empresa y hacerse con su control pagando un precio irrisorio. Al final consiguieron arruinar la compañía y los hermanos Pérez Dolset, Javier e Ignacio, creadores del videojuego Commandos, tuvieron que solicitar el concurso de acreedores en 2016.

Su pecado, el que dio origen a la estrategia de derribo, fue denunciar que sus socios rusos estaban pagando cantidades ingentes de dinero al hijo de un ministro de Vladímir Putin.

Así lo describen los fiscales de Anticorrupción José Grinda y Carlos Yáñez en la querella de la Operación Hanta, en la que han trabajado junto a los especialistas de la Policía en tramas de Europa del Este y los delitos económicos. El escrito de 99 páginas dedica una parte a relatar el derribo planeado de Zed por parte de los socios rusos de la empresa, molestos por una investigación interna que llegó a alertar al FBI. Sus agentes interrogaron a los hermanos Pérez Dolset en una investigación sobre sus conexiones con magnates próximos al presidente ruso.

El FBI y la Fiscalía Anticorrupción española empezaron a colaborar tras una denuncia de Javier Pérez Dolset. El empresario describió “una serie de actuaciones personales, societarias y empresariales” que los investigadores identificaron como reiderstvo. Los fiscales describen esta práctica del “entorno criminal ruso” como las “actuaciones de distinta intensidad, ejecutadas en diversas líneas y que culmina con una situación de bloqueo institucional y económico de la compañía”. El objetivo final es “incautarse” de la sociedad, adquirirla casi a coste cero.

La denuncia inicial les llevó a descubrir el ataque de los rusos para hundir la compañía, pero también cómo los dueños de Zed estaban desviando dinero y ocultando su capital ante la previsible quiebra. Javier Pérez Dolset ha sido enviado este viernes a prisión sin fianza acusado de fraude e insolvencia punible. Los fiscales creen que oculta más de 100 millones de euros en Panamá.

Pérez Dolset contactó con los rusos en 2008. Vipelcom, la compañía del magnate Mijaíl Fridman, había encargado a una filial (TEMA) un contrato de “agregación de contenidos” para móviles al que no podía hacer frente. Ahí empezaron los contactos con Zed, líder en ese sector. Vipelcom y Zed se asocian para controlar TEMA, lo que supuso para la empresa de Pérez Dolset que los rusos se convertían en su principal fuente de ingresos con el 43% de su facturación.

Sobornos al entorno de Putin

Cinco años más tarde empezaron los problemas para Zed, cuando sus responsables descubrieron que los socios estaban desviando dinero a la empresa de Vladimirovich Kolokoltsev, hijo del ministro del Interior ruso. Su compañía, proveedora de Vipelcom, se sentía “injustamente tratada”. La respuesta de Fridman -que contó siempre la colaboración de su mano derecha, Vage Engibaryan- fue incrementar los pagos sin justificación, que sumaron 30 millones de euros.

Un trabajo de la auditoria PWC para Zed desveló que los pagos al hijo del ministro ruso, quien había creado las empresas como pantalla para canalizar los sobornos. Pérez Dolset quiso cerrar el grifo por “no existir una razón comercial” para esos pagos. La reacción de sus socios rusos, con Fridman a la cabeza, fue inmediata y radical: cancelaron todos los contratos con Tema, le provocaron un perjuicio de 30 millones de euros y diseñaron una estrategia para “asfixiar” Zed.

Sin motivo, comunicaron a la empresa que rompían todas las relaciones comerciales, cortando de esa manera el flujo principal de ingresos de Zed. Además, en 2014 denunciaron a los Pérez Dolset en Holanda por administración desleal y solicitaron un arbitraje. En ese país tiene su sede el holding internacional creado por los hermanos. Para resolver las diferencias entre los socios, las autoridades holandesas designaron al abogado Peter Wakkie como administrador.

Durante los primeros meses, Wakkie desarrolló su labor “con imparcialidad”, según Pérez Dolset, pero a partir de marzo de 2015 “su conducta comenzó a ser totalmente contraria al interés empresarial, con lo que se agravó la situación económica y financiera del grupo”. Detrás de ese movimiento los investigadores sitúan a los rusos, porque “el cambio de actitud coincide en el tiempo” con la constitución de una compañía que nombra a Wakkie presidente ejecutivo. La empresa, Highland Marine Stichting, está controlada por Fridman.

Según la denuncia de la Fiscalía Anticorrupción, durante su etapa como administrador en medio de un arbitraje, Wakkie no comprobó el desvío de fondos al hijo del ministro del Interior ruso, estableció un sistema de préstamos ficticios que agravó la situación económica de Zed y llegó a bloquear ofertas de posibles compradores. Un “agotamiento económico” que obligó a los Pérez Dolset a solicitar el concurso de acreedores.

El magnate Fridman había culminado su reiderstvo, su “método criminal” para hundir a quienes se habían opuesto a los sobornos al entorno de Putin. En octubre de 2016 los inversores rusos presentaron una oferta por Zed WorldWide de 20 millones, un precio “irrisorio”. Era el punto final de la estrategia, que no fraguó. La empresa española dueña del videojuego Commandos se resistió a la venta pero acabó quebrando en medio de una investigación de Anticorrupción y el FBI que ha llevado a su fundador a prisión.