Isabel Serra (Madrid, 1989) es diputada de Podemos en la Comunidad de Madrid, integrante del Consejo Ciudadano Autonómico, militante de Anticapitalistas y uno de los rostros visibles de Reinicia Podemos, una de las candidaturas para el proceso asambleario abierto para elegir una nueva dirección política para el partido en la región.
Serra defiende un Podemos donde no haya acumulación de poder y descentralizado para una Madrid que ve muy desigual “en lo social y en lo territorial”, donde las decisiones políticas no se tomen solo en el Consejo Ciudadano, sino con la participación de los órganos municipales, y que no centre su labor sobre todo en la capital.
Su candidatura, más allá de las propuestas propias para Madrid, encarna un proyecto que quiere un Podemos “impugnatorio y antagonista”. Y que no se “subordine al PSOE”, lo que entronca directamente con el debate abierto en Podemos a nivel estatal.
¿Cuáles son las líneas políticas generales que defiende Reinicia Podemos?
Nosotros hacemos un análisis diferente al de las demás candidaturas y parte de que el modelo de Vistalegre ha tenido logros inéditos pero también consecuencias en el plano organizativo, discursivo y programático que han derivado en errores y riesgos. Lo que planteamos es una propuesta para solucionar esos errores y sus consecuencias.
¿Cuáles son esos errores y riesgos?
En lo organizativo tiene que ver con riesgos en torno a la institucionalización y burocratización, en torno a la concentración de poder y la falta de debate político que ha caracterizado los últimos dos años en Podemos. Esos riesgos derivan también de una cultura política que se basa más en la confrontación que en la cooperación. Planteamos poner los mecanismos, porque no es solo una cuestión de voluntad, para que esos riesgos no acaben con el proyecto de Podemos, sino que nos permitan seguir siendo una alternativa al régimen bipartidista que no se parezca a los otros partidos ni en su forma ni en sus políticas.
Ese análisis de que Vistalegre tuvo errores y aciertos es bastante compartido en todos los niveles de Podemos. Pero difieren en las soluciones. ¿En qué se concreta su propuesta?
El análisis es compartido en tanto que necesitamos un nuevo modelo para el nuevo ciclo, pero nosotros también consideramos que el modelo Vistalegre no ha sido beneficioso para el anterior ciclo ni para el actual.
En cuanto a propuestas concretas: democratizar, descentralizar y territorializar. Eso pasa por que no haya duplicidad de cargos y evitar la concentración de poder, por limitar los cargos institucionales dentro del Consejo Ciudadano. Nosotros hemos establecido que haya un tercio como máximo. También planteamos un Consejo Territorial para que los secretarios generales municipales tengan voz y tomen decisiones sobre cuestiones que tienen que ver con la orientación de Podemos o con la financiación del partido. Un consejo que tenga capacidad de decisión.
También apuestan por restar poder a la Secretaría General. ¿Por qué?
Sí, planteamos crear una figura adjunta, una portavoz o un portavoz, que tenga competencias en lo que tiene que ver con convocar los órganos, con tener presencia en los medios y con las relaciones con otras organizaciones políticas. Si el secretario general fuera hombre, este cargo lo tendría que ocupar una mujer.
¿Esta figura sustituiría al secretario político?
Sería una especie de Vicesecretaría General. Apostamos por mantener la Secretaría Política y la de Organización.
En cuanto a la acumulación de responsabilidades orgánicas y la presencia de cargos institucionales, usted misma es cargo institucional y orgánico. ¿Es posible hacerlo ahora mismo en Podemos? ¿Hay relevos suficientes?
Sí. Hay mucha gente con capacidades para estar en los órganos políticos. El modelo donde no se impide esa duplicidad genera una concentración de poder.
Con respecto de los cargos institucionales consideramos que tiene que haber una vinculación entre el grupo parlamentario y el órgano político. Y eso lo digo porque ha habido un debate sobre si deberíamos plantear la no duplicidad de cargos también con los institucionales. Nosotros consideramos que lo peor que le puede pasar a un grupo parlamentario es que se autonomice, que es algo que ha pasado en muchos partidos.
¿Eso ha pasado también en Podemos Madrid, donde ha habido problemas entre la dirección política y el grupo?
Sí, ese riesgo está ahí. A veces quien tiene todo el tiempo del mundo para hacer política, quien tiene más posibilidades de salir en los medios y tiene todas las condiciones para que sus actos influyan más, puede determinar la orientación de la organización. Nosotros pensamos que las líneas políticas del grupo parlamentario tienen que estar determinadas por el órgano político. Hay que evitar lo que es un riesgo evidente.
¿Por qué limitar a un tercio la presencia institucional? ¿Qué motivo hay en esa proporción?
Es una propuesta que se puede revisar en el debate que empezamos ya con las otras propuestas y con los círculos. Nuestra propuesta se basa en que no haya más del 50% de cargos institucionales para que no puedan determinar la orientación del conjunto de la organización. Un tercio responde a ese interés de no desvincular el grupo pero que no influya demasiado.
Mencionaba antes la descentralización. ¿Es necesario en una comunidad como Madrid, un territorio relativamente pequeño? ¿Existe una desconexión del Consejo Autonómico y la región?
Precisamente las características de Madrid fomentan más estos riesgos. Es una comunidad uniprovincial y la capital tiene unas características muy distintas a las del resto del territorio y con un gran peso en cuanto a población. La comunidad de Madrid es muy desigual desde el punto de vista social y también desde el territorial. Tenemos que evitar que solo importe lo que pasa en la ciudad de Madrid.
En los últimos meses desde las candidaturas de unidad popular (CUP) de la región se ha venido denunciando una ausencia de dirección desde el Consejo Autonómico. Usted que estaba tanto en el grupo como en la dirección, ¿cuál ha sido el problema con las CUP?
Es evidente que el CCA no ha funcionado como debería. Ha habido una ausencia por parte del secretario general saliente [Luis Alegre] y que las dimisiones que se producen en marzo derivan en una crisis que algunos de los que estábamos ahí intentamos solucionar manteniéndonos en ese consejo. Ahora tenemos la oportunidad de repensar el proyecto y también de tener una organización política que se ocupe del conjunto del territorio.
Sobre las CUP, lo que tenemos que hacer es avanzar en esa coordinación con el resto de espacios políticos y sociales de la comunidad. Y eso pasa por no imponer desde Podemos a las CUP, que son una cosa diferente, sino partir de esa pluralidad, entenderla como algo beneficioso y trabajar con ellas. No hay que imponerles la línea de Podemos sino fomentar que esos espacios cada día sean más. En el documento planteamos que aspiramos a que en las próximas elecciones consigamos aunar una mayoría social que se traslade a una mayoría política que siga en esa línea de construir nuevos espacios sociales y políticos.
La CUP más importante que hay es Ahora Madrid, aunque no se considera como tal pero el modelo es muy parecido. Entre los firmantes de sus documentos hay algunos concejales del Ayuntamiento que han sido críticos con el Gobierno de Manuela Carmena. ¿Tampoco está funcionando Ahora Madrid como espacio político?
Nosotros planteamos que la forma de hacer municipalismo no se puede reducir al ámbito institucional y tiene que ampliarse al ámbito social. Los concejales que han firmado los documentos de Reinicia Podemos entienden esto como uno de los objetivos prioritarios. Y ahí pueden existir diferencias a la hora de entender el Gobierno de Ahora Madrid. Solo tendremos éxito si las capacidades o los medios que tenemos gracias a la entrada en el Gobierno municipal los acompañamos de estar vinculados a todo el entramado y tejido social de la Comunidad de Madrid, una vinculación que nos permitió conseguir el Gobierno de Madrid. Solo así tendremos éxito en lo que se refiere a cambiar las políticas que hay en la ciudad de Madrid para que beneficien a la ciudadanía.
El Ayuntamiento de Madrid es la administración más grande con presencia de Podemos. Desde esta experiencia, ¿se puede gobernar hoy sin tener que renunciar a algunas medidas o a determinados principios? Es una dicotomía simplificada, pero ¿Todo o nada o conformarse con lo que se pueda hacer?
Tenemos que salir de esa dicotomía. Obviamente cuando entramos en gobiernos nos damos cuenta de que no era tan fácil todo, que hay muchos elementos que dificultan poner en marcha políticas de cambio estructural que mejoren la vida de la gente. Eso no quiere decir que dejemos de tener claro que tenemos un proyecto, que ese proyecto es nuestro objetivo y que tenemos que aplicar políticas en esa dirección. Y ya veremos hasta dónde llegamos. Es un riesgo para Podemos olvidarnos del proyecto por culpa de los giros tácticos que ha dado Podemos en dos años. Vistalegre tenía consecuencias negativas y riesgos también en lo programático y lo discursivo. ¿Cómo conseguimos seguir teniendo un proyecto? Teniendo debate político en la dirección y en el conjunto de la organización.
Se abre ahora un periodo de debate, negociación y posible fusión de documentos en el proceso asambleario. ¿Han empezado a hablar ya con otros equipos?
No hemos empezado todavía la negociación. En nuestras propuestas han colaborado unas 400 personas en encuentros abiertos. Pero ahora empieza el debate. Y ese debate no es solo con las candidaturas, sino con todos los textos y propuestas que se planteen. Pero también hay propuestas que aparecen en los debates con los círculos. Y esas también hay que incorporarlas.
Las negociaciones con otros equipos serán fundamentalmente las personas firmantes de esos documentos. Aun así, en Reinicia Podemos pasaremos por un encuentro abierto la decisión sobre si llegar a acuerdos con otras candidaturas. Y lo someteremos a votación.
¿Qué puntos son irrenunciables? O si son menos, ¿cuáles están dispuestos a negociar?
En lo organizativo vamos a ver muchas propuestas en los otros documentos que pueden ser totalmente integrables si se basan en esos objetivos que tienen que ver con democratización y descentralización. No tenemos líneas roja definidas en este sentido, pero sí tienen que ir contra la institucionalización, burocratización o concentración de poder. En este sentido, la no duplicidad de cargos me parece uno de los elementos fundamentales, pero decidiremos en asamblea si es línea roja o no.
Hay otra cuestión que tiene que ver con el proyecto político, con lo que creemos que tiene que ser Podemos. Y para nosotras sí es fundamental. En este momento de crisis de gobernabilidad, de desmovilización social y de que las élites económicas están intentando imponernos la responsabilidad o el consenso por encima de políticas que vayan encaminadas al beneficio de las mayorías sociales, tenemos que presentar un proyecto que sea impugnatorio del régimen bipartidista y que no sea subalterno al PSOE. Si las otras propuestas nos dicen que la solución para la crisis de identidad que atraviesa Podemos pasa por parecernos a otros partidos en las formas o en las políticas que planteemos, no estaremos de acuerdo. El éxito de Podemos pasa por ser impugnatorio y antagonista. Defendemos a las mayorías sociales, no a las élites como ha hecho el bipartidismo.
Tras el debate de documentos vendrá el debate de los nombres y las primarias. Hablaba antes de las dimisiones de marzo y de que esta Asamblea Ciudadana debería servir para cerrar la crisis que se visibilizó entonces. Pero nada impide que vuelva a salir de las primarias un Consejo dividido. ¿Cómo evitarán no caer en los mismos problemas? ¿La competición entre listas no anticipa ya un enfrentamiento?
Nosotros hemos establecido desde el Consejo Ciudadano establecer primero el debate político y luego qué personas formarán parte de esa dirección política. Eso quiere decir que vamos a elegir primero el proyecto y luego las personas. Puede ser que si gana unos documentos con el que hay personas que no se sienten reconocidas no den el paso para presentarse a las listas.
Y en segundo lugar, planteamos que el modelo de Vistalegre ha derivado en una cultura de la confrontación más que de la cooperación. Y hay que poner los mecanismos para evitar eso. Uno de los mecanismos es un sistema de primarias que huye de la confrontación porque es más proporcional. Eso puede hacer que en la futura dirección política se integre una pluralidad que supere la lógica de la confrontación.
¿Está pensando en optar a la Secretaría General?
No, no me lo estoy planteando. Tendremos que decidir en común a quiénes presentamos desde Reinicia Podemos o desde la candidatura que se haya configurado si hay acuerdos. La lista tendrá que ser decidida por el conjunto de las personas que formen parte de ese proyecto.