Un total de 1.180 personas murieron en accidentes de tráfico en vías interurbanas durante el pasado año. Esta cifra supone una reducción del 1,5% respecto al dato registrado en 2017, cuando los fallecidos en carreteras convencionales, autovías y autopistas alcanzaron los 1.198. Son, en total, 18 personas menos. Así lo recoge el balance provisional de cifras de siniestralidad presentado este jueves por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que compareció acompañado por el director general de Tráfico, Pere Navarro.
Los datos definitivos, que incluyen también los siniestros registrados en vías urbanas, no se conocerán hasta el próximo verano, cuando la Dirección General de Tráfico (DGT) haya podido recopilar la información trasladada por los ayuntamientos, que son responsables de la seguridad vial en las ciudades. Además, las cifras provisionales reveladas este jueves sólo hacen referencia a los fallecimientos producidos en las 24 horas posteriores al accidente, mientras que el balance definitivo incluye el número de personas que perdieron la vida en los treinta días posteriores al accidente.
Grande-Marlaska celebró esta reducción, si bien señaló que existen “razones” para mantener la preocupación. Citó, por ejemplo, el incremento del número de fallecidos en autovías y autopistas, que pasó de 280 a 303 (+8,2%). La mayoría de estos siniestros se debieron a salidas de vías provocadas por la alta velocidad o los despistes al volante. Además, el ministro detalló que el 20% de esos 303 fallecidos, alrededor de sesenta, fueron peatones atropellados en esas vías. En este sentido, anunció que su departamento está trabajando en distintas posibilidades de señalización de sinestros con el objetivo de reducir estas muertes.
En todo caso, la mayoría de las muertes siguen teniendo lugar en carreteras convencionales. En 2018 fueron prácticamente tres de cada cuatro, el 74% del total. Grande-Marlaska explicó que la mayoría de estos siniestros fueron provocados por salidas de vía y choques frontales.
Es precisamente en estas vías secundarias en las que se rebajará el límite máximo de velocidad. La medida, aprobada mediante real decreto en el último Consejo de Ministros del año, entrará en vigor el próximo 29 de enero. Esta modificación supone la desaparición de los diferentes límites de velocidad genéricos establecidos (90 y 100 kilómetros por hora para turismos y motocicletas, en función de si la vía disponía o no de metro y medio de arcén practicable) reduciéndolo a una limitación general de 90 kilómetros por hora.