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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Investigación

La Policía espió a dos colectivos sociales madrileños durante tres años con una agente infiltrada

María Peres llegó a Madrid desde Alicante al final del verano de 2020, oficialmente para estudiar una carrera por la UNED y trabajar como cuidadora de una anciana. Pronto se introdujo en dos movimientos sociales de la capital, en los que se ofrecía a acudir a todo tipo de actos y acciones de protesta. Durante casi tres años, esta joven se paseó por numerosos centros sociales y sedes políticas de la ciudad.

Quienes la conocieron describen a María como una persona hermética pero siempre dispuesta a participar en cualquier evento. Los que trataron con ella sienten rabia e impotencia tras conocer que nada de lo que decía era verdad: María Peres, en realidad, es L. R. de V., una agente del Cuerpo Nacional de Policía que estuvo infiltrada entre mayo de 2020 y otoño de 2023 en el Movimiento Antirrepresivo de Madrid (MAR Madrid) y Distrito 104, un colectivo del barrio de Aluche. Ahora saben que durante un trienio alguien se hizo pasar por activista para acceder a los debates e iniciativas de organizaciones perfectamente legales.

El MAR Madrid es un grupo que lucha por la amnistía total para los que considera presos políticos. El Movimiento Antirrepresivo convocó movilizaciones en protesta por la entrada de Pablo Hasél en prisión, hace ya tres años, y la concentración anti-OTAN de junio de 2022, además de ser muy críticos con Pablo Iglesias y Yolanda Díaz. Por su parte, Distrito 104 se autodefine como una asamblea de barrio antifascista, anticapitalista y feminista. Compuesto en su mayoría por activistas jóvenes, realizan acciones de agitación, como pintadas y otras actividades ligadas a la formación política de la ciudadanía.

Ni el Ministerio del Interior ni la Policía Nacional han respondido a las preguntas de elDiario.es sobre qué buscaba la infiltración de la agente en este tipo de movimientos ni cómo se eligen los colectivos a espiar.

“La primera noticia que tenemos de ella es su participación en un conocido gimnasio antifascista, en torno a noviembre de 2020”, relatan desde el MAR Madrid. Por aquellas fechas, María Peres también comenzó a introducirse en Distrito 104. “Lo hizo en un grupo abierto en Telegram creado por el colectivo para difundir las convocatorias. Hicimos una quedada para acudir a la manifestación antifascista del 20 de noviembre y ella vino. Se presentó como María”, cuentan desde este grupo anticapitalista.

María Peres comienza su infiltración

E. C. es una militante de Distrito 104 que comenzó a participar en esas mismas fechas: “Desde el principio estuvimos bastante unidas porque en la quedada éramos las únicas chicas, así que fuimos juntas toda la manifestación. Nos dimos los teléfonos y, a partir de entonces, casi nos consideraban un pack. Yo la llevaba en coche, porque me lo pedía mucho también, y llegué a estar en su casa un día, en la calle Manuel García, en Colonia Jardín”.

A tenor de lo expresado por esta joven de 25 años, una de las cosas que más llamaba la atención de María Peres era su constante disponibilidad para acudir a cualquier tipo de convocatoria. “A mí me daba vergüenza ir sola, pero ella desde el principio se proponía para todo. Llegó a ir semanalmente a la Coordinadora Antifascista [un espacio en el que se organizan diferentes colectivos de la región] y al MAR Madrid. Me llamaba mucho la atención porque decía ser una persona que no había militado antes, pero desde el principio no tuvo problema en ir a todos los actos y acciones”, reitera.

Los dos colectivos sociales coinciden en recalcar que María Peres sobresalía por su nula formación política. Más allá de responder “sí”, “está bien” o “de acuerdo” a lo que se iba proponiendo, esta policía infiltrada desconocía qué significaba 1312, es decir, ACAB por el orden de las letras en el abecedario, lo que a su vez significa “all cops are bastard”, todos los policías son bastardos, en castellano. “Había cosas muy incomprensibles. Nos resultó muy extraño que tampoco supiera quiénes eran Los Chikos del Maíz”, agregan desde el MAR Madrid. A Distrito 104 le extrañó que María Peres no supiera que “cerdos” es la palabra elegida en grupos antifascistas para denominar a los neonazis.

De Distrito 104 al MAR Madrid

Debido a su militancia en Distrito 104 y su presencia continua en los actos abiertos que organizaba el MAR Madrid desde principios de 2021, en septiembre de 2022 comenzó su integración militante a nivel individual en este último colectivo. 

“Ella ha llegado a estar en diversos espacios sociales de la capital, como la Atalaya de Vallecas, la EKO de Carabanchel, la Traba y la Ferroviaria, y también La Ingobernable en Madrid, La Casika de Móstoles y hasta algunas sedes del Partido Comunista”, comentan desde Distrito 104. Además, María Peres participó en diferentes acciones de los colectivos, tales como pintar en las paredes, colgar pancartas, teñir una fuente de rojo y llegó a ser parte activa en los disturbios que enfrentaron a Policía y manifestantes durante las protestas por el encarcelamiento de Pablo Hasél. En aquel momento, nadie pensaba que podía ser una agente infiltrada.

En el tiempo que duró la infiltración ni el MAR Madrid ni Distrito 104 tenían activistas investigados o acusados de algún delito entre sus filas. Tampoco después han sufrido ninguna detención en estos últimos años, ni siquiera después de que la agente infiltrada abandonara los colectivos.

Comienzan las sospechas

La aparición de otros agentes infiltrados en movimientos sociales de Madrid y Catalunya, uno de ellos en el propio MAR Madrid, puso en alerta a estos dos grupos de la capital. Las sospechas fueron a más en cuanto los dos colectivos comenzaron a poner datos en común. “En el gimnasio al que fue a aprender defensa personal, nos dijeron que esa chica sabía pegar ya, que no era normal la calidad de sus movimientos”, dicen los dos colectivos rememorando lo que conocieron después de que la agente abandonara los espacios.

“Siempre se iba pronto de las asambleas por cualquier excusa, como que tenía que estudiar catalán, así que empezamos a dejar lo importante para los últimos puntos del día”, explican desde el MAR Madrid sobre cómo empezaron a establecer precauciones cuando arreciaron las primeras sospechas. Con el ambiente algo enrarecido, pero con una María Peres que no dejaba de ofrecerse a participar en cualquier convocatoria, esta policía abandonó el MAR Madrid en septiembre de 2023. “Nos puso la excusa de que a la señora que cuidaba la habían ingresado en el hospital, y que ella se volvía a Orihuela en dos días”, explican desde el colectivo.

No fue así. Pocas semanas después, María Peres coincidió por casualidad con un compañero de militancia en Madrid. Tres días más tarde de este encuentro fortuito, también abandonó Distrito 104. “Fue un poco increíble —agregan desde el MAR Madrid— porque cuando se despidió de nosotros nos dijo que tenía la sensación de que pensábamos que era una policía, y que nos dejaba mirar su móvil. Le dijimos que no hacía falta. Preferimos dejarlo pasar, aunque ya teníamos muchas sospechas”.

No fue hasta marzo de este año cuando el MAR Madrid y Distrito 104 acabaron de atar cabos sobre María Peres: su nombre completo falso con el que militaba era María Lucía Rodríguez Peres, algo que descubrieron gracias a un Bizum que ella realizó para pagar unos gastos. Una vez comprobado su perfil falso en X, creado en el mismo septiembre de 2020 y todavía abierto con el nick de @MPERES53348645, aparecen seis seguidores y 46 cuentas que ella sigue. En el caso de su perfil también falso de Instagram, @Marialperes9, que ya ha sido borrado, siempre aparecía con la cara tapada por la mascarilla o de espaldas.

A mediados de ese mes, la sombra de la sospecha se oscureció totalmente sobre María Lucía Rodríguez Peres. A todo ello se sumó que su teléfono móvil ya no establecía la llamada si le contactaban desde los números de sus antiguos compañeros de militancia, pero sí respondía a otros números un hombre y en árabe, según comentan desde Distrito 104 y el MAR Madrid. A día de hoy, el número no existe, según la operadora.

Graduada como Policía en 2020

Las averiguaciones de estos dos colectivos llegaron a rastrear el Boletín Oficial del Estado (BOE). En él, aparecen los listados de cientos de agentes de Policía Nacional que, o bien acceden a la Escuela policial, o bien se gradúan. L. R. de V., un nombre que coincide en algunos términos con el falso y con una sonoridad similar, se incorporó a la Escuela Nacional de Policía, el centro de formación que tiene la Dirección General de la Policía en Ávila. Casi dos años después, antes del verano de 2020, el BOE publicó su graduación como policía nacional e ingreso en el Cuerpo, además de su DNI completo, que no coincide con el que después se daría a conocer en los movimientos sociales. Forma parte de la 34ª promoción.

Para certificar que la agente que aparece en el BOE es la activista que se introdujo en Distrito 104 y el MAR Madrid durante tres años bajo el nombre completo de María Lucía Rodríguez Peres, todavía quedaba cruzar alguna imagen que, finalmente, demostrara las sospechas. Al buscar sus verdaderos apellidos en Facebook, pudieron llegar a perfiles de sus familiares que sí publicaron fotos de ella. 

Además, páginas en Facebook de una academia que forma a agentes de policía y guardias civiles también contenían fotografías en las que se podía apreciar su rostro. 

A lo largo de esta investigación, los intentos por recabar la versión de esta agente de la Policía Nacional han sido en vano. No ha contestado a ninguna de las preguntas. 

Desde el Ministerio del Interior tampoco han explicado qué objetivo pretende con la infiltración de policías en colectivos sociales perfectamente legales y si esta va a continuar, después de que se hayan destapado media docena de casos. Su respuesta tipo es que “las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado garantizan la seguridad y el libre ejercicio de los derechos y libertades de la ciudadanía, en el marco del artículo 104 de la Constitución Española, como corresponde a su función en un Estado de Derecho, y en esos términos actúan, con estricto sometimiento al ordenamiento jurídico”. Por su parte, el Cuerpo Nacional de Policía, ante las preguntas realizadas por elDiario.es, ha respondido que no pueden “facilitar información al respecto”.

Una policía infiltrada más

No es la primera vez que topos de este estilo son descubiertos por la prensa y los movimientos sociales. Desde hace casi dos años, seis de ellos han salido a la luz gracias a las informaciones de La Directa y El Salto. Los nombres con los que se dieron a conocer son Marc, Dani, Ramón, Mavi, María y Sergio. Como en este caso, todos ellos habían estudiado en la academia de Policía de Ávila y habían sido introducidos en los movimientos justo después de su jura como agentes de escala básica.

La incertidumbre en los dos colectivos sobre qué informaciones y estrategias podría haber facilitado la agente infiltrada a la Policía Nacional es total. “No sabemos qué ha dicho de nosotros, ni siquiera qué intenciones tenía cuando entró. Consideramos un abuso de poder por parte de la autoridad movimientos tan opacos como este, que introduce en nuestras vidas militantes personajes totalmente ajenos a ellas con el único fin de perseguirnos y castigarnos”, han explicado desde Distrito 104 y el MAR Madrid.

Para este último colectivo, la infiltración de esta agente “es la enésima prueba de que no hay derechos ni libertades en España”. “Por organizarte al margen de sus instituciones te van a intentar acorralar y controlar de la forma más rastrera, como esta”, afirman. Pese a su diagnóstico, el colectivo afirma que no se dejarán amedrentar por este tipo de ataques basados en la persecución ideológica. “La clave es la colaboración entre colectivos, como hemos hecho ahora. Tenemos que contar con este tipo de cosas, porque no es la primera ni será la última vez que sucedan, para poder seguir dando batalla”, concluyen ambas organizaciones.