Dos informes policiales descartaron que los activistas de Straight Edge hubiesen fabricado artefactos explosivos o incendiarios con los que atentar contra entidades bancarias. Uno estudió multitud de petardos para concluir que eran eso, petardos sin modificar, y el otro analizó muestras de azúcar, vinagre, caldo de lombarda o yeso, y concluyó que con eso, “bien combinado”, podría usarse para hacer bombas de humo. A pesar de que esos documentos se entregaron a la jueza del caso entre marzo y mayo de 2016, el principal acusado, que había ingresado cuatro meses antes, siguió en prisión un año más.
Los dos atestados constan en el sumario que inició el juez Juan Pablo González, pero cuya instrucción llevó a cabo principalmente la jueza Carmen Lamela. La Audiencia Nacional absolvió el pasado 26 de julio a todos los acusados de enaltecimiento del terrorismo y el 8 de agosto confirmó que se cerraba el caso. La Fiscalía ha rechazado recurrir la absolución ante el Tribunal Supremo.
El caso tuvo en prisión a Juan Manuel Bustamante, alias Nahuel, durante 16 meses, la mayoría en régimen de aislamiento. Los agentes le acusaban a él y a otros seis jóvenes de haber atacado dos sedes de entidades bancarias. Tras su detención el 5 de noviembre de 2015, la Policía Nacional -en concreto, la Comisaría General de Información- anunció que habían localizado en los registros sustancias para la fabricación de artefactos explosivos. Como en las grandes operaciones, sobre una mesa expusieron todo ese material, junto con ordenadores, libros y el merchadising a favor del veganismo que tenían en su casa los acusados.
El juez les envió a prisión bajo la acusación, entre otros delitos, de tenencia y depósito de sustancias o aparatos explosivos. Recayó entonces sobre los agentes en encargo de analizar esas sustancias, una tarea que se prolongó durante meses. El primer informe tiene fecha del 14 de marzo de 2016 y está elaborado por dos agentes de los Tedax, los especialistas en desactivación de explosivos, que hicieron una relación de todos los petardos encontrados en los domicilios de los detenidos.
Así, los agentes informan a la jueza de que los presuntos terroristas de Straight Edge tenían artefactos pirotécnicos ‘Toma Hawk’ u ‘Ojos locos’, tracas ‘Pico de oro’ o unos denominados ‘Escuadrilla de ataque’. También encontraron algunas bengalas y botes que desprendían humo de colores. En un primer vistazo, los agentes concluyeron que eran “artículos pirotécnicos industriales, a los que no se aprecia manipulación ni alteración alguna”. Aún así, realizaron un estudio más pormenorizado.
“Se procedió a la apertura de un ejemplar de cada uno de los tipos diferentes, y extracción de muestras de su contenido, que se remitieron a la Unidad Central de Análisis Científicos, Laboratorio Químico-Toxicológico”, reseña el informe. A continuación, recoge fotografías de las sustancias que formaban esos artículos y se especifica qué productos químicos contienen.
Tras ese estudio, los Tedax confirman que “el resultado de los análisis químicos no ofrece anomalía alguna respecto a las sustancias contenidas en los artificios”. Son, dicen, “las sustancias habituales en este tipo de productos”, porque ninguno de ellos ha sufrido “modificaciones ni alteraciones respecto a su formato comercial”.
“Podrían” hacer bombas de humo
Un segundo informe de mayo de 2016 incorporado al sumario analiza las sustancias dudosas encontradas tras los registros. Es un documento mucho más breve, también elaborado por los agentes de los Tedax. De nuevo incluye una relación de las sustancias con su análisis: entre lo encontrado, por ejemplo, “una bolsa con una sustancia blanca” que de la que “tras su estudio se desprende que se trata de sacarosa (azúcar)” o un líquido “morado con olor a cocción de col” que resultó ser “caldo de cocción de col lombarda”. También localizaron vinagre, bicarbonato, sal o ácido bórico, usado como insecticida. Los agentes también encontraron varios tubos de cartón taponados con yeso.
Los investigados analizaron además lo encontrado en un segundo domicilio como un botes de zumo, un bote de aceitunas o un bote de spray 'Laca color fantasía'. Había también más vinagre y azúcar. Hallaron además algunas botellas de agua con ácido clorhídrico dentro y una caja de cerillas. En sus conclusiones, los Tedax apuntaron que “estas sustancias aisladas no son idóneas por sí solas para la elaboración de artefactos explosivos o incendiarios que pudieran ser utilizados en la realización de acciones terroristas”.
Sin embargo, los agentes indicaron que esas sustancias “sometidas a unos sencillos procesos químicos y mezcladas entre sí podrían ser utilizadas como ‘'bombas de humo’”. También dijeron a la jueza que los petardos, debidamente modificados “tienen un comportamiento explosivo” y los vinculan a “organizaciones terroristas”. Antes habían admitido que ni los productos químicos ni los de pirotecnia habían sufrido modificación alguna. Tampoco había rastro de los artefactos supuestamente utilizados para atentar contra las sedes de entidades bancarias, la acusación por la que fueron detenidos los activistas de Straight Edge.
La jueza recibió los informes pero mantuvo a Nahuel en prisión hasta marzo de 2017. A la vista de esos documentos, la Fiscalía concluyó que era imposible mantener las graves acusaciones de integración en organización terrorista y la de haber causado “estragos” terroristas, además de la posesión de explosivos. Ni había artefactos explosivos ni ninguna otra prueba. El Ministerio Publicó finalmente acusó a los seis activistas de un delito de enaltecimiento del terrorismo por sus tuits.
Esos comentarios en redes sociales incluían fotografías de pintadas con diversos lemas. Así, constan mensajes como “La represión nos derriba. La dignidad nos levanta”, “Muerte al capital”, Odiando a España, odiando el tabaco“ o ”No des a nadie el poder de arrebatarte la libertad. Eres dueña de tu vida, ya no una esclava“. La Audiencia Nacional les absolvió con el argumento de que se trataba únicamente de actos de rebeldía.