José Antonio Pérez Tapias, de la corriente Izquierda Socialista (IS) y por ahora único aspirante a sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del PSOE, quiere reubicar de nuevo a su partido en una izquierda que sea reconocible por la ciudadanía. Y para ello, dice, no basta sólo con lamentos y disculpas.
Este sevillano de 59 años, afincado en Granada desde su juventud, que fue diputado en el Congreso en la anterior legislatura, repasa en una entrevista con Efe las razones que le han llevado a presentar su candidatura a las “primarias cerradas” del 13 de julio, arropado por esa vieja corriente interna del PSOE.
Consciente de la dificultad de reunir los 10.000 avales exigidos para formalizar su participación en la carrera sucesoria, Pérez Tapias defiende la necesidad de volver a delinear los contornos de un partido “muy desdibujado” desde la última etapa del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que ha realizado una oposición “ineficaz” con Mariano Rajoy en la Moncloa.
Así, su oferta es recolocar al PSOE “claramente a la izquierda” en políticas sociales y económicas, configuración federal del Estado o laicidad, reconstruir el proyecto socialista y dotarlo de una organización interna más flexible y capaz de conectar con la sociedad.
El PSOE, según argumenta, tiene que ser de nuevo reconocible por los españoles en esa posición, y para ello tiene que recuperar la credibilidad que perdió cuando el Gobierno de Zapatero tomó decisiones contrarias a los postulados socialistas, que han espantado a sus votantes.
De hecho, Pérez Tapias no votó la reforma exprés del artículo 135 de la Constitución en el verano de 2011 y se ausentó del hemiciclo junto con los otros dos diputados de IS, Manuel de la Rocha y Juan Antonio Barrio de Penagos.
Precisamente pone aquella reforma como ejemplo de los errores que ha cometido el PSOE en los últimos años -en su opinión- y dice que no es suficiente con un “mero lamento” ahora o unas disculpas para recuperar la imagen ante la ciudadanía, sino que es necesario tener capacidad de convicción política.
Y eso sólo se consigue, argumenta, si junto al reconocimiento de la equivocación se “actúa en consecuencia” y se propone, por ejemplo, retrotraerse a la situación anterior a aquella reforma constitucional.
“La ciudadanía no percibe un proyecto alternativo”, se lamenta.
A su juicio, Rubalcaba tenía que haber dimitido inmediatamente tras el fracaso de las elecciones europeas del 25M, en vez de postergar su marcha a la espera de un congreso extraordinario; es más, agrega, ni siquiera debería haberse presentado a la Secretaría General en febrero de 2012 después del batacazo que les dejó con el número más bajo de diputados en el Congreso desde la transición.
Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, doctor en Filología y graduado en Teología, saca pecho por la tradición republicana del PSOE en medio de la polémica interna por la próxima aprobación de la ley de abdicación y la petición de algunos diputados para que se les dé libertad de voto.
Según su criterio, el republicanismo “está en el ADN” del PSOE no sólo “como un adorno que se saca para ilustrar ciertos discursos” sino que debe impregnar la práctica política de los socialistas más allá de cómo se organiza el Estado.
Aunque evita entrar en debates coyunturales a rebufo de la abdicación de don Juan Carlos, Pérez Tapias advierte de que “en algún momento habrá que plantear un referéndum” sobre este asunto y otros que, desde su prisma, quedaron sin resolver en la transición.
Con este paso adelante, el candidato de Izquierda Socialista se ha adelantado al resto de posibles aspirantes a liderar el PSOE como la presidenta andaluza, Susana Díaz, y los diputados Eduardo Madina y Pedro Sánchez.
A todos ellos les anima a dar el paso, persuadido de que cuanta más oferta haya más enteros gana el partido entre la militancia y la ciudadanía.
En ese contexto, también apuesta sin medias tintas por las primarias abiertas para elegir al candidato a la Moncloa y confía en que se hagan en la fecha prevista, el próximo mes de noviembre, sea quien sea el nuevo secretario general.